2. Nuestros antepasados no eran muy numerosos.
Durante buena parte de la Historia, la mayoría de las personas solían morir jóvenes.
El proceso histórico de evolución de la población española muestra dos grandes etapas claramente diferenciadas. Hasta el siglo XVIII, la población creció lentamente debido a que se encontraba sometida a fuertes crisis de mortalidad. A partir de ese siglo, y sobre todo durante los dos últimos, la mortalidad se redujo considerablemente y esto permitió un crecimiento muy rápido que permitió que la cantidad de españoles y españolas se multiplicara como no lo había hecho nunca a lo largo de la Historia.
A esa primera etapa se le conoce como el Antiguo Régimen Demográfico. Este se caracteriza porque nacían muchos niños, pero buena parte de los mismos morían muy jóvenes a consecuencia de la falta de higiene y de lols escasos conocimientos sanitarios y médicos. La mortalidad era altísima, por lo cual, las personas solían morir muy jóvenes. Quizás la vida media de una persona se situaba en torno a los 30 ó 40 años, cuando hoy día es el doble.
No conocemos con exactitud cuál era el volumen de población que había en España en estas épocas precensales, pero debía ser bastante reducido, aunque experimentó diversas alternancias según las diferentes etapas históricas.
Durante la dominación romana la población creció, alcanzándose el máximo hacia el siglo II de nuestra era. Es muy difícil estimar el número de pobladores en aquel momento, pero la cifra debió estar en torno a cinco o seis millones como máximo.
Con la decadencia de la civilización romana y con las invasiones de los pueblos bárbaros se produjo un retroceso demográfico, y la población descendió a consecuencia de una grave crisis y por el aumento de la mortalidad. Probablemente el número de habitantes de Hispania se redujo a unos cuatro millones.
La llegada de la civilización islámica supuso una recuperación económica y también demográfica, sobre todo en la parte meridional de la península. Posiblemente se alcanzó una cifra parecida o quizás superior a la del momento de mayor apogeo durante la romanización.
Sin embargo, los tiempos medievales implicaron un nuevo retroceso. El proceso histórico de la denominada Reconquista y las crisis demográficas que se sucedieron, provocaron que hacia el siglo XIV se hubiera reducido el número de habitantes hasta unos cuatro millones.
Desde ese momento, y hasta nuestros días, la población no ha cesado de crecer. Es cierto que hubo épocas puntuales de crisis como el siglo XVII, que luego analizaremos, pero en general, se experimentó un crecimiento continuado aunque relativamente lento hasta los comienzos del siglo XIX.
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Gráfica que muestra la evolución de la población española durante la época precensal. |

Objetivos
El Ciclo de la muerte y la Mortalidad catastrófica.
Durante miles de años, las personas han vivido una vida muy corta. La muerte les sorprendía a la mayoría cuando eran todavía bastante jóvenes o, en numerosos casos, cuando eran niños. Pocas personas llegaban a edades tan avanzadas como las de hoy, y esto solo sucedía normalmente entre los más ricos y poderosos.
Las causas de esta mortalidad tan elevada eran muy numerosas. La ausencia de una buena alimentación, el desconocimiento de las normas básicas de higiene, la falta de atención médica o sanitaria, las guerras, las catástrofes naturales, las plagas (langostas, ratas, etc.).
Las poblaciones siempre estaban amenazadas por diferentes agentes naturales o provocados por los propios seres humanos que, en determinados momentos, ponían en marcha el denominado Ciclo de la muerte, que acababa trayendo consecuencias catastróficas para las personas.
Cuando por algún motivo de los citados anteriormente se perdían las cosechas (guerras, plagas, sequías, inundaciones, etc.), la consecuencia más inmediata es que aparecía el hambre, o para decirlo con mayor propiedad, la hambruna.
Al carecer de una alimentación básica, las personas perdían sus defensas naturales y quedaban expuestas a cualquier tipo de enfermedad contagiosa. Esto era especialmente más frecuente entre los más débiles, es decir, los niños y los ancianos, pero también entre las personas más humildes y pobres de la sociedad.
Cuando el cuerpo se debilitaba, estas enfermedades se cebaban sobre la mayor parte de la población, y un elevado número de personas fallecía en un escaso período de tiempo, produciéndose así la denominada Mortalidad catastrófica.
Todas estas causas y consecuencias que explican el porqué de estas terribles crisis de mortalidad, es lo que se denomina el Ciclo de la muerte.
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En su obra "El triunfo de la muerte", el pintor Peter Brueghel representó alegóricamente la mortalidad catastrófica como un fenómeno característico de la época en la que vivió.
Wikipedia. Obra bajo dominio público.
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Pre-conocimiento
Las grandes catástrofes demográficas de los siglos XIV y XVII.
El Ciclo de la muerte acababa derivando, por regla general, en la llamada Mortalidad catastrófica. Esta consistía en que la Tasa de mortalidad, que por lo común era muy elevada, crecía enormemente en un momento determinado a consecuencia de la aparición de algún tipo de epidemia generalizada o pandemia. Esta, finalmente, terminaba afectando a buena parte de la población y provocando una enorme mortandad entre quienes la sufrían.
La más importante de todas esas epidemias era la peste. La peste es una enfermedad que consiste en la inflamación de los ganglios linfáticos y provoca la muerte de quienes la contraen en un plazo breve de unos días.
La peste está provocada por la picadura de una pulga de la cual son portadoras las ratas. Este parásito se desarrolla enormemente en los ambientes sucios y carentes de higiene en los que viven los roedores (cloacas, alcantarillas, vertederos, etc.). La rata es inmune a ella, pero cuando convive con los seres humanos, la pulga pica a las personas y les transmite la enfermedad.
La peste era habitual durante toda la Edad Media, pero no siempre sus efectos tenían por qué ser mortales. Esto sucedía cuando aparecía una cepa de la enfermedad particularmente virulenta y cuando la población afectada se encontraba en una situación de extrema debilidad a consecuencia de la mala alimentación y de la falta casi absoluta de higiene.
En 1348 y en 1649 esta situación se produjo en España. Habitualmente las epidemias de peste tenían lugar cíclicamente cada diez años aproximadamente. Pero en esas dos ocasiones, los efectos de la epidemia fueron mortíferos causando una verdadera catástrofe demográfica.
Es imposible calcular con seguridad los efectos de las pandemias, pero se estima que en la de mediados del siglo XIV, pudieron fallecer cerca de una cuarta parte de los habitantes que existían entonces en la Península, aunque en zonas como Cataluña este porcentaje se debió acercar al 40%. En la del siglo XVII, las estimaciones fluctúan entre medio millón y un millón de muertos, aunque como siempre recordamos, estas cifras son solo cálculos que no es posible comprobar con seguridad.
El nombre de Peste Negra se debe a que en las zonas del cuerpo afectadas se acumulaba la sangre que acababa tomando un color negruzco. También se le denominó Peste Bubónica, porque se formaban "bubas" en el cuerpo, es decir, una especie de hinchazón de los ganglios afectados como muestra la imagen que a continuación reproducimos.
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Representación medieval en la que aparecen dos afectados por la epidemia de Peste Bubónica. Puedes apreciar cómo el cuerpo se les cubría de bubas o bultos hinchados. Publicado en Wikimedia Commons bajo dominio público. |

Actividad de Lectura
Lee el texto que se presenta a continuación y contesta a las preguntas que se plantean. Aunque el texto está escrito en castellano medieval, leyéndolo detenidamente podrás comprender la mayor parte de las palabras que en él aparecen.
«En los tiempos de la pestilencia enferman más deste mal; de primero sienten grant afogamiento, e huéleles mal la boca, e están vascando, e tienen ençendimiento e vomitan feas vmores de diversas colores.Entonçes deuen los sanos, lo primero, conformar con la boluntat del Señor Dios, e regir sus ánimas con sanctos e claros pensamientos. E, lo principal es salir de aquella tierra onde cavsa o está cavsada la pestilencia, e lo más ante que pudiere; e asconderse del ayre quanto podiere.E apoque el vañarse en río nin en vaño, e vse muy poco de las mugeres. Riegen el suelo con vinagre, sofumen la casa con grasa o ençiensso, e tengan fumo de tomillo, e huelan vn paño mojado en vinagre e agua rosada; veuiendo de sus mesmas orinas cada vno algunas mañanas quanto cabe en las manos.E, el que sintiere algo de la pestilencia, bien es tyrar vnas seys onças de sangre en dos días. Los que sienten el mal de la landre en la yngle e en el cuerpo toviera las dichas señales, poner encima azeyte e, si más fuer menester pongan ençima pollos, o ranas, o siesos del gallo, o perrillos chicos aviertos en calientes. Sájenle en las piernas, en el sobaco, o garganta, o tras la oreja e échenle ventosas ençima de saja.»
Según el autor, ¿cuáles son los síntomas que describen la aparición de la Peste?
¿Qué es lo que hay que hacer para evitar el contagio?
¿Crees que algunas de esas medidas podían resultar útiles para curar a los enfermos o evitar la propagación de la epidemia?
¿Qué consideras que deberían haber hecho para evitar una epidemia de peste o para que las personas no se contagiaran?