3.2. ¿Cómo vívía la gente?
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Cortijo. Archivo de Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons |
No podemos dejar de lado el modo de vida de la gente. Ya hemos visto como las ideas ilustradas pasan de largo de casi el total de la población española. De acuerdo, pero la gente ¿de qué vive? Pues en sus tres cuartas partes vive del campo, de la tierra. La sociedad española del siglo XVIII es mayoritariamente agrícola (al igual que la del resto de Europa salvo la inglesa que ya anda enfrascada en la Revolución Industrial). La mayor parte de la riqueza del país proviene de ella, por lo tanto es lógico que la mayoría de la población viviera directa o indirectamente de ella. Aquí debemos incluir desde campesinos pobres hasta ricos nobles propietarios.
Como imaginarás la mayor parte de la población que vive del campo son campesinos, jornaleros en su mayoría que trabajan para un señor que es el dueño de las tierras. En general su vida no era sencilla ya que la mayor parte del territorio se encuentra en zonas no especialmente productivas y con rendimientos bajos. Así las cosas, y sin mejoras técnicas, la realidad es que situaciones de sequía o de inundaciones rápidamente daban al traste con las cosechas y por ello con el modo de vida de gran parte de la población.
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Le Nain. El carro. 1641. Museo del Louvre. archivo de Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons |
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Goya. Alegoría de la industria. Archivo de Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons |
La cuarta parte restante estaba formada por artesanos, que seguían organizados en gremios (los ilustrados consideraban a los gremios un estorbo más para el progreso del país), profesionales liberales, como médicos, abogados, navieros, comerciantes, funcionarios… y por la nobleza y el clero.
Los artesanos eran la parte más débil de la sociedad urbana. Su trabajo en los gremios no estaba bien remunerado y las épocas de crisis las sufrían tanto como el campesino más pobre. Además en algunas zonas, sobre todo en Cataluña y Valencia, los artesanos sufren lo que se denomina un proceso de “proletarización”, es decir, los artesanos van abandonando los talleres para ocupar, primero las manufacturas reales, y más tarde las fábricas. El artesano tradicional que mantenía un sistema casi inmóvil desde la edad media, comienza a convertirse en proletario, es decir, en trabajador de la fábrica, con todo lo que ello conlleva.
Como ya hemos comentado la clase media no era muy fuerte ni en número ni en peso específico dentro de la sociedad. Estaba formada por médicos, profesores, abogados, etc. en definitiva por profesionales liberales que, a diferencia de en la actualidad, tenían una consideración social mediocre. Tanto es así que sus salarios no solían ser especialmente altos. Por ejemplo los profesores de universidad normalmente debían buscarse un segundo empleo para poder completar un salario con el que llegar a fin de mes.
Tan solo entre los comerciantes ricos y los navieros de los puertos más importantes se podía encontrar una burguesía acomodada y con estilos de vida y de pensamiento cercanos a los europeos y, por lo tanto, cercanos a las ideas ilustradas.
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Comerciantes en el puerto de Mahon. Anónimo. Siglo XVIII Fotografía de Carlos Pons bajo licencia Creative Commons. |

Actividad
La mayor parte de la población vive del campo. Los rendimientos agrícolas son bajos y con crisis constantes.
Los artesanos están en crisis y van sufriendo un proceso de proletarización.
La clase media no era ni abundante ni especialmente rica y su consideración social, salvo algunos casos era mediocre.
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Hidalgo en las colonias. Archivo de Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons |
La nobleza estaba formada por unos 500.000 personas: desde los hidalgos más pobres que prácticamente lo único que tienen es su título nobiliario, hasta la alta nobleza la formada por los grandes de España que vivían en la corte y compartían con la corona gustos y aficiones. Como ya hemos indicado, era un grupo social prácticamente inactivo y, en cualquier caso, improductivo, pero con un enorme peso político. En España ni siquiera aprovechó su tiempo y su dinero para promover la cultura, cosa que sí ocurrió en otros países. Así quizá se entienda aun mejor la falta de interés por las ideas de la ilustración y la poca influencia que ésta llegó a tener a pesa de todo.
El clero, es decir,
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San Buenaventura en el Concilio de Lyon. Zurbarán. 1629. Archivo Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons |
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Jovellanos. Archivo de Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons |
En resumen, la ilustración española fue obra de un grupo no muy amplio de personas, normalmente de las clases más adineradas, que tenían una visión muy paternalista de la situación del país y de las soluciones necesarias. Este paternalismo les llevó a aislarse por completo del resto del pueblo al que Jovellanos tildó de “pueblo vulgar e imbécil”. Este pueblo, es cierto que estaba más cerca de la religión y de los toros que de los nuevos inventos y descubrimientos en física o medicina, por poner algunos ejemplos. La ilustración española no pudo o no supo crear una burguesía que sostuviera con fuerza y pasión unos ideales y unas reformas necesarias para que el país diera un firme paso adelante en cuanto a modernización. Finalmente las sotanas oscurecieron las luces de la razón.

Actividad
A la nobleza pertenecía casi medio millón de personas desde pobres hidalgos hasta grandes de España.
La Iglesia era muy fuerte y rica aunque las órdenes religiosas están perdiendo importancia.
La ilustración fue desarrollada por un grupo pequeño de la sociedad que nunca fue capaz de quitarse de encima la influencia de la Iglesia.
