Cada una de las funciones del lenguaje está relacionada con los diferentes elementos de la comunicación. Vamos a recordarlos: emisor, receptor, mensaje, código, canal y entorno o contexto.
Por tanto, el lenguaje se emplea con las siguientes finalidades o funciones:
- Función representativa o referencial. El lenguaje se usa para transmitir una información sobre el mundo que nos rodea, sobre nosotros mismos o los demás, etc. Lo importante es el contenido del mensaje. Ejemplo: El tren de las nueve llegará con retraso.
- Función expresiva o emotiva: El emisor comunica su estado de ánimo, una opinión personal, una emoción, un sentimiento, etc. Ejemplo: ¡Qué bien! ¡Por fin hemos aterrizado en Madrid!
- Función conativa o apelativa: El lenguaje se utiliza para actuar sobre el receptor, para darle una orden, preguntarle o pedirle algo. Ejemplo: ¡Súbete al coche ahora mismo! ¿Has estado alguna vez en el extranjero?
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Estas son las tres funciones básicas en la comunicación diaria. Si nos fijamos, cada vez que hablamos con alguien, hacemos algún gesto o nos comunicamos de cualquier manera y a través de cualquier medio, aparece alguna de estas tres funciones.
Pero, ¿existen otras funciones distintas a estas tres comentadas? La respuesta a esta pregunta es afirmativa. Aparte de las ya citadas, existen otras tres funciones llamadas: fática, poética y metalingüística.
- Función fática: El que habla emplea la lengua para asegurarse de que el canal de comunicación está abierto, que no se no se ha interrumpido. Ej.: ¿Me oyes? ...
- Función poética: El lenguaje se usa para crear belleza, para llamar la atención sobre la forma del mensaje. Ej.: No es una forma de viajar, es la mejor forma de llegar.
- Función metalingüística: La lengua se utiliza para hablar sobre ella misma. Ej.: Cantar es un verbo. La palabra luna es un sustantivo.
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Como te exponíamos al principio de este apartado, cada una de las funciones del lenguaje está relacionada con los diferentes elementos de la comunicación.
Compruébalo en este esquema: