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Imagen en pixabay de janeb13. Licencia Creative Common |
En el tema anterior hemos estudiado las estructuras estáticas y dinámicas de datos. Estas ofrecen muchas ventajas a la hora del tratamiento de la información según el caso, sin embargo, también presentan algunos inconvenientes, los cuales podemos resolver con las estructuras externas de datos, también llamadas archivos o ficheros.
El principal problema que presentan las estructuras internas de datos (estáticas y dinámicas) está basado en el sistema de almacenamiento, ya que al situarse en la memoria central del ordenador, al apagarlo, perdemos todos los datos almacenados en la misma.
De esta forma, se hace necesario el uso de las llamadas memorias externas (disco duro, pendrive, DVD, etc) para poder recuperar a posteriori información tratada en sesiones diferentes (con períodos de apagado del equipo).
Otra desventaja de la memoria central está relacionada con su corta capacidad frente a la gran cantidad de información que podemos almacenar en la memoria externa. Así, el proceso consiste en acceder a la memoria externa para recuperar "trozos de información" (registros) en ella almacenada y cargarlos en la memoria principal para su tratamiento.
Una última característica o ventaja de los archivos es la independencia respecto a los programas que los usan, es decir, un mismo fichero puede ser utilizado por varios programas, y aunque eliminemos un programa, los datos pueden seguir almacenados en el soporte externo.