2.1 Verdad como correspondencia o adecuación.

Importante

Se trata de la teoría más inmediata y acorde con un planteamiento inicial más general. Según ella, un pensamiento o un juicio son verdaderos cuando se corresponden con los hechos reflejados en ellos, siendo falsos en los casos contrarios.

Es una teoría clásica que tiene entre sus primeros exponentes filósofos como Platón o Aristóteles. Para Aristóteles, la verdad o la falsedad no se encuentra en las cosas, sino en los enunciados o los juicios que se refieren a ella. La verdad consiste, según dice, en decir de lo que es que es y de lo que no es, que no es, dándose la falsedad en los casos distintos. El planteamiento ha sido defendido en sus términos generales desde puntos de vista muy diversos, así por ejemplo por Santo Tomás de Aquino en el contexto de la Filosofía cristiana medieval, o por el neopositivismo en la filosofía contemporánea, que define un enunciado verdadero daría cuenta de un estado de cosas efectivo, constatado por la experiencia.

Imagen de Víctor Rivero en Flickr. Licencia CC

Este modelo de verdad encaja especialmente con juicios que se refieren a hechos u objetos. Si por ejemplo afirmamos que un balón tiene una forma esférica, el enunciado será verdadero cuando nuestra experiencia coincida con ello y falso en el caso contrario.

Para saber más

Aunque en su sentido más general se considera un planteamiento natural y de algún modo está presente en cualquier otro planteamiento sobre la verdad, en su sentido más estricto, se trata de un esquema característico de un modelo realista de verdad.

Aunque el realismo gnoseológico admite numerosas variantes en cuanto a su carácter más o menos crítico, en general se entiende que los objetos poseen una existencia que es independiente del observador y que una representación mental o un juicio es más o menos verdadera en la medida en que los  representa de un modo más o menos fiel.

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Pregunta 1

Hablamos de verdad como correspondencia para referirnos a la concordancia existente entre aquello que afirmamos o negamos en una proposición y lo que realmente acontece. Por ejemplo, si yo digo que en la mesa hay dos manzanas, la proposición es cierta si efectivamente en la misma se encuentran dos manzanas y no una cantidad superior o inferior.

Puede considerarse como un criterio general de verdad, ya expuesto por los filósofos griegos, al que de alguna manera remiten otros modos de interpretación de la misma, aunque refleja una interpretación realista, según la cual, existe un mundo externo a nuestra mente que puede ser descrito con mayor o meno fidelidad.