3.2. El bosque Mediterráneo siempre tiene hojas. Las formaciones arbustivas: la garriga y el maquis.
El clima Mediterráneo impone unas duras condiciones a las especies que se desarrollan en el mismo. La larga sequía estival, unida a unas temperaturas muy elevadas, obligan a que los árboles y las plantas que en él se dan, tengan que adaptarse a dichas condiciones. Así, las hojas son de carácter coriáceo, es decir, muy duras, y además se revisten por una especie de cera que les permite conservar la escasa humedad estival y que esta no se evapore a consecuencia de las altas temperaturas. El bosque Mediterráneo se caracteriza, además, por ser de carácter perennifolio, es decir, siempre tiene hojas.
En general el bosque mediterráneo presenta grandes claros y las especies arbóreas no tienen gran porte debido a la elevada insolación en que se encuentran. Las copas de los árboles son anchas precisamente para defenderse de la radiación solar. Sus raíces que suelen ser profundas con objeto de alcanzar el agua del subsuelo. La corteza del tronco suele ser gruesa y en ocasiones tiene un aprovechamiento industrial como el corcho en los alcornoques.
Las dos especies arbóreas más representativas son la encina y el alcornoque. La encina aguanta mejor la sequía, el alcornoque es algo más exigente, de ahí que se dé en zonas más húmedas y umbrías. Ambos tienen diferentes aprovechamientos, tanto madereros como por sus frutos (bellotas) que son empleados en las dehesas para la cría del ganado, en particular del porcino.
La encina se extiende por casi toda la península Ibérica con clima Mediterráneo, mientras que el alcornoque queda bastante más restringido a zonas de Extremadura, Sierra Morena o el sur de La Mancha. Sin embargo, es muy abundante en Portugal, sobre todo en el Alentejo. Se calcula que hay más de un millón de hectáreas ocupadas por el alcornoque en la península. El corcho es la mayor riqueza que aporta el alcornoque. Se trata de una protección natural contra los incendios, dado que el alcornoque resiste mucho peor que la encina el fuego y tarda muchísimo en recuperarse después de haber sufrido los efectos de los incendios.
La saca del corcho es una de las riquezas económicas que ofrece el alcornoque en el bosque Mediterráneo.
Publicado en You Tube por Gorriato1
|
El bosque Mediterráneo tiene dos tipos de formaciones arbustivas características, la garriga y el maquis. Estas aparecen cuando se produce la degradación del bosque y poseen características distintas. El maquis alcanza mayor altura y se da en zonas con mas humedad y con suelos silíceos, por ejemplo en Sierra Morena. También se conoce a esta formación con el nombre de maquia.
La garriga tiene menor porte en cuanto a altura, soporta mejor la aridez y prefiere suelos de tipo calizo. Es propia de las Sierras Béticas, como caso más representativo. Es mucho más rala, es decir, no es tan abigarrada como el maquis.
Otra característica del bosque Mediterráneo es el denominado bosque de galería. Este aparece en las orillas de los ríos y de los arroyos, pues las especies que necesitan mayor humedad, como los fresnos, olmos, sauces, chopos o alisos, buscan las riberas de los cursos de agua para poder subsistir con la humedad que estos le aportan. Desgraciadamente este tipo de formación está muy destruída. El ser humano la ha talado para aprovechar las zonas más húmedas, y ubicar en ellas huertas, árboles frutales, etc.
![]() |
La encina es la especie más representativa del bosque Mediterráneo.
|

Objetivos
La vegetación xerófila es propia de las zonas más áridas del Mediterráneo.
Como vimos en un epígrafe anterior, el clima Mediterráneo se extiende por amplias zonas de la Península y de las islas Baleares, de ahí que la vegetación que existe en el mismo difiera considerablemente en función de esas características climáticas específicas. El caso más llamativo de todos es el del sudeste peninsular, ya que allí la sequía es tan acusada, que las especies que habitan esa zona han de adaptarse a unas condiciones de vida que son bastante extremas.
Son las plantas xerófitas, o xerófilas, es decir, aquellas que "aman" o les gusta la sequía. Son plantas y arbustos que sobreviven con una escasa aportación de agua y que, la poca que obtienen, se ven obligadas a almacenarla en unos troncos gruesos o en unos frutos con una piel muy dura. Son además plantas que desarrollan un sistema de protección ante los depredadores consistente en la aparición de espinas que disuaden a los animales de su consumo.
Las plantas xerófitas, entre las que destacan los cactus, las pitas o las chumberas como ejemplos más conocidos, se encuentran frecuentemente en una formación vegetal que es la estepa. Esta está formada por un matorral muy poco denso, ralo y disperso, en el que sin embargo es frecuente encontrar especies denominadas aromáticas, pues atraen con su fuerte olor a insectos que las polinizan. Esta característica es típica además de casi todas las regiones Mediterráneas ya que en ella abundan arbustos y flores como el romero, el tomillo, la lavanda, y otras especies algunas de las cuales se utilizan incluso para la industria de perfumería.
![]() |
Las chumberas son propias de climas áridos y de formaciones esteparias como las que existen en el sudeste peninsular.
|

Pre-conocimiento
El pinsapo, una reliquia del Terciario.
Una de las especies arbóreas más escasas y en peligro de la península Ibérica es el Pinsapo. Este árbol solo se localiza en puntos muy concretos de la serranía gaditana (Grazalema) y malagueña (Sierra de las Nieves). También pervive otra variedad del mismo en la cordillera del Atlas marroquí, pero su número es también muy escaso. Su hábitat es muy reducido debido a las condiciones tan exigentes que requiere para su supervivencia.
El pinsapo es un superviviente de la era Terciaria, o más probablemente de la época de las glaciaciones, cuando el clima de la Península era bastante más frío del que es hoy día. Su porte recuerda al de un abeto más propio de la Europa del norte que al de un árbol de nuestras latitudes, cálidas y por lo general áridas. Sin duda hace miles de años estuvo más extendido por toda la geografía peninsular, pero hoy solo se conserva en lugares que reúnen unas características muy específicas.
Necesita unas temperaturas que no sean muy altas, de ahí que para subsistir en nuestro clima solo se haya podido aclimatar a zonas muy elevadas, generalmente a más de mil metros de altura. Por otra parte, necesita también mucha humedad, y es en la sierra de Grazalema o en la de las Nieves donde encuentra lugares en los que se superan los 1.000 mm de precipitación. También busca zonas umbrías, ya que de esa manera evita el calor excesivo en verano.
Por todos estos motivos de carácter natural, pero también debido a la tala abusiva y al sobrepastoreo que durante siglos se le ha sometido, el pinsapo es hoy una especie extraordinariamente rara que ha merecido toda la protección necesaria para su conservación y que deberíamos admirar como una reliquia botánica que es prácticamente única en el mundo.
![]() |
El pinsapo es una especie muy rara que solo sobrevive en zonas donde llueve mucho y a gran altitud, donde el calor no es excesivo. Autor: Rijme31 en Flickr.Licencia CC |