1.3. Miguel Ángel y el nuevo papel de los artistas
El siglo XVI trae una nueva concepción del artista que hará que pase de anónimo artesano gremial a artista genial, con una personalidad única que exige una gran valoración social, y las artes plásticas pasarán de ser artes mecánicas para adquirir un carácter científico y formar parte de las artes liberales como la filosofía, la poesía o las matemáticas.
El estatus de los artistas cambió para siempre en esta centuria retomando una idea que ya se gestaba en la centuria anterior y que terminó por asentarse gracias a dos personalidades clave del Renacimiento: Giorgo Vasari y Miguel Ángel Buonarroti.
Giorgio Vasari nació en Arezzo en 1511, muy cerca de donde también nació Miguel Ángel. Artista polifacético y humanista, además de arquitecto y pintor, fue su faceta de escritor la que le catapultó a la fama, pues con su obra Las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos, cambió para siempre el papel del artista en la sociedad e inauguró una nueva disciplina científica: la historia del arte.
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Autorretrato de Vasari |
Portada de la segunda edición de las Vidas |
Las Vidas de Vasari supone el nacimiento de la historiografía del arte como disciplina que debe fundarse en fuentes, en datos fiables, con una metodología clara y una visión histórica, e introduciendo el concepto que cambiará para siempre el estatus de los artistas: el de GENIO o maniera. A pesar de sus fallos y de su imparcialidad, supone un antes y un después en la historia, y que tú puedas estudiar esta materia se debe principalmente a la visión premonitoria y la ingente labor de este artista, humanista y escritor llamado Vasari.
Su libro no es una sucesión sin más de datos biográficos de las personalidades más ilustres del Renacimiento, sino que están ordenados siguiendo una evolución histórica. Vasari se basa en los escritores de la antigüedad y su método de las tres edades para articular sus Vidas. La primera etapa se corresponde con la infancia, y lo ocupa el Trecento, en donde artistas como Giotto o Cimabue hacen aflorar al arte de su oscurantismo medieval. En el segundo período, juventud, que se corresponde con el Quattrocento, artistas como Massacio, Donatello o Jacopo della Quercia comienzan a estudiar perspectiva y anatomía, las obras se conciben como un todo regido por el orden y la medida, aunque el resultado aún es algo toso, en palabras de Vasari, con una manera seca. En el periodo de madurez y plenitud, el Cinquecento, el arte llega a su esplendor y perfección llegando a superar a los modelos de la antigüedad clásica. Destacan por encima de todos la famosa triada: Rafael, Leonardo y Miguel Ángel, el único artista con vida que aparece en la primera edición de Las Vidas de 1550, y el artista que representa el genio en su máxima concepción neoplatónica.
Vasari toma a Miguel Ángel como genio indiscutible que abre el camino para que los artistas cambien su estatus social y pasen de meros artesanos dependientes de las decisiones de los gremios, a artistas de gran condición social plenamente independientes que utilizan las manos pero para dar forma matérica a su pensamiento. Gracias fundamentalmente al Humanismo renacentista, que dota de una base científica a cualquier manifestación artística, ya no vale que un artista aprenda un oficio y trabaje con sus manos, sino que debe tener un amplio conocimiento en disciplinas como las matemáticas, la geometría, la filosofía, la óptica, etc. Y con el humanismo cambian los mecenas: de un arte al servicio casi exclusivo de la Iglesia vemos como ahora las grandes familias que gobiernan los diferentes estados como los Médici en Florencia, los Sfroza en Milán o los Montefeltro en Urbino encargan grandes obras con los que aumentar su prestigio, al mismo tiempo que también aumenta el prestigio de los artistas que las realizan.
Importante
Vasari fue íntimo amigo de Miguel Ángel y con sus Vidas inaugura la historia del arte como ciencia. Recopiló una valiosa información sobe los personajes más ilustres de los tres últimos siglos, y los ordenó según el método clásico de las edades, haciendo corresponder el nacimiento al Trecento, la juventud al Quattrocento y la madurez al Cinquecento, y Miguel Ábngel fue el único artista vivo incluido en la primera edición de 1550.