1.2. Los valores estéticos

Jackson Pollock en el MoMA Imagen de Joan Sorolla en Flickr. Licencia CC

A través de las interpretaciones de Platón, Hume y Kant hemos vistos tres postulados clásicos en torno a la objetividad de los valores estéticos pero, ¿cuáles son esos valores? Pasamos en este caso a la crítica del arte exponiendo una clasificación que nos puede servir de guía para conocer los criterios que, desde un punto de vista estético, suelen emplearse a la hora de valorar una obra artística:

• Valores sensoriales. No se trata de valores sensuales, que afectan a la placidez inmediata que produce en nosotros un objeto (un rico pastel), sino de la potencialidad de una determinada obra artística para el disfrute sensorial. Así las cualidades visuales como el efecto del color, las texturas y efectos táctiles de los materiales, el timbre de los sonidos, etc. Se trata de un valor claramente aplicable a elementos naturales que, como hemos visto, caen también dentro del área de estimación de la estética en general.
• Valores formales. No se refieren a la forma entendida como figura, sino a las relaciones que guardan entre sí los elementos que componen la obra. Así, las relaciones tonales de una obra musical. Los aspectos formales pueden referirse al conjunto (estructura) o al detalle (textura), por ejemplo los que conciernen al conjunto de una sinfonía o a un elemento melódico. En relación con la forma, la unidad orgánica y consistencia del objeto suele ser un argumento de juicio determinante, siendo objeto de análisis la adecuada interrelación entre los elementos que lo componen.

Los detalles en la interpretación varían en función de las características del objeto artístico o de la disitinta apreciación que unos y otros conceden a diferentes aspectos. Entre otros criterios de valoración formales  se encuentran: la variación temática dentro de la unidad, el equilibrio entre sus partes, la adecuada gradación de las cualidades sensoriales de los elementos, etc.

• Valores vitales. Son valores que vinculan la obra artística con la realidad exterior. Las obras de arte pueden presentar no solo objetos materiales externos, sino conceptos y sentimientos, pudiendo encarnar de este modo valores vitales. Si en un primer caso se enjuicia su habilidad representativa, en el segundo se valora su capacidad expresiva, su cualidad para encarnar emociones y valores vitales.