2. Las vertientes hidrográficas peninsulares
El territorio peninsular y las aguas
La mayor parte de España no corresponde a una zona climática particularmente húmeda. Sin embargo, buena parte de nuestro país está surcado por diferentes cursos fluviales. Estos recogen las aguas que caen sobre la superficie del mismo y la conducen hasta los mares que bañan las costas españolas.
Existen una serie de factores que influyen en la circulación de las aguas que recorren el interior del territorio de la península.
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Divisoria de aguas de la península ibérica Imagen de FDV en Wikipedia. Licencia CC |
Entre los factores más importantes se pueden destacar los siguientes.
Las precipitaciones, pues de su volumen dependerá la cantidad de agua que lleven los ríos; los materiales y rocas que componen el territorio, ya que algunos son impermeables pero otros dejan filtrar el agua hacia el subsuelo; la pendiente del terreno, que hará que los cursos de agua se desplacen con mayor o menor velocidad; la vegetación, cuya presencia o ausencia hace que se retengan más o menos las aguas que discurren por ella; la acción antrópica, ya que los seres humanos también podemos influir de manera importante sobre estos cursos hídricos con la construcción de infraestructuras hidráulicas.
El agua que cae sobre cualquier punto de la península ibérica va a parar en su mayor parte a alguno de los dos grandes mares que la rodean, el océano Atlántico, y el mar Mediterráneo. Existe una línea imaginaria que recorre las cumbres de los Pirineos, la cordillera cantábrica, el sistema Ibérico y las Béticas, que se denomina la divisoria de aguas, y a partir de la cual, el agua que cae sobre la península vierte hacia un mar u otro.
Las dos vertientes tienen características muy distintas. La atlántica posee una mayor superficie debido a la disimetría del relieve peninsular, que vimos en el tema anterior. En ella se encuentran la mayor parte de los grandes ríos peninsulares, como el Miño, Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir.
Esta vertiente se caracteriza porque el caudal absoluto de los ríos es muy elevado, al tener una gran cuenca de recepción de aguas y poseer un largo recorrido en su curso. Sin embargo, el caudal relativo es bajo, debido a que en general (salvo la cuenca del Miño) son zonas no muy húmedas que reciben una escasa precipitación anual.
Los hidrólogos diferencian a la cuenca cantábrica de la atlántica, y hay un motivo importante para hacerlo. Los ríos que vierten hacia el mar Cantábrico tienen unas características bien distintas a los de la vertiente atlántica. Su recorrido es muy breve, al nacer en la cordillera cantábrica, y por tanto muy cerca del mar, mientras que por el contrario, la precipitación que reciben es muy elevada a causa de las abundantes lluvias. La consecuencia de todo esto es que su caudal absoluto es bastante bajo, pero el relativo es considerablemente alto. Es el caso del Nervión, el Bidasoa, el Sella, el Navia, el Nalón, el Pas, etc.
Vertiente atlántica de los ríos españoles Imagen en Wikimedia Commons de Phirosiberia bajo dominio público |
Finalmente, la vertiente mediterránea se caracteriza por poseer también en general unos ríos relativamente cortos (que nacen en el sistema Ibérico o en los Pirineos). Estos poseen un caudal tanto absoluto como relativo bastante bajo, ya que atraviesan zonas que en general son áridas, en las que la precipitación suele ser escasa. Es lo que sucede con el Turia, Júcar, Segura, Andarax, Guadalfeo, Ter, Llobregat, Besós, etc.
La única excepción, pero muy notable, eso sí, es la del río Ebro, que aunque tiene un caudal relativo bajo debido a la acusada aridez de la depresión del valle que atraviesa, tiene, sin embargo, un caudal absoluto bastante elevado debido a que su largo recorrido supera los 900 kilómetros de longitud.
Superficie de la península cuyas aguas vierten hacia el mar Mediterráneo Imagen en Wikimedia Commons de Phirosiberia bajo dominio público |
En la península ibérica existen tres grandes vertientes fluviales, la atlántica, la cantábrica (que en realidad forma parte de la anterior) y la mediterránea. La primera y la última se encuentran separadas por la gran divisoria de aguas que hace que estas viertan hacia un mar u otro. Los ríos atlánticos tienen un caudal absoluto elevado y uno relativo bajo. Los cantábricos son justo lo contrario, y los mediterráneos tienen tanto un caudal absoluto como relativo muy bajo, excepto el Ebro que lleva gran cantidad de agua.
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El río Ebro es el que tiene mayor recorrido de toda España
Imagen de Makinal en Wikipedia. Licencia dominio público |