2.1. La técnica de la pintura al fresco. Mejores ejemplos
En la pintura romana, especialmente en sus orígenes, Grecia va a influir decisivamente, pues en la época de los césares se arrancaban pinturas murales griegas y se llevaban a Roma. Sí, suena un poco heavy pero eso de arrancar pinturas de un lugar para llevarlo a otro era algo muy común desde los romanos, y hoy día se sigue haciendo pero con fines conservacionistas….hablaremos de eso en unidades posteriores.
Básicamente la pintura tenía una finalidad práctica, la de decorar y ennoblecer casa, villas y palacios, y los pintores eran considerados artesanos, igual que los que realizaban las demás manifestaciones artísticas como orfebres, carpinteros, etc. Hay que esperar más de mil años para que se eleve su condición social de artesano a artista en el Renacimiento.
Se conocen como frescos , del término italiano affresco, a las pinturas realizadas sobre las paredes. Así, como suena, tan simple y complejo a la vez. Estas paredes hay que prepararlas previamente, con dos capas de mortero o enlucido.
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Frescos de la Villa Farnesina, Roma Imagen de Y. Forget en Wikimedia Commons, Dominio público |
El proceso de realización de una pintura mural se divide en 3 fases:
- Aplicación de una primera capa sobre la pared húmeda, conocida como arricio o enfoscado, compuesta por tres capas de arena y una de cal apagada, más agua. Tiene un centímetro de espesor, y su función es dejar la pared lo más lisa posible.
- La segunda capa es el intónaco o revoco, más fina que la anterior, apenas unos milímetros, siendo una mezcla de dos partes de cal y una de arena más fina que en el enlucido anterior, normalmente polvo fino de polvo de mármol, más agua. Esta segunda capa se aplica solo por jornadas, giornate en italiano, es decir, solo se aplica intónaco a la parte de la pared que va a ser pintada ese día, puesto que el intónaco debe mantenerse fresco para que la pintura se fije a la pared.
- Aplicación de la pintura, comenzando por la sinopia, que es el dibujo lineal que el artista ha realizado previamente en unos papeles o telas rígidas, los cartones, con perforaciones en el contorno. El pintor aplica un poco de carboncillo o pigmento en polvo con una muñequilla que se transferirá desde el cartón a la pared, técnica conocida como estarcido, y una vez que tiene el contorno de las formas principales sobre el intónaco, se procede a pintar de manera segura, rápida y sin arrepentimientos, pues hay que terminar esa jornada antes de que el intónaco seque. Los pigmentos van diluidos con agua, y la cal al secarse pasa de ser hidróxido cálcico a carbonato cálcico, haciendo de aglutinante, fijando los colores a la pared volviéndolos insolubles.
Los pigmentos que se pueden utilizar en la pintura al fresco son solo los de origen mineral, que no sufren alteraciones en su composición tras el proceso químico de la carbonatación de la cal. Al secar, los pigmentos aglutinados con el carbonato cálcico forman una capa lisa, cristalina y brillante. El mayor inconveniente de esta técnica es que no se pueden corregir los errores, puesto que una vez aplicada la pintura ésta es rápidamente absorbida por la pared. En ocasiones se aplica una capa posterior de pintura al temple para corregir los fallos e incluso se llega a eliminar la capa de intónaco y comenzar de nuevo. Y otro inconveniente más: los tonos de algunos pigmentos cambian al secarse como reacción con la cal, así que el pintor debe conocer de antemano el comportamiento de los colores que va a usar. No es fácil esta técnica, no crees?
Una forma de averiguar si la pintura mural es un buon fresco es tratar de distinguir las líneas entre las jornadas, visibles de cerca y con luz rasante. Estas jornadas suelen ser de pequeñas dimensiones cuando se trata de rostros y detalles, y de mayor tamaño en los fondos.

Curiosidad
La palabra sinopia viene de la región de Sinop, en Turquía, de la que se extraía un pigmento rico en óxido de hierro de color ocre rojizo, y se refiere a la técnica mediante la cual el pintor marca el boceto de la composición sobre el muro antes de pintar al fresco. Este boceto suele hacerse sobre tela o papel semirrígido, conocidos como cartones, perforando con punzón el contorno de los dibujos y espolvoreando pigmento en polvo para calcar sobre la pared el boceto. Miguel Angel usaba la tierra rojiza de Sinop, de ahí el nombre de sinopia a todo el proceso.
Se puede hablar de cuatro estilos en la pintura romana tomando como modelo los frescos encontrados en Pompeya y Herculano, que como ya sabes, la explosión del Vesubio hizo que quedaran ocultas bajo lava y cenizas hasta hace relativamente poco tiempo, lo que ayudó a su conservación y que llegaran hasta nosotros en relativo buen estado. Dichos estilos son:
Primer estilo o de incrustaciones:
De clara influencia helenística, se desarrolló desde mediados del s.II a.C. hasta principios del s.I a.C., en época republicana.Se denomina así porque imita la textura del mármol, ocupando la pintura tres bandas horizontales bien diferenciadas. La inferior hace de zócalo, la zona media se pintaba imitando distintas capas y tipos de mármoles con gran colorido, y la superior se reserva para pintar un friso de estuco normalmente de color blanco. Estilo con resultado suntuoso y colorista. Magníficos ejemplos de este estilo son los frescos de la Casa del fauno en Pompeya, y los del Palacio Flavio, en el Palatino romano.
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Frescos de la Villa de los Misterios, Pompeya Imagen de Gisleh en Wikimedia Commons,Licencia CC |
Detalle de un fresco de la Villa de los Misterios, Pompeya Imagen en Wikimedia Commons, Dominio público |
Segundo estilo o estilo arquitectónico:
Estilo netamente romano, se desarrolla durante el s.I a.C, en la época de César. Se denomina así puesto que ya no solo imita el material sino que ahora también se imitarán elementos arquitectónico como frisos, cornisas, columnas y ventanas, en un deseo de dar sensación de profundidad y magnitud a las estancias. asistimos pues a las primeras pinturas en perspectiva de la historia. Magníficos ejemplos son la Casa de Augusto, en Roma, y la Villa de los Misterios, en Pompeya.
Tercer estilo o estilo ornamental:
De la primera mitad del siglo I d. C. desde Augusto hasta Nerón. Ya no hay ese afán por imitar grandioso espacios arquitectónicos, sino que ahora las escenas se enmarcan como si fueran enormes lienzos, con profusa decoración ornamental. Este estilo alcanza su apogeo en la Villa Farnesina, Roma.
Cuarto estilo, ilusionista o escenográfico:
Desde mediados del s. I d. C. es una mezcla de todos los estilos anteriores. Se tiende a un cierto barroquismo, a la exageración de las formas, con arquitecturas irreales, grandes cortinajes, escenas históricas rivalizando con las mitológicas, colores muy intensos destacando el rojo y hasta los primeros trampantojos, es decir, refinados y sofisticados engaños visuales. En Pompeya destacan la Casa de Lucrecia y de los Vetii, y en Roma, la Domus Aúrea de Nerón.
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Fresco de Hércules, Casa de los Vetii Imagen de Almare en Wikimedia Commons, Licencia CC |
Domus Aúrea, Roma |
En España contamos con magníficos ejemplos de frescos romanos, como es el caso de el antiguo santuario de Cibeles, actualmente la iglesia de Santa Eulalia en Bóveda, Lugo, los de la Casa de los Grifos en Alcalá de Henares, Casa de Hércules en Velilla de Ebro, Zaragoza, Casa de la Fortuna en Cartagena, y los numerosos restos hallados en Ampurias y Mérida.

Pregunta de Elección Múltiple

Importante
La pintura al fresco tiene en Roma su primera época de esplendor, con magníficos ejemplos en las Villa de los Misterios en Pompeya. Para pintar al fresco hay que preparar el muro con dos capas de enlucido: el arricio primero y el intónaco después, ambos morteros son una mezcla de cal apagada, arena y agua. Sobre el intónaco aún fresco, se procede a pintar con pigmentos diluidos en agua, y al secar, el hidróxido cálcico se convierte en carbonato cálcico, fijando los colores al muro.
Esta técnica no permite arrepentimientos, y exige precisión, soltura y agilidad al artista.

Para saber más
La cal es uno de los materiales conglomerantes más utilizados a los largo de la historia. Se obtiene por la combustión de rocas calcáreas, y compuesta de carbonato cálcico (CaCO3) e impurezas como arcillas, magnesio y sílice. En el proceso de combustión se libera anhídrido carbónico (CO2) y se obtiene óxido de calcio (CaCO), lo que se conoce como cal viva.
Para que la cal viva pueda ser utilizada para fabricar morteros hay que apagarla con agua, introduciéndola en fosas con agua en un proceso que duraba un año aproximadamente y en el que se liberaba mucho calor, alcanzándose los 300 grados. El resultado es la cal apagada o cal muerta, compuesta de hidróxido cálcico (Ca (OH)2). Al mezclarla con agua en la fabricación de morteros, volvemos a tener la misma composición que al principio (CaCO3) pero ahora, tras el proceso de apagado de la cal, los cristales de carbonato cálcico son mucho más pequeños que los de la roca original, por lo que se vuelve más estable y resistente.