2.2. Europa

En el resto de Europa se fundaron igualmente reinos germánicos, que aunque tenían características semejantes a lo que hemos estudiado en el reino visigodo de Hispania, no podemos afirmar que posean unas características comunes, sobre todo en lo que al arte se refiere. Para ello tendremos que esperar al Románico.

Entre los reinos más sobresalientes del momento tenemos  que destacar al Imperio carolingio. Será Carlomagno su emperador más ilustre, planteándose el restablecimiento del clasicismo a través del conocido renacimiento carolingio durante el siglo IX. Como muestra de su poder político y religioso plantea dos modelos de edificios principales: los palacios y los monasterios. Entre los primeros cabe mencionar La Capilla Palatina de Aquisgrán, en la actual ciudad alemana de Aachen. Este edificio de planta centralizada estaba destinado para las reliquias y sepulturas, decorándolo con materiales exuberantes como mármoles. Como ejemplo de edificio religioso está la Abadía de Saint Gall, que aunque sólo conservamos los planos, se convertirá en el modelo para los futuros monasterios del románico.

Capilla Palatina, Aquisgrán Imagen de Velvet en Wikimedis Commons Licencia cc	Plano de la Abadía de Saint Gall Imagen de en Wikimedia Commons . Dominio público

Arte vikingo. Imagen de Nina-no en Wikimedia Commons  Licencia cc

En el norte de Europa se desarrollará un estilo particular caracterizado por una decoración que se entrecruza dando lugar formas estilizadas. Básicamente, el arte de los vikingos fue ornamental, decorando las superficies de armas, joyas, herramientas, etc. Tanto la piedra como en metal, aunque también se dio en tela y madera.

Este es fruto de diversos influjos. Ya desde la Edad de los Metales se venía desarrollando en esta zona un estilo lleno de formas curvas llenas de inventivas propias de los Celtas, así como las esbeltas efigies de animales que representaban los pueblos nómadas provenientes de las estepas asiáticas. Con la conquista romana se agregaron al estilo las ideas provenientes de las decoraciones que se utilizaban en las piezas de joyería de Roma. Con todo esto se creó un estilo propio lleno de movimiento y con un gran atractivo sensitivo y visual que abarcaba todos los espacios posibles, mostrando un horror al vacío.