3. Los ríos españoles

Los grandes ríos peninsulares.

Cuando realizamos un viaje largo por España, es frecuente que, de vez en cuando, atravesemos por un puente o viaducto. Ello se debe, por regla general, a la presencia de cursos de agua que hay que vadear para que las carreteras o vías de ferrocarril puedan continuar con su recorrido, sin ver interrumpido el tráfico que pasa por ellas.

Estos cursos de agua, a los que llamamos ríos si su caudal es elevado, o arroyos si por el contrario el caudal es bajo o intermitente, atraviesan toda la península ibérica (y también en bastante menor medida los dos archipiélagos, dada su superficie más reducida). A través de ellos, se drenan hacia el mar las aguas que precipitan en forma de lluvia o nieve en el interior de la península, o bien las que nacen en los manantiales que hay dispersos por la geografía española.

Es difícil precisar el número de ríos que hay en España, pero se calcula que hay unos noventa cursos de agua que superan los 50 kilómetros de recorrido, aunque entre ellos se incluyen un elevado número de afluentes. Estos son cauces que no desembocan directamente al mar, sino que lo hacen a otro río, a través del cual se conducen sus aguas finalmente hasta el océano.

Desembocadura del río Guadiana

Desembocadura del río Guadiana en Ayamonte
que sirve de límite entre España y Portugal
Imagen en Wikimedia Commons de Toksave bajo CC

 

En España existen unos 90 ríos y afluentes que superan los 50 kilómetros de longitud. El más importante de todos es el Tajo, con 1007 kilómetros, aunque casi 300 de ellos los recorre en Portugal. El más largo de España es el Ebro, con 910, todos ellos en territorio español. Le sigue el Guadiana, de controvertido recorrido en cuanto a su longitud, pero cuyas estimaciones oscilan entre 778 y 987. Le siguen por orden decreciente el Duero, Guadalquivir, Júcar, Genil (que es un afluente del Guadalquivir), Segura, Miño y Turia.

Puente romano de Córdoba

Puente romano de Córdoba sin agua
Imagen en Wikimedia Commons de David Molina bajo CC

Reflexión

En su obra Poema del Cante Jondo, Federico García Lorca escribió una poesía dedicada al Guadalquivir denominada "Baladilla de los tres ríos". Léela detenidamente y a continuación coméntala desde un punto de vista geográfico, respondiendo a las preguntas que a se plantean al final de la misma:

 

El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía, a tus mares.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

 

  • ¿Cuáles son, según el autor, los cultivos más frecuentes en el valle del Guadalquivir?
  • ¿Por qué dice que por Sevilla los barcos de vela tienen un camino, mientras que por Granada solo reman los suspiros?
  • ¿Cuáles son los dos ríos granadinos a los que hace referencia el poeta?
Cabecera del río Genil

Cabecera del río Genil en su nacimiento de Sierra Nevada, Granada
Imagen en Wikimedia Commons de José Jiménez bajo CC