4. Factores y elementos del clima peninsular

Las latitudes medias y su influencia sobre los dominios climáticos de España.

Como vimos en el tema 1, la Península Ibérica se encuentra entre los 36 y los 44 grados de latitud norte. Esto implica que se localiza en las denominadas latitudes medias del globo. Para comprender esto ten en cuenta que la latitud varia desde los 0º del ecuador, hasta los 90º del polo. Por tanto, la península se encuentra casi en la zona media de ambas latitudes, aunque ligeramente más al sur de lo que sería la zona central, es decir, unos 45º, de ahí que sea ligeramente más calurosa que otros dominios templados del planeta.

Es cierto, sin embargo, que las islas Canarias se localizan en una latitud mucho más meridional, en concreto entre los 27º y los 29º N. En este caso ya no podemos hablar estrictamente de latitudes medias, sino de zonas tropicales, pues el trópico de Cáncer, cerca del que se encuentran, se sitúa a una latitud de algo más de 23º.

Es por tanto la latitud la circunstancia que desempeña un papel más importante a la hora de determinar en qué zona climática se encuentra un territorio dentro del planeta. España está, consecuentemente, en la zona de las latitudes medias y su clima, con sus diferentes variantes, está ubicado en lo que se denominan los dominios templados, es decir, aquellos en los que por regla general, ni hace mucho frío, ni hace mucho calor.

Canarias, por el contrario, se sitúa muy cerca de las latitudes tropicales, y consecuentemente de los climas cálidos. Pero en el caso del archipiélago intervienen una serie de factores concretos, que veremos más adelante, que suavizan considerablemente sus temperaturas, de ahí que sean unas islas especialmente afortunadas desde un punto de vista climático.

Las características generales del clima de España. Un clima templado y cálido.

La situación y posición de España en las latitudes medias del globo, conlleva la aparición de un tipo de clima que en líneas generales se puede calificar como templado, es decir, que no es ni excesivamente frío, ni tampoco demasiado caluroso. Ello se observa en la temperatura media que posee nuestro país y que se sitúa en torno a los 16 grados, que es, aproximadamente, la temperatura media que tiene el planeta Tierra.

Al ser una zona relativamente próxima a dos grandes masas marinas, la oscilación térmica no suele ser muy fuerte, aunque sí es más acusada en las regiones del interior de la Meseta Central.

La precipitación total anual también es de tipo medio, pues es ligeramente inferior a los 600 milímetros o litros al año, es decir, también muy parecida al volumen medio de precipitación que se calcula para cada metro cuadrado de la superficie del planeta.

Estas cifras anteriores son válidas para el caso de la España peninsular, aunque como más adelante veremos, hay considerables diferencias entre unas regiones y otras de nuestro país. El caso más extremo es el del archipiélago canario, en el cual las lluvias se reducen considerablemente mientras que las temperaturas son algo más altas. Pero como dijimos anteriormente, se trata del único caso en el que una parte del territorio español se encuentra situada en las latitudes tropicales, de ahí que sus características difieran mucho de las de la España peninsular.

La península ibérica, un pequeño continente en miniatura a escala climática.

El planeta Tierra se subdivide en dos hemisferios por el ecuador. En el norte, en el que se encuentra España, se concentran la mayor parte de las tierras emergidas. Este hecho hace que en esta zona del planeta la denominada continentalidad, es decir, la presencia de grandes masas continentales, sea mayor.

La continentalidad implica a su vez una menor influencia marítima, de ahí que las zonas en el interior de los continentes tengan un clima más extremo en el que suele hacer más frío y más calor que en las zonas costeras bañadas por los grandes océanos.

La península tiene a escala global una superficie muy pequeña como para que pueda ser considerada como un continente, pero si embargo, por la forma maciza que tiene, y por la disposición periférica del relieve, actúa de algún modo como si fuera un pequeño continente.

Ese hecho provoca el que las zonas del interior tengan una gran oscilación térmica, es decir, una diferencia acusada entre las temperaturas más frías del invierno y las temperaturas más cálidas del verano. Esto es particularmente apreciable en el centro de la misma, que corresponde a grandes rasgos con la gran meseta central de ambas castillas, así también como con la penillanura extremeña.

Playa de Benidorm, Malaga
Playa de Benidorm, Malaga
Imagen en Flickr de steve_cx bajo CC