3. El siglo XX

Mujeres del 27
Imagen de amaiafilo en Wikimedia Commons con licencia CC
No sería justo hacer este pequeño balance de la aportación femenina a la literatura española sin mencionar a las mujeres del 27,  llamadas  las Sinsombrero, haciendo referencia al acto de quitarse el sombre en público que protagonizarían algunas de ellas.
Son mujeres que aportaron a la literatura del momento tanto como los escritores de la misma generación del 27. La nómina es amplia. Entre ellas, podemos nombrar a María Zambrano , filosofa; María Teresa León, escritora; Josefina de la Torre, poeta; Rosa Chacel, escritora; Ernestina de Champourcín, poeta; Concha Méndez, escritora.

Estas escritora serán ejemplo de espíritu rompedor y de modernidad. Reivindicaron su papel intelectual no solo sobre su propia figura, sino sobre la vida cultural que las rodeaba. Así, es fácil seguir la pista de muchas ellas en publicaciones de la época, haciendo reseñas sobre libros, opinando sobre arquitectura y formando parte de una ajetreada agenda social.

Reflexionaron, además, sobre la iconografía propia de la feminidad. Este detalle puede comprobarse incluso a la hora de denominarse. Empiezan a imponerse fórmulas como “autora”, “escritora”, “pintora”...

El trazo más relevante es, sin duda, la introducción de un perfil femenino consecuente a su realidad en sus obras. La mujer se convierte en un personaje pictórico y literario fuerte, emancipado, que lucha contra su destino. Se representan grupos de mujeres con un look moderno, fumando o en actitud intelectual. Las personalidades son fuertes e independientes y hacen suyo un espacio que, hasta el momento, solo estaba permitido a los hombres.

En este enlace puedes conocer más sobre estas mujeres y leer algunos de sus mejores poemas:

escritoras y poetas

Ya en la segunda mitad del siglo XX podemos contar con otros nombres de poetas importantes como son Carmen Conde, Concha Zardoya, Gloria Fuertes o Clara Jarnés.

Actividad de lectura

Lee el siguiente poema de Gloria Fuertes:

Oración

Que estás en la tierra, Padre nuestro,
Que te siento en la púa del pino,
En el torso azul del obrero,
En la niña que borda curvada
La espalda, mezclando el hilo en el dedo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En el surco,
En el huerto,

En la mina,
En el puerto,
En el cine,
En el vino,
En la casa del médico.
Padre nuestro que estás en la tierra,
Donde tienes tu gloria y tu infierno
Y tu limbo; que estás en los cafés
Donde los pudientes beben su refresco.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En un banco del Prado leyendo.
Eres ese viejo que da migas de pan a los pájaros del paseo.

Padre nuestro que estás en la tierra,
En la cigarra, en el beso,
En la espiga, en el pecho
De todos los que son buenos.

Padre que habitas en cualquier sitio,
Dios que penetras en cualquier hueco,
Tú que quitas la angustia, que estás en la tierra,
Padre nuestro que sí que te vemos
Los que luego hemos de ver,
Donde sea, o ahí en el cielo.