1.1 - Caracteres constructivos
Acabamos de comentar que theatrum era el nombre que recibía el edificio público al que acudían los romanos a presenciar representaciones de obras dramáticas. Aunque parece ser que originariamente éstas tenían lugar al aire libre y el público las presenciaba de pie, su estructura, que conocemos a través de los vestigios que han sobrevivido hasta nuestros días, fue copiada por los romanos, que tomaron como modelo los teatros de las colonias griegas del sur de Italia: de ahí su gran similitud con los teatros griegos.
Del teatro griego al romano
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Conozcamos sus características básicas:
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Gradas del teatro romano de Cartagena Imagen de Atrevi87 en Wikimedia. Licencia CC |
El graderío o cavea era una zona semicircular en pendiente que descansaba sobre un sistema de bóvedas y galerías de hormigón. Los asientos de las distintas alturas del graderío estaban dispuestos en forma de cuña (maeniana o cunei) conformadas por unos anchos pasillos (praecinctiones) horizontales y unas escaleras (scalae) que los atravesaban y permitían un rápidos acceso y evacuación del público a través de unas grandes puertas (vomitoria). Se trata del mismo sistema empleado en el anfiteatro y en el circo.
En un principio todo el mundo tenía acceso a cualquier asiento de las gradas, independientemente de su condición social, pero pronto se reservaron las primeras filas, las más cercanas al escenario, a los senadores, y más tarde, otras tantas para los caballeros, que se situarían detrás de los senadores y delante del resto del público. Las mujeres tenían reservado el "gallinero" (pullarium), la parte más alta del graderío y más lejana del escenario. Otra evidencia de las diferencias sociales eran los materiales de los que estaban hechos los asientos: los de los dos primeros sectores eran de mármol mientras que los restantes eran de ladrillo o madera.
Tras las gradas se encontraba la orchestra, también con forma de semicírculo, con un pequeño altar dedicado a Baco y asientos reservados a espectadores distinguidos. Ante ella se situaba el lugar en el que se representaban las obras: el escenario. Estaba formado en primer lugar por el proscaenium, una plataforma rectangular (tabulae) en la que se desarrollaba el espectáculo, elevada respecto al suelo, y cuyo centro estaba marcado por el pulpitum o logeion. Debajo de él, se encontraba una especie de sótano (hyposcaenium) en el que se situaba la potente maquinaria con la que cambiaban los escenarios y el telón (aulaleum), que, al contrario que hoy, bajaban al comenzar la representación y subían al terminar.
La scaena era un muro de la misma altura que la fila más elevada del graderío, que representaba la fachada de un palacio o de un edificio ricamente decorado. Normalmente se construía orientado al mediodía, un hecho que trajo consigo la invención de un elemento puramente romano y muy funcional que supuso una considerable mejora en los espectáculos: el velum o velarium, un gran toldo (siparium umbraculum) que, con la ayuda de la ligera inclinación hacia adelante del muro, no sólo protegía a todo el teatro, escenario, actores, gradas y público de las inclemencias del tiempo, sino que también facilitaba que sus voces llegaran mejor a las gradas. El postcaenium era el espacio que quedaba por detrás, los bastidores, donde se preparaban los actores antes de salir y cuando se retiraban durante la representación. Los accesos al escenario se realizaban por tres lugares que representaban convencionalmente el foro o la ciudad en general (por la derecha), el campo y el extranjero (por la izquierda) y la casa (por el centro).
Teatro de Bilbilis
Vídeo del Museo de Calatayud en Youtube

AV - Pregunta de Elección Múltiple

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