3.1. La repoblación
Castillo de Jimena de la Frontera (Cádiz). Las numerosas poblaciones andaluzas apellidadas "de la Frontera" atestiguan la difícil vida de frontera en un mundo en guerra. En concreto se refieren a la frontera entre Castilla y el Reino Nazarí. Imagen de Adrian Michael en Wikimedia Commons. Licencia CC BY. |
Conquistar un territorio no sirve de nada si nadie va a habitarlos, primero porque ese territorio no da ningún beneficio, segundo porque se pierde tan rápido como se ha conquistado. El problema es que vivir en la frontera entre reinos en guerra era muy peligroso. Aparte de las grandes campañas militares, en la época eran muy normales en la frontera las expediciones de saqueo, en las que se robaban bienes y se secuestraban cautivos, que luego eran vendidos como esclavos o devueltos a cambio de un rescate. Así que los reyes cristianos tenían que asegurarse de atraer a pobladores a los nuevos territorios conquistados a fin de explotarlos y defenderlos.
Importante
Se llama repoblación al proceso por el que los reinos cristianos poblaron con habitantes cristianos los territorios musulmanes que conquistaron. Junto a la colonización romana, la repoblación medieval es uno de los fenómenos de transformación del poblamiento más radicales de la Historia de la Península.
Según las circunstancias, los reyes cristianos recurrieron a distintas fórmulas para asegurar la repoblación:
1) En los primeros tiempos la mayoría de los territorios conquistados estaban deshabitados. Es lo que ocurría, por ejemplo, al norte del Duero y del Ebro. Así que los reyes permitieron que cualquiera que tomara una tierra y la cultivara se quedara con ella. A esa ocupación se le llama presura. A cambio de los riesgos, el colono conseguía convertirse en propietario, lo que no estaba nada mal en la Edad Media.
2) Entre los siglos XI y XII los reinos cristianos ocuparon zonas mucho más pobladas, cuyas fronteras eran más difíciles de mantener. Para asegurarse de tener tropas interesadas en la defensa, asignaron los territorios conquistados a comunidades de vecinos organizados en concejos, es decir, ayuntamientos. Así se formaban núcleos de población que recibían el control sobre un territorio y unos privilegios y libertades políticas, llamados fueros, que les permitían gobernarse de forma autónoma. A cambio, tenían que defender su territorio y ayudar al rey con sus tropas o milicias. Muchas ciudades españolas nacieron de estos concejos.
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Toledo, conquistada en 1085, fue la primera ciudad repoblada que ya contaba con una gran población musulmana, judía y mozárabe. Imagen de Dan Vaquerizo Molina en Wikimedia Commons. Licencia CC BY-SA. |
3) En cambio, al sur del Tajo fue más frecuente la repoblación feudal. Como en otras partes de Europa, extensos territorios situados en zonas muy estratégicas fueron entregados como feudo a nobles y órdenes militares, que eran organizaciones de caballeros unidos por votos religiosos, como los templarios, la Orden de Santiago o la Orden de Calatrava. Se crearon así grandes señoríos feudales, de los que dependían comarcas enteras con sus pueblos y aldeas. Este fenómeno se da por toda la Península, pero es especialmente frecuente en Extremadura y La Mancha.
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Castillo de Calatrava la Nueva (Aldea del Rey, Ciudad Real). Construido en el siglo XIII, se convirtió en la sede de la poderosa Orden de Calatrava, que tenía asignados grandes territorios en la frontera con Andalucía a cambio de su defensa. Imagen de Santiago lopez-pastor en Flickr. Licencia CC BY-ND. |
4) Pero cuando se repoblaban territorios densamente poblados por musulmanes la fórmula más usada fue el repartimiento. Así ocurrió en el Ebro, Mallorca o Levante. Y eso mismo ocurrió en Andalucía. El repartimiento es un sistema por el que parte de las casas y de las tierras conquistadas permanecen en manos de los habitantes originales, mientras que el rey reparte el resto entre los miembros del ejército conquistador en función de su contribución al esfuerzo de guerra. Eso significa que los nobles y órdenes militares recibieron muchas casas y grandes lotes de tierra, sobre los que obtuvieron derechos feudales. En cambio, los soldados de a pie recibían casas y lotes de tierra modestos.
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El repartimiento fue el sistema de repoblación típico del valle del Guadalquivir. Uno de los libros de repartimiento conservados es el de Écija, de la que aquí vemos el aspecto que tenía en el siglo XVI. Imagen de la Biblioteca Universitaria de Heidelberg en Heidelberger historische Bestände-digital. Licencia CC BY-SA. |
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Iglesia mudéjar de San Marcos (Sevilla, siglo XIV), un ejemplo claro de la síntesis entre lo castellano y lo andalusí. |
Las distintas fórmulas de repoblación tuvieron efectos a largo plazo. En la mitad norte de la Península la presura y la repoblación por concejos hizo que las pequeñas explotaciones agrarias fueran más numerosas y puso un freno al feudalismo: los vecinos de los concejos que defendían sus propios territorios no estaban dispuestos a perder su libertad para que un gran señor feudal los defendiera. En cambio, en la mitad sur predominaron los grandes señoríos feudales, que permitieron un enorme enriquecimiento de la alta nobleza.
Otro resultado de la repoblación fue la aparición de sociedades mixtas en muchas zonas de la Península.
- La mayor parte de la población judía permaneció en la Península.
- Además, los cristianos del norte encontraron en las zonas conquistadas importantes comunidades de cristianos mozárabes, que aunque compartían la religión de los conquistadores habían desarrollado una cultura muy diferente.
- Finalmente, en zonas como Andalucía, Aragón o Levante permanecieron numerosos musulmanes. A estos musulmanes que permanecieron bajo dominio cristiano se les llamó mudéjares.
Lamentablemente, la situación social de estos mudéjares fue empeorando. La mayoría de los musulmanes que podían permitírselo se marcharon, lo que dejó a estas comunidades sin sus líderes. En muchos sitios los reyes cristianos y las autoridades locales protegieron a estos mudéjares, que conocían formas de trabajar la tierra y oficios artesanales que los cristianos no dominaban. Así, en sitios como Aragón se mantuvieron importantes comunidades mudéjares hasta más allá de la Edad Media. Pero en otros sitios, sobre todo cerca de la frontera, la presión sobre los mudéjares fue muy grande. Muchos acabaron convirtiéndose al cristianismo. En muchos lugares sucedieron revueltas mudéjares, que provocaron como reacción la expulsión de estas comunidades. Así sucedió en el oeste de Andalucía, donde una parte importante de la población mudéjar tomó el camino del exilio hacia el Reino de Granada o hacia el norte de África, donde la influencia de la cultura andalusí sería muy grande.
Importante
Los mudéjares eran los musulmanes que vivían bajo dominio cristiano. Tuvieron una gran influencia en la cultura cristiana, pero su número fue descendiendo como consecuencia de la conversión al cristianismo y de las expulsiones.