4.2. El romanticismo francés

Théodoro Géricault

Géricault es el típico personaje romántico por definición. Apenas 30 años de vida en una familia acomodada, pero llena de aventuras y de tormentos. Pero aquí nos interesa su faceta como pintor, formado con los neoclásicos, pero de los que rápidamente decide alejarse en cuanto a técnicas y temáticas. Su formación en París, le permite aprender viendo obras, entre otros de Rubens, del que tomará algunas ideas, tanto en el tratamiento del color como en el de las composiciones.

Al margen de la obra que tenemos en nuestro museo, también dedicó una importante parte de su corta vida a pintar sobre la locura, lo cual le permitía una libertad compositiva y sobre todo de tratamiento de los retratos, francamente interesantes.

Obra: La balsa de Medusa Tipo: Pintura Estilo: Romántico Localización: Museo del Louvre. París Autor: T. Géricault Fecha: 1818  Cuadro de gran formato que representa la navegación a la deriva de una balsa con náufragos y cadáveres entre sus maderas. Es un ejemplo básico del romanticismo gracias a su composición, el movimiento que plantea, el tratamiento de color y, sobre todo, por el dramatismo que encierra la escena.

Géricault. La Balsa de Medusa. imagen en Wikipedia. Dominio público

Géricault, que había visitado morgues, que había hablado con algunos de los supervivientes, realiza una obra de más de 7 metros de largo en la que demuestra hasta qué punto un cuadro puede expresar cosas. La escena que crea es absolutamente caótica, sin una composición geométrica y ordenada (como habría gustado a los academicistas neoclásicos), los escorzos son abundantes, el colorido es potente y queda por encima del dibujo, que casi ha desaparecido; y la expresión general es de angustia y de pasión. Cadáveres que se retuercen, vivos que agitan sus escasos ropajes para intentar captar la atención de algún barco que se aproxima, personajes que prácticamente han renunciado a la esperanza y parece que esperan la llegada de la inevitable muerte por la tardanza del rescate… A esto hay que añadir la potencia del paisaje, el mar embravecido o el viento, reflejado en la paupérrima vela de la balsa, se convierten en personajes del cuadro, en miembros con voz y capacidad de decisión en la escena que Géricault propne.

En definitiva, una escena tremendamente potente y de una riqueza expresiva, desconocida hasta entonces.

Ejemplifica la deshumanización de la sociedad, y sobre todo alude al régimen  francés que gobernaba en Francia tras el imperio napoleónico. 

Eugène Delacroix

Delacroix será el máximo exponente de la pintura romántica francesa, y quizá el más reconocible de sus artistas.

Se formó dentro de un taller neoclásico, pero pronto asumió los postulados estéticos e ideológicos de una burguesía ávida de cambios.

Su pintura, como no, bebe de la pasión del barroco de Rubens, del realismo y la crudeza de la pintura flamenca, pero otorgándole un grado de pasión y expresividad aún mayor.

LA MASACRE DE QUÍOS. 1824

	Obra:  La matanza de Quíos Tipo: Pintura Estilo:  romanticismo Localización:  Museo del Louvre Autor:  Delacroix Fecha: 1824  Obra que representa la matanza de Quíos, en la que los independentistas griegos son masacrados por las tropas turcas.
Delacroix. La masacre de Quíos. Imagen en Wikipedia. Dominio público

Es éste un cuadro aún de su juventud, en la que la expresividad no ha llegado a su máximo alcance. Sin embargo, Delacroix toma un momento terrible en la revolución griega de 1820, en la que las tropas otomanas, que controlaban el país, masacran a civiles griegos.

El tema es perfecto para alguien tan comprometido como el pintor francés, ya que ofrece posibilidad de expresión, pero también de grito, de reivindicación y de denuncia. Al fin y al cabo, la revolución griega del 20 no es más que la lucha nacionalista por la independencia de un país que fue el origen del arte y de la filosofía.

Delacroix plantea un cuadro de grandes dimensiones con dos espacios bien diferenciados: en el primer plano la escena propiamente dicha de los soldados turcos castigando a los civiles, mientras estos ni siquiera tienen capacidad para defenderse. Los griegos, inermes, parece que solo esperan su detención o su muerte.

En un segundo plano Delacroix muestra el paisaje en el que aún se desarrolla la batalla, generando un espacio amplio y profundo en el que la pintura se difumina. Seguro que si vas a visitar la sala dedicada a Velázquez, encuentras una obra que puedes relacionar con ésta. (sí, es la Rendición de Breda).

LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO. 1830

	Obra:  La Libertad guiando al pueblo Tipo: Pintura Estilo:  romanticismo Localización:  Museo del Louvre Autor:  Delacroix Fecha: 1830 La pintura romántica por excelencia, en la que se representa a una alegoría de la Libertad portando la bandera de Francia, acompañada por ciudadanos parisinos que, armados, se han lanzado a las calles para luchar contra el sistema.
Delacroix. La libertad guiando al pueblo. Imagen en Wikipedia. Dominio público

Algún importante estudioso de la Historia del Arte dice que ésta es la primera pintura política de la edad moderna en cuanto a reivindicación.

El propio pintor dice que ya que no ha cogido las armas a favor de la revolución, al menos coge el pincel y no podemos negarle el acierto y su trascendencia.

Delacroix narra uno de los momentos clave de la revolución de 1830, cuando, en una noche de finales de julio los ciudadanos franceses deciden tomar las calles para luchar contra la restauración del Antiguo Régimen. Se trataba, por lo tanto, de luchar contra el absolutismo, contra los privilegios, contra la sociedad estamental… en definitiva se trataba de luchar por recuperar todo aquello que se había conseguido con la revolución de 1789 y que había desaparecido.

El pintor, en este caso no coge las armas, pero sí el pincel de modo que colabora con la revolución de modo más intenso que si efectivamente hubiera salido a las calles a luchar contra las tropas de Carlos X.

La obra en sí, se convierte en todo un argumento patriótico, en el que una alegoría de la Libertad (recuerda, una de las tres patas de la Revolución de 1789 junto a Fraternidad e Igualdad) porta la bandera mientras arenga a los ciudadanos de París contra el Antiguo Régimen. Para ello el pintor crea un escena de ambiente denso, mitad por la niebla, mitad por el humo que emana de las barricadas, en la que la luz se dirige hacia el personaje de la Libertad que protagoniza la obra. A su lado personajes de toda extracción social portan armas, mientras en sus rostros se puede leer la pasión, el miedo pero también la decisión irrevocable de luchar hasta el final. Es más, los personajes avanzan sobre cadáveres de compañeros que han muerto en la lucha.

Un detalle es que el propio pintor aparece retratado en la obra. ¿Sabes quién es? Pues igual o has intuido porque se trata del personaje que porta una escopeta y lleva un sombrero de copa.