2. Lengua latina

Fotografía de la placa que anuncia la Vía Sacra en Roma

BALBO OVATIO

Prima luce e lecto surrexi. Faciem manusque aqua frigida fricavi. Vestem celeriter indui. Ientaculum leve sumpsi. Ad forum festinavi, quia iam multitudo vias implere coeperat. Fit undique magnus clamor: alii filios, alii uxores, alii servos clamabant. Viri candida toga ad domus fauces amicos exspectabant. Cives Romani atque peregrini, liberi et servi et liberti, viri ac mulieres, pueri atque senes domos insulasque relinquebant. Enim omnes forum petebant, quod illo die ovatio celebrabaturCum iam hora quarta esset, bucinatores cornibus bucinisque canere coeperunt. Omnes undique ad ovationem currebant.

Ut expeditior viam Sacram peterem, togam plicatam sub bracchio portabam tantumque tunicam et calceos indueram. Ita citius pervenire ad locum idoneum ad spectaculum putabam. Sed, eheu, errabam, quoniam Fortuna dea eo die mihi non favebat. Tumultus magnus viis proximis Foro fiebat. Plenae viae erant. Turba multa et frequens populus vix incedere sinebant: hic puer parvus matrem quaerebat, illic matrona virum suum non inveniebat. Senator quidam expedire locum imperabat, plebs eum superbum vituperabat atque minabatur, ergo nobilis vir praemittit servos duos qui homines minitantes repellerent. Nemo progredi aut regredi poterat. Tunc aliquis togam mihi rapuit, sed ego nihil animadverti: tanta angustia erat! Mihi nec locus ad tergum vertendum nec ulla facultas ut furem persequi possem erat.

Post longam horam multitudo in alias vias circumfundere coepit et tandem ad Forum miser fessusque perveni. Longum spatium inter me et Clivum Capitolinum aberat, sed mihi optima lumina sunt. Romam Balbo ovationem visum veneram, et illic eram. Postremo lacrimae de meis oculis cadere coeperunt: certe hae nesciebam utrum de togae latrocionio an motus ovationis causa fuissent. Nunc toga mihi non est, sed memoria historiae magistra erit".

Sic vir locutus est et Postumius cogitabat: "Utinam illic eo die fuissem, quo facilius videre Balbum iuxta Octavium potuissem".

Vía Sacra , calle principal de Roma
Conducía desde la cima de la Colina Capitolio, pasando por el Foro, hasta llegar al Coliseo.
Era el recorrido de los generales victoriosos al celebrar sus triunfos
Imagen en Wikimedia. Licencia CC

En el texto anterior puedes observar una serie de oraciones en negrita: se trata de subordinadas causales y finales, que vamos a estudiar en este apartado de lengua latina. Cuando hayas estudiado los contenidos gramaticales correspondientes, vuelve a este texto e intenta analizarlas con la ayuda de la siguiente traducción.

LA OVACIÓN A BALBO

"Al amanecer me levanté de la cama. Me lavé las manos y la cara con agua fría. Me puse rápidamente la ropa. Tomé un ligero desayuno. Me apresuré hacia el foro, porque ya la multitud había empezado a llenar las calles. Por todas partes se levanta un gran griterío: éstos llamaban a sus hijos, ésos a sus esposas, aquéllos a sus esclavos. Los hombres con su toga blanca esperaban a sus amigos junto a las entradas de las casas. Ciudadanos romanos y extranjeros, libres, esclavos y libertos, hombres y mujeres, niños y viejos dejaban sus casas y pisos. En en efecto, todos iban hacia el foro, porque aquel día se celebraba una ovación. Como ya era la hora cuarta, los trompeteros empezaron a hacer sonar sus cuernos y bocinas. Todos por doquier corrían para ver la ovación.

Para dirigirme más ligero a la vía Sacra, llevaba la toga plegada bajo el brazo y tan sólo me había puesto la túnica y los zapatos. Así pensaba que llegaría más rápido a un lugar idóneo para ver el espectáculo. Pero, ¡ay!, estaba equivocado, puesto que la diosa Fortuna ese día no me estaba favoreciendo. Un gran tumulto se levantaba por las calles próximas al Foro. Las calles estaban repletas. Una enorme muchedumbre y un público numeroso apenas permitían avanzar: aquí un niño pequeño buscaba a su madre, allí una matrona no encontraba a su marido. Un senador ordenaba desalojar el lugar, la plebe lo criticaba por soberbio y lo amenazaba, de modo que el noble señor envía por delante a dos esclavos para que repelieran a los hombres que lo amenazaban. Nadie podía avanzar o retroceder. Entonces alguien me robó la toga, pero yo no noté nada: ¡tanta era la estrechez! No me quedaba sitio para darme la vuelta, ni tenía capacidad para poder perseguir al ladrón.

Después de un buen rato, la multitud empezó a dispersarse hacia otras calles y finalmente, triste y cansado, llegué hasta el Foro. Había un largo espacio entre donde yo estaba y la cuesta del Capitolio, pero tengo buena vista. Había venido a Roma para ver la ovación a Balbo y allí estaba. Finalmente las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos: en realidad, no sabía si éstas eran por lo del robo de mi toga o por estar conmovido a causa de la celebración. Ahora no tengo toga, pero mi recuerdo será como un maestro de la historia".

Así habló aquel hombre y Postumio pensaba: "Ojalá yo hubiera estado allí aquél día, para poder ver a Balbo junto a Octavio".

 

Giulio Romano: El Triunfo de Tito y Vespasiano. Museo del Louvre
Imagen de dominio público