1.2. Julio II

Rafael. Retrato de Julio II en 1511

Rafael. Retrato de Julio II en 1511
Imagen en Wikipedia de Dominio público

Tras la caída de los Médici y la instauración de una República en Florencia, Miguel Ángel viaja brevemente a Venencia y Bolonia para instalarse en Roma en 1496, y hasta su muerte, su vida se repartirá entre estas dos ciudades. En estas fechas realiza su primer encargo para los papas, su Piedad del Vaticano, comenzando así una larga trayectoria de mecenazgo y grandes encargos que no siempre llegaron a concluirse ni estuvieron exentos de polémica y sonadas discusiones. 

Hacia 1502 regresa a Florencia para trabajar en los frescos de la Sala del Consejo del Palacio della Signoria, y la colosal estatua del David.  En 1505 regresa a Roma pues el papa Julio II le encarga su mausoleo, otra obra descomunal para la que el genio florentino pasa nueve meses en las canteras de Carrara eligiendo y excavando los bloques de mármol. Tras comenzar con las estatuas del Moisés y los esclavos, Julio II decide cancelar el proyecto y esto supone el primer gran enfado entre el mecenas y el artista. Miguel Ángel regresa a Florencia y a punto estuvo de ser excomulgado, pues tal era el enfado del papa. 

Tras una entrevista en Bolonia en donde ambos se disculparon y firmaron la paz, el papa le encarga en 1508 la realización de los frescos de la bóveda de la Capilla Sixtina, algo que Miguel Ángel aceptó a regañadientes pues él se consideraba ante todo escultor y creía firmemente en la superioridad de la escultura frente a la pintura. Aún así, y tras no pocos encontronazos con el papa, sobre los honorarios, la diferencia de gustos y la necesidad de que el artista contara con ayudantes, a lo que siempre se negaba Miguel Ángel, la colosal obra se concluyó en 1512. Julio II le hace firmar un contrato para retomar su tumba, algo que le acarreará problemas y litigios hasta casi el final de su vida.

Julio II muere un año después, y su sucesor, el papa León X de Médici, le encarga varios trabajos en Florencia, entre otros, la Capilla de los Médici y la Biblioteca Laurenciana. Además, la ciudad le nombra ingeniero militar y recorre la Toscana para reconstruir murallas. Trabaja en Florencia hasta 1534 para trasladarse definitivamente a Roma.

El papa Paulo III le nombra arquitecto, pintor y escultor oficial del vaticano. Otra obra descomunal le espera a Miguel Ángel: los frescos del Juicio Final nuevamente para la capilla Sixtina. Desde 1546 hasta el final de sus días, Miguel Ángel trabajará como arquitecto para la basílica de San Pedro del Vaticano, esculpirá algunas esculturas para la tumba de Julio II y morirá en 1564 como el mayor genio de la historia del arte. Miguel Ángel está enterrado en la Iglesia de la Santa Cruz de Florencia.

Ahora que ya sabemos bastante de la vida y la personalidad de Miguel Ángel, conozcamos un poco más en profundidad al papa que encargó al genio sus obras más espectaculares y con el que mantuvo una relación de amor-odio digna de una superproducción cinematográfica. 

Rafael. Julio II en 1509

Rafael. Julio II en 1509
Imagen en Wikipedia de Dominio público

Si fuerte era la personalidad de Miguel Ángel, no era menor la del papa Julio II, conocido como el papa guerrero. Guiliano della Rovere era sobrino del papa Sixto IV y fue nombrado cardenal muy joven, viajando por Europa y especialmente trabajando para el arzobispado de Aviñón. Sus pretensiones de llegar a ser papa tras la muerte en 1492 de Inocencio VIII chocan contra las del cardenal Rodrigo Borgia, quien será finalmente elegido papa con el nombre de Alejandro VI. Las conspiraciones de Julio II contra los Borgia no cesan y tras la controvertida muerte de Alejnado VI, Julio II es nombrado papa en 1503, y comienza un autentica ofensiva militar para intentar conquistar los demás estados italianos y unificar la península bajo el mandato de la Santa Sede. Para ello articuló toda una serie de alianzas, intrigas, ataques, guerras y acuerdos  en donde se vieron implicadas las grandes potencias europeas, aunque su ambicioso proyecto finalmente fracasó. Más que un papa parecía un guerreo feroz, pues vestía con armaduras y  toda Europa se hizo eco de  su carácter agresivo y colérico.  

Además de estratega, militar y sabio gobernante, Julio II también fue un gran mecenas de artistas como Rafael, Bramante y Miguel Ángel,  y  se propuso dignificar la ciudad Roma y restaurarle el aspecto que tuvo en la antigüedad. La ciudad del Vaticano tal y como la concomemos hoy se debe al impulso de este papa tan poco usual, así como las primeras restauraciones del Foro y el Coliseo. 

Entre ambos, el mecenas y el genio, se estableció una estrecha relación profesional donde hubo de todo, amor, respeto, admiración, pero también desencuentros y desavenencias  que acabaron con la huida del artista a Florencia, más de una furiosa pelea e incluso violencia física. En palabras del biógrafo de Miguel Ángel, Ascanio Condivi: Julio le quiso entrañablemente, haciendo más aprecio de él que de ninguna otra de las personas que le rodeaban.

Julio II admiraba a Miguel Ángel pero, como ya te habrás hecho una idea de quién era este papa guerrero, para él Miguel Ángel era su asalariado, su trabajador que debía acatar sus órdenes, realizar su voluntad y a ser posible, en el menor tiempo posible, pues el papa sabía que era viejo y deseaba ver concluidas las obras antes de que falleciera. A esto hay que sumarle el también furioso temperamento del genio, su infinito nivel de exigencia, su negativa a trabajar con ayudantes que aligeraran el trabajo y por encima de todo, su consideración de ARTISTA con mayúsculas. Para él, como veremos más adelante, el arte está al mismo nivel que la filosofía, la ciencia o la literatura, y ya no es un simple artesano que trabaja con sus manos por un jornal, sino que se merece una mayor consideración y mejor sueldo. Muchas de las disputas entre ambos se debían a que Miguel Ángel consideraba que tenía que cobrar mucho más por su labor.

El primer gran enfado se produjo cuando el papa anuló la construcción de su mausoleo, pero ya Miguel Ángel llevaba casi un año, llegando a extraer él mismo los bloques de mármol de la cantera de Carrara. El artista se trasladó a Florencia y llegó a decir que no volvería a Roma hasta que el papa hubiera fallecido. Cuando la tensión se relajó, Miguel Ángel aceptó el encargo de pintar los frescos de la Capilla Sixtina pero tras una disputa en la que el papa llegó a atizarle con su bastón, nuevamente el genio huyó a Florencia. Fue necesaria una disculpa formal del papa y un aumento de los honorarios que recibiría Miguel Ángel para que éste volviera a Roma y terminara los frescos. 

Importante

Julio II, apodado el papa Guerrero, fue el segundo gran mecenas de Miguel Ángel. Entre ellos se estableció una complicada relación de amor odio, pues aunque ambos sentían admiración y respetuo mutuo, muchas veces sus personalidades chocaron llegando incluso a las manos. Pero el papa le encargó los proyectos más ambiciosos a él, que le otorgaron gran fama, prestigio y reconocimiento desde su juventud. 

Comprueba lo aprendido

Pregunta 1

Julio II fue conocido como el papa luchador

Pregunta 2

Su declarado enemigo fue su antecesor, el papa Alejandro VI 

Pregunta 3

Lo que pretendía Julio II era la conquista de Europa bajo el gobierno vaticano

Pregunta 4

Fue también un gran mecenas del arte que apoyó a grandes artistas como Durero y Leonardo

Pregunta 5

Se propuso adecentar la vieja y derruida ciudad de Roma