1.1. El renacimiento de las ciudades
¿Cómo consiguió Europa retomar el camino del desarrollo?
La estabilidad lograda a partir del siglo XI favoreció el comercio. Los jefes guerreros se acostumbraron a la buena vida. Se convirtieron en nobles, aristócratas que disfrutaban por nacimiento de una posición privilegiada y un feudo. Algunos llegaron a reyes. Otros entraron en la Iglesia, donde también se podía vivir muy bien y ejercer mucho poder. No es que lo nobles y los reyes medievales se convirtieran en gente muy pacífica. Pero tanto ellos como los eclesiásticos sabían que gracias al comercio podían conseguir más bienes y recaudar más impuestos. Así que protegieron el comercio.
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- Animaron a los artesanos y a los comerciantes a establecerse en sus dominios.
- Regularon los mercados locales, a los que acudían cada semana los campesinos y los artesanos locales a comprar y vender lo que necesitaban.
- Empezaron a dar protección a los viajeros que pasaban por sus territorios.
- Mejoraron las vías de comunicación: caminos, canales, puentes, puertos...
- Establecieron ferias, que eran mercados que se celebraban una o dos veces al año en un lugar determinado bajo la protección del señor local, que además concedía algunos incentivos fiscales o de otro tipo para animar a los comerciantes a acudir. En esas ferias se reunían mercaderes de lugares alejados para comprar y vender los productos de sus distintas regiones: lana, cuero, tejidos, especias...
Las distintas ferias comenzaron a formar circuitos por los que viajaban los mercaderes, surgiendo así grandes rutas comerciales que se extendieron por toda Europa. La actividad de los mercaderes por territorios alejados reactivó la economía monetaria, impulsó nuevas formas de pago, como las letras de cambio, favoreció la aparición de sociedades mercantiles y bancos.
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Entrada de mercancías en una ciudad medieval (manuscrito BNF francés 2092, 1r, siglo XIV) Imagen de la Biblioteca Nacional Francesa en Gallica. Dominio público. |
Un obispo bendice una feria, de la que se pueden ver los puestos y mercancías (manuscrito BNF latín 962, 264r ) Imagen de la Biblioteca Nacional Francesa en Gallica. Dominio público. |
Pero no era solo el comercio lo que impulsaba a muchas personas a echarse a los caminos. Desde la alta Edad Media se había desarrollado una práctica religiosa muy importante: las peregrinaciones. Los cristianos siempre habían atribuido un gran poder a las reliquias sagradas, es decir, a los restos físicos de los apóstoles y los santos, o a objetos que habían tenido contacto con Jesús o María. Consideraban que estas reliquias obraban milagros o que facilitaban la salvación del alma. Así que la gente empezó a visitar los centros en los que había reliquias importantes. El viaje era duro y peligroso, por lo que se consideraba una penitencia que acercaba el alma a su salvación. Con el tiempo tres grandes centros religiosos se convirtieron en el destino de grandes peregrinaciones que atravesaban distintos reinos a lo largo de millares de kilómetros: Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela.
A lo largo de esas rutas viajaban las personas, sus ideas y sus productos. De esa forma, las peregrinaciones impulsaron el desarrollo de las zonas por las que pasaban, la aparición de núcleos de población prósperos y la difusión de las ideas por todo el mapa europeo.
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Puente del siglo XI en Puente la Reina (Navarra), dentro del Camino de Santiago. Imagen de Piotr Tysarczyk en Wikimedia Commons (modificada). Licencia CC BY-SA. |
Para saber más
El Camino de Santiago
Se entiende bastante bien que Roma, la sede del Papado, y Jerusalén, el lugar en el que Jesús murió, fueran considerados destinos principales de las peregrinaciones. Pero ¿por qué Santiago de Compostela?
Durante el siglo IX, cuando el Reino de Asturias comenzaba a crecer y a fortalecerse, se descubrieron unos restos que se identificaron con la tumba del apóstol Santiago. El hallazgo despertó pronto una gran devoción. Para el Reino de Asturias era una forma de fortalecer su unidad interna frente a al-Ándalus. Para el resto de la Europa cristiana era un símbolo de la guerra santa contra los musulmanes.
Así que poco a poco surgió una ruta de peregrinación, la Ruta Jacobea (ya que Santiago en latín se dice Iacobus), que concluía en Santiago de Compostela y que unía todos los territorios europeos con la ciudad gallega. El camino impulsó la economía de la región, provocó el desarrollo de numerosos núcleos de población y se convirtió en una ruta clave de difusión cultural. Con él llegaron gentes de todos los rincones de Europa que traían con ellos nuevos modos literarios, nuevas estéticas, nuevas ideas. La influencia cultural tuvo lugar también en sentido inverso, es decir, no sólo llegan a la península las novedades europeas, sino que a Europa llegan también aportaciones culturales de los reinos cristianos con la carga hispanomusulmana correspondiente.
Aún hoy el Camino de Santiago se mantiene como ruta de peregrinación que congrega cada año a miles de personas. Las rutas se mantienen desde hace más de diez siglos (el Camino Francés, El camino del Norte, La ruta de la Plata...), aunque en muchos casos las motivaciones de los actuales peregrinos han cambiado.
En este vídeo puedes encontrar más información sobre el Camino de Santiago.
El Camino de Santiago Vídeo de ARTEHISTORIA alojado en Youtube. |
Como recordarás, durante la Alta Edad Media las ciudades habían desaparecido prácticamente en la Europa cristiana. De las antiguas ciudades solo quedaron algunas concentraciones de población en las sedes de los obispos, en torno a las residencias de reyes y grandes señores feudales o en algunos lugares de paso en los que había algo de tráfico comercial.
A partir de la Plena Edad Media la estabilidad, el aumento del comercio y las rutas de peregrinación hicieron que algunos de estos núcleos de población empezaran a atraer a más y más pobladores. Así se produjo un lento renacimiento de las ciudades.
Muchas de estas ciudades consiguieron que los reyes les concedieran privilegios legales y políticos, o bien por la fuerza, o bien porque a los reyes les interesaba atraer de esa forma a pobladores. Se convirtieron así en unidades políticas autónomas, gobernadas por un ayuntamiento de vecinos y dotadas del control sobre un territorio, sobre el que ejercían poderes parecidos a los de un señor feudal. Algunas de estas ciudades llegaron a convertirse en ciudades-estado independientes, sobre todo en Italia (Venecia, Florencia...) y el norte de Europa (Basilea, Estrasburgo...).
Las libertades de las que gozaban los habitantes de las ciudades frente a los habitantes del campo, sometidos a los señores feudales, se expresó en un famoso dicho: "El aire de la ciudad hace libre".
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Una típica ciudad medieval: Rothenburg en el Tauber (Alemania) Imagen de Tilman2007 en Wikimedia Commons. Licencia CC BY. |
Muchas ciudades surgían bajo la protección de los castillos feudales, como puedes ver en este dibujo (Manuscrito BNF francés 22297, 443, siglo XV) Imagen de la Biblioteca Nacional Francesa en Gallica. Dominio público. |
Importante
Durante la Plena Edad Media la recuperación del comercio a larga distancia y el desarrollo de las peregrinaciones religiosas permiten el renacimiento de las ciudades. Los habitantes de las ciudades tenían más libertades que los del campo.
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