4.1. Riesgos de deslizamientos y flujos

La mayor parte de la superficie terrestre está formada por sucesiones de pendientes, laderas o vertientes más o menos inclinadas, en las cuales hay un grado variable de inestabilidad gravitatoria que produce movimientos de laderas o gravitacionales de masas de suelos y/o rocas a favor de las laderas o pendientes naturales. Son los procesos erosivos más extendidos, causando la destrucción de vertientes en cualquier región climática y afectando a todo tipo de materiales y morfología.

Las áreas más propensas a la inestabilidad son las zonas montañosas y escarpadas, con procesos erosivos y de meteorización intensos, las laderas de valles fluviales, las zonas con materiales blandos y sueltos, macizos rocosos arcillosos y alterables, zonas sísmicas, de precipitación elevada, etc. Por ello, podemos considerar como factores condicionantes de estos movimientos: el tipo de roca (competencia y cohesión), la estructura (estratificación, buzamiento), el clima (precipitaciones), hidrología y su interferencia con los taludes, la topografía y grado de las pendientes, la vegetación, etc.