2.1. Pero a partir del siglo XVIII, la situación comenzó a cambiar.
Hasta el siglo XVIII, la población española y también la europea, mantuvieron las características propias del Antiguo Régimen Demográfico. Pero en esa centuria se iniciaron unos cambios que se desarrollaron plenamente durante el siglo siguiente.
Debido a una serie de causas que luego analizaremos, la mortalidad comenzó a descender considerablemente. En primer lugar, lo hizo de una forma lenta, pero conforme fue avanzando el tiempo, los cambios se hicieron cada vez más significativos y ello implicó la entrada en una nueva fase de la demografía española.
A pesar del descenso del número de fallecidos y del consiguiente aumento de la esperanza de vida de las personas, la natalidad se mantuvo durante un tiempo bastante alta.
La población española de aquella época se desarrollaba bajo un régimen denominado de fecundidad natural. Esto quiere decir que apenas si se utilizaban métodos anticonceptivos que impidieran los embarazos, con lo cual la Tasa de natalidad era muy alta. Se calcula que de cada mil personas podían nacer cuarenta niños o más a lo largo de un año, por término medio.
Al descender la mortalidad y mantenerse la natalidad muy elevada, la población comenzó aumentar considerablemente, es lo que se denomina un crecimiento vegetativo elevado. Esta ha sido la constante de la población española desde el siglo XVIII y sobre todo durante el XIX.
De ese modo, la población pasó de unos siete millones al comenzar el siglo XVIII a unos diez y medio al finalizar el mismo. A mediados del XIX ya se habían superado los quince millones y hacia 1900, los 18. Probablemente la población creció más durante la primera mitad del siglo XIX que durante la segunda, a pesar de una serie de acontecimientos históricos que la afectaron negativamente como la Guerra de Independencia o las Guerras Carlistas.
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El gráfico permite comprobar cómo a pesar de que el crecimiento de la población española fue constante durante los siglos XVIII y XIX, este fue menor comparativamente hablando, que el total de la población mundial. Autora: María Luisa de Lázaro y Torres. |

Objetivos
¿Por qué se redujo la mortalidad?
A partir del siglo XVIII y sobre todo durante el XIX, el descenso de la mortalidad fue muy rápido. Este hecho no había tenido lugar antes en la Historia de la población española, sin embargo, a partir de este momento, cambió por completo la dinámica demográfica de España.
Las causas que lo provocaron fueron múltiples, y sus efectos se dejaron sentir ya desde comienzos de la centuria del 1700, y se prolongaron hasta bien entrado el siglo XX.
En este fenómeno confluyeron tanto causas internas a la propia población, como hechos externos que estuvieron provocados por cuestiones que aún no conocemos bien. Por ejemplo, desde principios del siglo XVIII desaparecieron las terribles epidemias de peste que hasta entonces tantos millones de víctimas se habían cobrado. Es verdad que las sustituyeron nuevas enfermedades contagiosas: la viruela, la fiebre amarilla, el cólera, la gripe .. pero ninguna de ellas alcanzó la terrible virulencia del morbo negro.
Por otra parte, la climatología se mostró particularmente favorable. Así, en las décadas de mediados del siglo XVIII se sucedieron una serie de buenas cosechas que permitieron alejar el fantasma del hambre durante mucho tiempo y que favorecieron la mejor salud y la mayor esperanza de vida del campesinado.
Hubo también una serie de factores internos que favorecieron el descenso de las Tasas de mortalidad. Entre ellos cabe mencionar el inicio de la industrialización, que permitió crear con el tiempo una red de transportes que podían abastecer, en caso necesario, a las zonas en las que hiciera falta los alimentos si ese año la cosecha se perdía.
Apareció una mentalidad mucho más higiénica y salubrista que se plasmó, por ejemplo, en normativas sobre la ubicación de los cementerios fuera de los cascos urbanos de las ciudades, con el objetivo de evitar el contagio de nuevas epidemias. Se mejoraron tanto los abastecimientos de agua potables a las ciudades, como la red de evacuación de aguas residuales, que se desarrolló con la construcción del alcantarillado. Los progresos científicos también desempeñaron un papel preponderante, y así la invención de vacunas como la antivariólica permitió que muchas personas dejaran de morir por el ataque de la viruela.
Otros hechos pasaron más inadvertidos a la gente de su tiempo, pero también tuvieron gran importancia. Los tejidos de algodón, mucho más fácilmente lavables, fueron ganando importancia ante la lana, que tardaba mucho más en secar y por tanto propiciaba que la ropa se lavara en menos ocasiones. Así, los parásitos y otros elementos que causaban enfermedades fueron desapareciendo paulatinamente de los vestidos que utilizaban las personas habitualmente.
Todos estos cambios, implicaron una reducción considerable de la mortalidad y consiguientemente, un aumento de la población.
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Pre-conocimiento
La desaparición de la peste. Un enigma todavía no aclarado completamente.
¿Por qué en un momento determinado cesaron las terribles epidemias de peste que hasta ese momento habían azotado a España y a la humanidad en general? La respuesta no parece del todo clara, aunque sí sabemos con certeza que desde principios del siglo XVIII, la peste dejó de ser el azote que hasta ese momento se había cobrado la vida de muchos millones de personas.
Nadie sabe realmente qué sucedió para que uno de los cuatro jinetes del apocalipsis, como lo llamaron algunos novelistas, dejara de pronto de castigar a la humanidad con su burlón espectro.
Hay algunas evidencias de lo que pasó. Durante las primeras décadas del siglo XVIII apareció un nuevo tipo de rata denominada habitualmente rata gris (rattus norvegicus, según la terminología científica). Hasta entonces, el único tipo de rata que se hallaba en España y Europa era la rata negra (rattus rattus), que era la que entre sus cerdas llevaba escondida la pulga que transmitía la enfermedad. La rata negra tenía unos hábitos todavía mucho más nocivos que la rata gris, y parece ser que propagaba la epidemia con mucha más facilidad que la rata gris que es la que conocemos actualmente.
Hay quien habla también de que se produjo algún tipo de mutación por el cual desapareció la rata antigua, que en ocasiones alcanzaba un tamaño y una ferocidad bastante mayor que la actual, y que esa mutación o cambio, redundó en una desaparición de la mortifera enfermedad.
Sea lo que fuere, el caso es que desde entonces la peste dejó de martirizar a las castigadas poblaciones que sufrieron sus embates. Y así, uno de los mayores flagelos de los españoles y de la humanidad desapareció o, al menos, quedó confinado a regiones muy determinadas, sin causar el daño y la mortalidad que hasta entonces había provocado en casi todas las partes del mundo y, en particular, en nuestro país.
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La rata negra fue hasta el siglo XVIII, la principal transmisora de la peste y en consecuencia, la desencadenante de las grandes epidemias de peste. Publicado por Liftarn en Wikimedia Commons bajo contenido de libre difusión. |

Actividad
En el siguiente vídeo puedes ver las primeras secuencias de una película llamada "El Perfume", basada en la novela del mismo nombre cuyo autor es Patrick Suskind.
En ella se cuenta la vida de un niño que nació en 1738 y que poseía un olfato superior a cualquier otra persona en el mundo.
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En las secuencias iniciales de la película "El perfume" se narra un ejemplo de las condiciones en las que tenían lugar los partos entre las personas más miserables. Publicado en You Tube por cineenpartes. |
A partir de las imágenes que has visto, responde a las siguientes preguntas:
- Describe las circunstancias en las que pare la madre de Jean Louis Grenouille.
- ¿Cuántos hijos había parido en circunstancias similares? ¿Cuántos habían sobrevivido?
- ¿Cómo son las condiciones higiénicas bajo las que tiene lugar el parto?
- ¿Por qué la mortalidad infantil era tan elevada durante el Antiguo Régimen Demográfico?