1.3. Las regiones urbanas
En ocasiones, las ciudades próximas entre sí establecen intensas relaciones unas con otras, pero a pesar de su cercanía, no logran formar un continuo urbano o una conurbación. En este caso, hablamos de la existencia de regiones urbanas.
En realidad, las regiones urbanas son muy parecidas a lo que describíamos anteriormente, pero con una diferencia. Entre ellas, físicamente existe separación. Es decir, no hay continuidad en la aglomeración urbana y por el contrario, sí que se conservan espacios vacíos o no urbanizados que separan nítidamente a unas de otras.
En España, la región urbana más conocida es la que configura el triángulo económico Avilés-Oviedo-Gijón, en la Comunidad asturiana. Estas ciudades se complementan en sus funciones, no están muy alejadas unas de otras, están bien comunicadas y eso permite que las relaciones entre ellas sean intensas y continuas.
Otro ejemplo es el de la Bahía de Cádiz, o a otro nivel, el de la Bahía de Algeciras, ambas en la provincia gaditana. Las peculiares características del medio físico y los fenómenos de tipo económico y humano, conllevan que las podamos denominar como regiones urbanas.
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La Bahía de Cádiz es la región urbana más importante que existe en Andalucía. Imagen extraída de Google Earth. |

Objetivos
Cabeceras comarcales y agrovillas. Las ciudades también existen en las zonas rurales.
Los espacios rurales se definen por oposición o complementariedad como aquellos que no son urbanos. Pero esta es una definición incompleta y superficial. Es más, aunque en ellos predomine, lógicamente, el componente rural o agrario, no por eso deja de tener también importancia la existencia de conjuntos urbanos que organizan y estructuran ese territorio.
Pero se trata, claro está, de pequeñas ciudades a las que antiguamente se denominada villas, y a las que ahora llamamos pueblos o aldeas. Aunque en el fondo, esto sigue siendo también un esquema que simplifica excesivamente la realidad.
En efecto, los fenómenos urbanos también se encuentran presentes en zonas predominantemente rurales. E incluso se puede apreciar en ellos una jerarquía urbana, del mismo modo que lo hemos venido haciendo a lo largo de este tema.
Así es posible encontrar una gran variedad de asentamientos de carácter urbano que estructuran y organizan el medio rural. Las cabeceras comarcales son, por ejemplo, los pueblos o ciudades pequeñas que acogen buena parte de las funciones de servicios que son necesarias para abastecer o servir a la comarca en la que se inscriben.
En ocasiones, estos núcleos alcanzan tal importancia demográfica, que pese a su función predominantemente agrícola o ganadera, su volumen de población es tan elevado, que se les denomina genéricamente agrovillas. Esto es relativamente frecuente en la campiña andaluza donde los núcleos urbanos, aunque con un carácter básicamente agrícola, alcanzan un tamaño tan grande que es conveniente utilizar esa doble denominación de agrario (agro) y ciudad (villa) que los indentifica y los particulariza.
Un curioso e interesante vídeo que muestra con imágenes los contrastes entre el espacio rural y el urbano de una forma un tanto idealizada. Publicado por MarcoSkatePark en You Tube. |

Pre-conocimiento
Las ciudades como forma de organizar el territorio en épocas pretéritas.
A lo largo de este tema hemos hecho continuas referencias a las ciudades como núcleos básicos para la organización del territorio en la actualidad. Pero aunque en épocas anteriores las condiciones eran muy distintas, en realidad, las ciudades siempre han cumplido esa función de una forma u otra. Veamos el caso concreto de España.
Para los pueblos colonizadores que se asentaron durante el primer milenio antes de nuestra era, las factorías comerciales en la costa cumplían a la perfección esta función, como forma de relacionarse con los pueblos indígenas del interior.
Para los romanos este hecho era todavía mucho más importante. Para Roma, las civitas no eran un lugar de población o de intercambios exclusivamente, sino más bien para controlar el territorio bajo su dominio. Eran la residencia de gobernadores, funcionariado o ejército, según lo que era procedente en cada caso.
Los musulmanes quizás no llevaron el fenómeno urbano a la misma escala que los romanos, pero en cualquier caso, la red de ciudades islámica era la que estructuraba y ejercía su control sobre los territorios bajo su dominio.
En consecuencia, lo que actualmente representa el fenómeno urbano, no puede ser catalogado sino como una herencia final de lo que la ciudad ha supuesto también para las civilizaciones que se establecieron en la península Ibérica en épocas anteriores.
En este vídeo sobre la Tarraco romana, puedes comprobar cómo las ciudades han sido desde hace más de dos mil años el elemento básico para la organización del territorio.
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AV - Reflexión
Relaciona un concepto urbano con su significado.
1. Área metropolitana
2. Macrocefalia urbana.
3. Megalópolis.
4. Continuo urbano.
5. Conurbación.
6. Región urbana.
A. Conjunto de una gran ciudad y de sus núcleos periféricos conectados entre sí por actividades laborales y de todo tipo.
B. Unión física entre dos ciudades que han crecido separadamente desde diferentes núcleos inciales.
C. Unión de sucesivas áreas metropolitanas, conurbaciones y regiones urbanas dando lugar a un espacio urbano de enormes proporciones.
D. Ciudades relacionadas entre sí, pero que no forman un espacio urbano continuo.
E. Crecimiento desmesurado de la capital de un país o de un territorio en relación al resto de las ciudades que existen en ese lugar.
F. Aglomeración de ciudades que se unen entre sí sin apenas dejar espacio vacío entre las mismas. Suele aparecer a lo largo de una gran vía de comunicación o de una zona litoral muy extensa.
