2. Idealismo

 
 Universidad de Tubinga
Imagen de Ian Kath en Flickr. Licencia CC
 Antes de estudiar en qué consiste el idealismo nos conviene reflexionar sobre el punto en el que quedaron las cosas tras la obra de Kant. En su Crítica de la Razón Pura, este autor llevó a cabo una profunda investigación en torno a las posibilidades y los límites del conocimiento humano. Destaca el papel activo del pensamiento, del sujeto, que moldea el objeto: sus propias estructuras a priori marcaban el conocimiento de lo real. Así, lo que conocemos son los fenómenos, la realidad para mí, esto es, la realidad modificada por esas categorías del entendimiento. El noúmeno, la cosa en sí misma, queda fuera de nuestro alcance, pues una vez que la captamos con nuestro entendimiento la estamos transformando, y ya es fenómeno. Niega Kant así la posibilidad de un conocimiento último y total de lo real y plantea una dicotomía entre lo que es y lo que podemos conocer, entre la 'cosa en sí' y la realidad en tanto que la conocemos, el fenómeno.

Partiendo de ello, algunos discípulos de Kant, influidos por el movimiento romántico, retoman la dificultad de dicha dicotomía noúmeno-fenómeno y tratan de darle solución. Así, el idealismo trascendental kantiano da pie al surgimiento del Idealismo Alemán, cuyos máximos exponentes son Fichte, Schelling y Hegel.

Para saber más

Johann Wolfgang v. Goethe
Goethe, por G. M. Kraus.
Imagen en de Svencb en Wikimedia Commons .
Dominio público
Aunque El idealismo alemán se explica como una particular prolongación de la obra de Immanuel Kant, en su desarrollo confluyen otros factores. Como elementos contextuales cabe hablar del nacionalismo de Fichte, favorecido por la ocupación napoleónica, quien defiende la superioridad cultural y filosófica del alemán frente a los idiomas latinos en su obra Discurso a la nación alemana. También el romanticismo, encarnado en la obra de uno de sus fundadores, el escritor Goethe, o la obra del poeta lírico alemán Hölderlin, son referentes en el pensamiento de Hegel.

Actividad de lectura

Fausto (Goethe)

Cartel de Fausto (Goethe)
Imagen de Tekstman en Wikimedia Commos.
Dominio público

‘Escrito está: «En el principio era la Palabra»… Aquí me detengo ya perplejo. ¿Quién me ayuda a proseguir? No puedo en manera alguna dar un valor tan elevado a la palabra; debo traducir esto de otro modo si estoy bien iluminado por el Espíritu. –Escrito está: «En el principio era el sentido»… Medita bien la primera línea; que tu pluma no se precipite. ¿Es el pensamiento el que todo lo obra y crea?... Debiera estar así: «En el principio era la Fuerza»… Pero también esta vez, en tanto que esto consigno por escrito, algo me advierte ya que no atenga a ello. El Espíritu acude en mi auxilio. De improviso veo la solución, y escribo confiado: «En el principio era la Acción».’

Fausto, de Goethe.

Objetivos

Fichte recoge la importancia en el conocimiento del sujeto cognoscente, aunque niega la existencia de noúmeno o cosa en sí más allá de las categorías de la razón. Piensa que es contradictorio pensar en la existencia de una realidad que escapa a las categorías del entendimiento. La cosa en sí sería un postulado innecesario (pues no lo podemos comprobar). El mundo objetivo, la realidad más allá del sujeto, sí puede ser pensado. La realidad objetiva, lo que no soy yo, el no-yo, es una creación del yo, del pensamiento. Así, la razón carece de límites. Lo interesante para Fichte es analizar cómo el pensamiento se ha objetivado en los distintos objetos, cómo se han materializado las ideas en los distintos productos, objetos.

Schelling, por su parte, entiende que esas características del sujeto de Fichte son de la naturaleza toda. Tengamos en cuenta que es un momento de afianzamiento de las ciencias naturales. Así, la naturaleza es el sujeto de su propio movimiento, es una totalidad orgánica, en movimiento a partir de sus contradicciones. Aunque afirma que estas contradicciones no pueden ser pensadas, solamente intuidas (sigue usando el principio lógico de no-contradicción de la lógica aristotélica hasta Kant).

Hegel recoge ideas de ambos antecesores y crea el sistema idealista de mayor repercusión e influencia. Nos centraremos a continuación en él.

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