4. Betty Edwards, dibujando con el lado derecho del cerebro
Fotografía de Martín Benavides en Flickr bajo CC
Seguramente te estás preguntando qué pinta, aquí en Dibujo Artístico y en este tema dedicado a la enseñanza y práctica del dibujo, la fotografía de un niño montando en una bicicleta. Sigue leyendo y sabrás pronto el porqué ...
En las librerías, tiendas de materiales y secciones especializadas en Bellas Artes encontrarás una abundante colección de manuales para aprender a dibujar con recetas y métodos diversos, pero la gran mayoría son algo repetitivos y muy anclados en la tradición y en las prácticas de copia e imitación. Los hay más generales y los hay específicos para dibujar retratos, desnudos, paisajes, flores, animales, etc. Dentro de esa otra corriente científica que se hablada al inicio de este tema cabe destacar una publicación bien distinta a las anteriores que ha tenido cierta influencia entre profesores de arte de universidades, institutos de secundaria e incluso entre maestros de primaria. Se trata de la publicación del curso "Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro", de la doctora y catedrática del Departamento de Arte de la Universidad de California, Betty Edwards, que se inspira en los más recientes avances en el estudio de las funciones del cerebro. Como dice su propia autora en el prólogo
"Dibujar con las capacidades del hemisferio derecho del cerebro desarrolla la habilidad para ver aún más profundamente la naturaleza de las cosas... Las verás con los ojos despiertos y alerta, con los ojos de tu artista interior"
Precisamente, su autora nos explica en el libro esa necesidad de "conectar" con la parte derecha (modalidad D) de nuestro cerebro que es - según se ha demostrado en gran número de experimentos- donde residen nuestras habilidades perceptivas y visuales . Para ello se necesita una adecuada concentración que mantenga apartado o "apagado" al otro hemisferio, el izquierdo (modalidad I) que es el dominante, pues no en vano, es el responsable de la lógica y el lenguaje. El hemisferio derecho es más "vago" y le cuesta ponerse a funcionar, ya que exige mucho "gasto" y esfuerzo por nuestra parte.
Lo que nos quiere decir Edwards es que si queremos que nuestra parte derecha del cerebro esté plenamente "concentrada" para dibujar debemos no despistarla con otras influencias externas como estar hablando con otras personas (que ponen a funcionar las "neuronas" del lenguaje") o hacer otras cosas como ver la televisión o escuchar la radio. Betty Edwards fundamenta su metodología en una serie de ejercicios que sirven para favorecer precisamente ese estado de "conciencia" en esa parte del cerebro. Algunos de estos interesantes ejercicios -como reproducir un dibujo boca abajo o empezar a dibujar el fondo antes que la figura- se te propondrán en los apartados siguientes para que experiementes y pongas a funcionar a pleno rendimiento (al rojo vivo) tu parte derecha a la hora de dibujar. Y con esto se espera que quede justificada la fotografía inicial.
La fotografía del niño en bicicleta que antes has visto tiene su explicación. Advierte su autora que no todo el alumnado lo consigue (el adiestramiento mental al dibujo) al mismo tiempo, hay quienes necesitan domar más tiempo a su cerebro que otros. Pero como todo, es cuestión de paciencia. Dice Betty Edwards que aprender a dibujar es como aprender a montar en bicicleta, es difícil explicarlo con palabras, sólo es necesario observar y "lanzarte" cuanto antes mejor, porque cuanto más lo retrasas mas miedo le coges. Lo que sucede es que al final casi todo el mundo aprende mas o menos a montar en bicicleta pero no todo el mundo desarrolla la habilidad para dibujar, no porque no tenga habilidades (todo el mundo podría hacerlo con una adecuada práctica) para ello sino porque no ha desarrollado suficientemente el "aprender a ver" que es lo que exige de nuestra parte derecha su máxima atención. Así que...ya conoces la máxima: a dibujar se aprende...dibujando. Así que busca papel y lápiz y pon a prueba tu lado derecho.. si te deja tu lado izquierdo, claro. Debajo, en las correspondientes pestañas, tienes una serie de ejercicios inspirados en la propuesta de Betty Edwards, te van a sorprender los resultados...
Los dibujos invertidos
Dice Betty Edwards que las cosas no parecen las mismas cuando están invertidas. Nuestra "lógica" (modalidad I) nos dicta lo debe estar arriba y abajo, a la derecha o a la izquierda. Nos hacemos esquemas de las cosas y las reproducimos así porque a nuestro cerebro le cuesta más "enganchar" a la parte derecha (modalidad D). Cuando dibujamos una cara, nuestra parte izquierda "tira" de nosotros y comienza a dictarnos lo que es, lo que se sabe que es una cara, dónde están los ojos, la nariz, la boca. Dibujar un viejo esquema es mas fácil que enfrentarse a lo que uno tiene delante...Sin embargo, si invertimos la imagen de una cara nuestro cerebro se confunde, ya no vemos la cara sino que vemos zonas de sombras y zonas de luz, líneas o manchas que surcan el papel en blanco. Incluso cuesta en una primera impresión reconocer al personaje. Veamos un ejemplo ¿Lo reconocen?...
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Dar la vuelta a la pantalla de tu ordenador no es muy viable, así que ver esta imagen te habrá causado cierta inquietud al no reconocer de inmediato el motivo. Es nuevamente tu parte izquierda del cerebro quien quiere poner algo de orden y compostura. Incluso tu propia escritura puede hasta resultarse extraña e irreconocible si la observas invertida.
De hecho, debes saber que los falsificadores de firmas y documentos suelen colocar el original invertido para ver con más claridad la forma exacta de la letra. Por ello, proponer dibujar un objeto o figura invertida desarma completamente a la parte izquierda porque aquí ya la lógica no tiene nada que hacer, así que es la parte derecha la que tiene ahora que tomar las riendas, para ver a la "manera" de los artistas. Y eso harás tú a continuación.
¿Quieres probar?
Dibujar los espacios negativos
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Imágenes de iedaprofesores/dibujo en flickr con Lic. CC |
Otro de los ejercicios característicos incluidos en el método de Betty Edwards consiste en aprender a distinguir los espacios negativos a la hora de dibujar, a tenerlos en cuenta y usarlos como referencia real. Es otro reto que a la parte izquierda de nuestro cerebro le cuesta aceptar y por tanto, no le gusta nada. Y esto es así porque no le cabe el concepto de "vacío" cuando nos referimos a una forma. Dice Edwards que para el cerebro derecho tienen el mismo valor los espacios, los objetos, lo conocido y lo desconocido, que todo es interesante.
Es curioso observar como los niños con su visión "holística*" del mundo sí que tienen en cuenta los espacios y los formatos cuando dibujan, de ahí el encanto especial y sobre todo, las fantasías espaciales de muchos de sus dibujos. Esa visión de conjunto se va perdiendo con la edad adulta en favor del interés por el detalle y el parecido. Sucede cuando un joven o adulto aborda el dibujo de una figura recreándose en los detalles y comprueba que no le cabe entera o lo ha hecho ridículamente pequeña respecto a la hoja de papel. El mismo Picasso dijo una vez
"Todo niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista al crecer"
Vamos a tomar un ejemplo similar a los que vienen en la obra de Betty Edwards y que también puedes intentar hacer en tu casa con alguna fotografía de cualquier revista que destaque claramente sobre un fondo (muchas fotografías de moda son de este estilo). Utiliza por ejemplo un papel vegetal (o superpone sobre una ventana iluminada un folio sobre la imagen fotográfica elegida). Empieza dibujando o calcando los espacios vacíos (todo el no ocupado por las personas, por ejemplo) centrándote en las líneas que estás trazando y mentalizándote de que estos espacios son reales. Refuerza esta "realidad" rellenando los espacios vacíos o negativos con rotulador grueso negro, tinta china, lápiz de grafito blando o con rotuladores de color para aislarlos unos de otros. Olvida el interior de las figuras, déjalas como siluetas en blanco.
Y vas a dar un paso más en tu percepción de espacio. Elige un objeto real de tu casa con muchos espacios interiores como una silla, taburete o mecedora. Observa detenidamente los contornos exteriores y los espacios interiores porque vas a tener que dibujarlos. Es interesante que fabriques un pequeño visor de cartulina, con el objetivo de recortar el objeto del entorno y poder observar -y relacionar con los bordes del papel- mas claramente el espacio "como forma". Todo esto y más lo verás y practicarás en el ejercicio resuelto siguiente.
Ya has trabajado con los conceptos de figura-fondo y con los espacios positivos y negativos, así que no tendrás problemas en este tipo de ejercicio. La peculiaridad de este enfoque es que es el fondo el que dibuja a la forma y no al revés, lo que nos obliga a observar atentamente los contornos de las formas, alejando viejos estereotipos y convencionalismos que entorpecen una clara visión de las cosas.
Dibujar tu mano sin mirar el papel
Fotografía de arvindgrover en Flickr con licencia CC
Este ejercicio tiene como objetivo asociar el tiempo y espacio que emplea el ojo en recorrer todas las líneas de la mano con el tiempo y el espacio en el que lo hace la punta del lápiz. Dibujaremos con la mesa a un lado, no de frente, girándonos, no debiendo mirar el dibujo que vamos haciendo. Se trata de asociar la visión del modelo con el tacto del lápiz.
Empezaremos por cualquier extremo de la muñeca, recorriendo sin levantar el lápiz del papel todas y cada una de las líneas y arrugas que veamos en el contorno de la mano. Si una arruga se mete dentro de la forma de la mano, la dibujaremos igualmente. Así todas las líneas, interiores y exteriores. Si vemos un cambio de dirección de la línea, por pequeño que sea, nuestro lápiz ha de cambiar en el mismo ángulo.
No hay que preocuparse por que el dibujo sale parecido o no al modelo, no se trata de eso. Se trata de que si vamos empleando un segundo por cada milímetro que vamos siguiendo con la mirada, la punta de nuestro lápiz debe emplear también un segundo por cada milímetro dibujado. Sigue estos pasos:
1.- Toma una hoja de papel A4 y fíjala a la mesa mediante cinta adhesiva. Divide esta hoja en dos partes, ya sabes que en ella vas a hacer dos dibujos. Este primero va en el lado izquierdo.
2.- Colócate en posición de dibujar tu mano sobre esa hoja, lo más cómodamente posible.
3.- Alza tu mano izquierda (o derecha, si eres zurdo/a) para dibujar. Elige un gesto (señalando con un dedo, por ejemplo) o incluso sujeta un objeto cualquiera (lápiz, móvil, etc.), pero evita dibujar la palma abierta. No elijas una posición de acuerdo a la complejidad ya que nada será más complejo que lo que acabas de dibujar en el ejercicio anterior.
4.- Comienza mirando detenidamente tu mano como si fuese la prinera vez que la ves, recorriendo todas sus formas por un instante, observando tus pliegues, arrugas, etc.
5.- Dibuja solo mirando tu mano , nunca mirando la hoja

Curiosidad
Si recuerdas, al inicio del curso pasado en Dibujo Artístico, se te puso en el aprieto voluntario de dibujar en menos de 15 minutos de memoria una bicicleta. Ahí intervenía tanto la habilidad gráfica de cada uno como la capacidad mental de retentiva visual que tenemos sobre las cosas que nos rodean. Si en su momento no lo hiciste, podrías intentarlo ahora, para entender lo que viene a continuación.
El caso es que hay personas -con frecuencia, autistas- que nacen con problemas de comunicación con el mundo exterior pero, paradójicamente, con una impresionante y rara habilidad del interior de su cerebro que no deja de sorprender, tanto a la ciencia como al propio mundo del arte. A veces son llamadas "cámaras humanas", por poseer una memoria fotográfica prodigiosa, tanto del pasado lejano como de situaciones presentes. Y algunas de estas personas, aprovechando este portentosa capacidad de retentiva visual, incluso son capaces de dibujar de memoria una ciudad entera hasta el más mínimo detalle solo con haber sobrevolado sobre ella algunos minutos. Parece increíble, pero hay gente con este don. Este video sobre Stephen, también autista, es una prueba palpable de ello. El reto: dibujar durante tres días el centro histórico de Roma en un gran mural... y de memoria, solo con el recuerdo de una visita por la ciudad en helicóptero durante 45 minutos. Ver para creer, misterios de la mente...