1.2 - El funcionamiento de las termas
Conocemos el funcionamiento de las termas romanas y el nombre de las estancias que las componían gracias a la obra del arquitecto romano Vitrubio, De Architectura. Pero es gracias al gran número de excavaciones arqueológicas que se ha realizado en todo el mundo romano que nos hemos hecho una idea bien clara, tanto de las termas públicas (mucho más complejas) como de las termas privadas (mucho más sencillas).
Cuando un usuario acudía al baño, tanto público como privado, accedía a un vestuario donde desnudarse, que tomaba el nombre griego de apodyterium (A). En ese lugar se dejaban ropa y calzado en taquillas; un poco como ocurre hoy en día en las piscinas.
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Pompeya: apodyterium de las termas públicas | Pompeya: taquillas del apodyterium |
Si antes de empezar el circuito termal, el usuario quería hacer un poco de deporte o movimientos de calentamiento, algunas termas disponían de un espacio reservado para ello. El lugar se llamaba palestra (palaestra), siendo normalmente un espacio abierto dotado de un pórtico.
A partir de ese momento, el circuito termal tenía algunas variantes: por ejemplo, se podía seguir un esquema circular (se pasaba de una estancia a otra para acabar el recorrido donde se había empezado) o esquema retrógrado (se empezaba por una estancia hasta llegar a la última: una vez allí se realizaba el camino inverso).
En las siguientes líneas nos centraremos en el último sistema que hemos descrito, ya que vamos a ver el funcionamiento de las termas públicas de Baelo Claudia (Cádiz).
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Plano de las termas públicas de Baelo Claudia, Cádiz En blanco el apodyterium (A), en amarillo el frigidarium (F), en naranja el tepidarium (T), en rojo el caldarium (C) y en marrón el praefurnius (P) |
Tras el apodyterium (A), se accedía propiamente a la instalación termal. En primer lugar, se tenía una estancia para el baño de agua fría llamado frigidarium (F), un amplio ambiente donde había bañeras para el baño de agua fría. A las bañeras (alveum -i n.) se accedía a través de escalones que permitían la inmersión del usuario; podían estar decoradas con mármoles o con mosaicos.
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Pompeya: alveum de agua fría revestido de mármol | Baelo Claudia: alveum de agua fría sin revestimiento de mármol |
Tras esta primera estancia se accedía a otra con una temperatura intermedia, que se llamaba tepidarium (T). Por último, se alcanzaba el caldarium (C), una estancia para el baño de agua caliente; era un ambiente calefactado donde podía haber bañeras fijas de mampostería o móviles. En estas estancias, los usuarios podía recibir masajes con aceite.
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Baños de Montemayor (Cáceres): bañera para el agua caliente | Pompeya: caldarium con un labrum (fuente) de agua fría al fondo para refrescarse del calor de la estancia |
Una vez realizado el recorrido, se podía repetir a la inversa, volviendo por las mismas estancias. Objetivo de este recorrido era la mejora de la circulación sanguínea mediante los cambios de temperatura, pero también abrir los poros con agua caliente y facilitar la transpiración, que dejaba limpia la piel. En algunas termas podía existir el laconicum o sudatio, que eran estancias particularmente calientes que servían para hacer baños de sudor.
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