3.2. El dominio climático mediterráneo y sus variantes
- Mediterráneo periférico
Se localiza en las zonas del litoral. La mayor parte de las costas de España se encuentran bañadas por el mar Mediterráneo. Pero el Mare Nostrum de los antiguos romanos no solo ejerce su influencia sobre las zonas colindantes con el mismo, sino que también penetra hacia el interior peninsular y engloba a la zona central de la meseta bajo su radio de acción. De ahí que cuando se quiere generalizar sobre cuál es el clima más característico de nuestro país, se diga que España es un país mediterráneo y se le dé ese nombre al clima más representativo del territorio español.
Pero el clima mediterráneo no es igual en todas las regiones de España. Así las zonas costeras, las que más propiamente pueden ser calificadas como mediterráneas, tienen inviernos muy suaves. Por el contrario, en las de interior, los inviernos son considerablemente más fríos. Y sin embargo, en el litoral del sudeste peninsular, la aridez es una constante durante todo el año, hasta el punto de que podemos denominar a esa variante climática como clima mediterráneo semi árido o árido, o también clima estepario.
El clima mediterráneo periférico se caracteriza por tener unos inviernos suaves, en los que la época fría es prácticamente inexistente. El verano, por el contrario, es tremendamente caluroso, quizás el más caluroso de toda Europa. Además goza de una característica que aunque para nosotros es habitual y hasta lógica en apariencia, es algo verdaderamente extraño en el resto del mundo, y es que ese verano tan cálido es además extremadamente seco, hasta el punto que pueden pasar varios meses de la canícula en los que no llega a caer ni una sola gota de agua.
Sin embargo, al ser zonas próximas al litoral, la oscilación térmica no suele ser muy fuerte. Si bien es cierto que el mar Mediterráneo es a escala mundial, un mar interior con una superficie relativamente reducida y que, por tanto, carece de suficiente influjo como para poder suavizar considerablemente las temperaturas de las costas que baña.
Las lluvias no son elevadas, aunque tampoco tan bajas en cantidad como suelen opinar los habitantes de estas mismas regiones. En realidad cabe calificar la precipitación de media-baja, ya que suele caer una media que oscila entre 400 y 600 litros al año por metro cuadrado.
El problema es que estas lluvias se distribuyen de una forma muy irregular. Así, en las estaciones equinocciales, sobre todo en otoño y debido en muchas ocasiones a la presencia de la gota fría, pueden caer unos aguaceros de carácter torrencial que causan terribles inundaciones. Pero por el contrario, hay años en que la precipitación es muy baja, y entonces aparece la temida sequía, de ahí que el recuerdo popular sea el de un clima en el que llueve poco, cuando realmente no es así, aunque tampoco se pueda decir, de ningún modo, que haya excedente de agua.
El clima mediterráneo en su variante periférica se extiende por una larga franja que bordea las costas mediterráneas peninsulares y que va desde la provincia de Gerona, en el límite con Francia, hasta la de Huelva, en su límite con Portugal. También se pueden incluir dentro de este dominio tanto el archipiélago balear, como es lógico, ya que se ubica en pleno mar Mediterráneo, como la región extremeña. Esto último ya no resulta tan lógico dentro de esta denominación, pues el mar Mediterráneo queda relativamente lejos de la misma.
- Clima Mediterráneo de interior
Presenta una clara tendencia continentalizada. La península ibérica tiene una forma maciza y se asemeja a grandes rasgos a una especie de cuadrado. Si a eso le unimos la elevada altitud que tiene la gran meseta central, entenderemos mejor el por qué hablamos de un continente en miniatura al referirnos a la misma.
Esta tendencia a la continentalidad se ve aún más reforzada por el hecho de que la disposición del relieve peninsular adopta por regla general una ubicación periférica. De ese modo, el aislamiento de las tierras del interior de la península se hace todavía más acusado.
Así no es de extrañar que en las zonas meseteñas, el clima Mediterráneo adopte claramente una variante que se caracteriza por unas temperaturas bastante frías en invierno, y por unos veranos secos y soleados, y por tanto también muy calurosos. Consecuentemente, y al contrario de lo que ocurría en la cornisa Cantábrica, la amplitud térmica anual es muy elevada, y eso hace que aunque la temperatura media parezca que es relativamente suave, en realidad, lo característico de estas zonas es el paso de un invierno muy frío a un verano muy cálido.
Las precipitaciones son, por el contrario, bastante similares a las del dominio mediterráneo periférico. Con una larga sequía estival y dos máximos pluviométricos que coinciden con las estaciones equinocciales. Los inviernos se caracterizan porque en ellos se dan frecuentemente precipitaciones en forma de nieve.
Las precipitaciones suelen ser algo más bajas que en las zonas del litoral, pues oscilan entre 400 y 500 mm., aunque varían mucho entre las zonas más llanas de ambas mesetas, y las ubicadas en las sierras y cordilleras, donde la precipitación es bastante más elevada y en numerosas ocasiones lo es en forma de nieve. Esto se debe a que como consecuencia de la lejanía de las grandes masas de agua, cuando las nubes cargadas de humedad penetran hacia el interior, han perdido ya buena parte de esa humedad que traían desde el mar y por tanto, descargan mucha menos agua sobre estos territorios. Es el hecho conocido como efecto Föhn.
El clima mediterráneo de interior se da principalmente en las dos comunidades castellanas y también en Aragón, aunque aquí más matizado a consecuencia de que la altitud de la depresión del Ebro es muy inferior a la de los valles del Duero, Tajo y Guadiana. En general, este clima se da tanto con la meseta septentrional como la meridional.
c) Mediterráneo de carácter árido.
Se localiza en el sureste peninsular. La sequía es una característica propia del verano Mediterráneo. Pero hay ocasiones en que el estío, es decir, la época en la que las precipitaciones disminuyen hasta prácticamente desaparecer, no se limita solamente a la estación veraniega, sino que se prolonga durante bastantes más meses del año. La consecuencia de estas precipitaciones tan escasas es que necesitamos una nueva denominación para caracterizar a esta variante del clima mediterráneo, y de esta forma nos referimos al mediterráneo semi árido o incluso mediterráneo árido, según los autores que lo comenten.
Las costas de Almería distan unos 200 kilómetros en línea recta de las del norte de África. Y a su vez, el litoral norteafricano se encuentra muy cerca de la gran masa desértica del Sahara. De ahí que la influencia del desierto supere el ámbito continental africano, atraviese el mar de Alborán y afecte bajo su radio de acción a las costas del sureste peninsular, en particular a las de Almería y Murcia, aunque también en menor medida a las de Granada y Alicante.
Esta variante árida del clima mediterráneo tiene unas características muy similares a las del dominio periférico o litoral, dentro del cual se inscribe. Pero hay una modificación del mismo que obliga a analizarlo como una variedad distinta, y es la que ya mencionábamos de la prolongada y acusada aridez.
La falta de lluvias y de nubosidad provoca también una gran insolación, y consecuentemente unas temperaturas elevadas. Sin embargo, el hecho de que se encuentre en las zonas costeras, impide que los veranos sean tan calurosos como en zonas del interior, por ejemplo, el valle del Guadalquivir, donde en los meses de la canícula, se disparan los termómetros.
Esta sequía tan larga y pronunciada, hace que aparezcan en las zonas bajo este dominio climático características excepcionales que no se dan en el resto de España. En concreto, una vegetación muy peculiar que se tiene que adaptar forzosamente a la extremada sequía y a la que genéricamente se le conoce con el nombre de xerófila.
![]() El Cabo de Gata en Almería tiene un clima muy árido Imagen en Wikimedia Commons de Jsanchezes bajo CC |