6. Cambio y permanencia.
El problema del movimiento o el cambio es un problema vinculado a la reflexión sobre la naturaleza que ha sido tema central en la filosofía desde sus comienzos. Fue un tratado con especial interés en el contexto de la filosofía presocrática por Heráclito y Parménides: el primero afirmando el carácter esencialmente cambiante de una realidad regida por el principio de oposición entre sus elementos contrarios, el segundo negando racionalmente la realidad del cambio por sus dificultades intrínsecas, una vez que suponen un tránsito inconcebible entre el ser y el no ser.
Platón asocia el cambio al mundo sensible, mientras que afirma la inmutabilidad y la permanencia de lo verdaderamente real: las ideas.
Aristóteles, por su parte, pretende combinar una explicación racional del cambio con la aceptación del principio de principio de permanencia del ser. Para él, no existe tránsitos absolutos entre el ser y el no ser: nada nace de la nada ni se disuelve en la nada. Los cambios se producen mediante transformaciones previsibles en procesos que analiza con los conceptos de potencia y acto. Así, por ejemplo una semilla se transforma en una planta al actualizar una potencia que ya le correspondía en función de su naturaleza, sin poderse transformar en un pájaro, por ejemplo. Para Aristóteles, la materia y las formas que constituyen el mundo son realidades eternas que están ahí desde siempre, sin embargo los individuos llegan al mundo, se transforman y con el paso del tiempo acaban por perecer, tomando parte en el dinamismo permanente del cosmos.
El carácter dinámico de la realidad ha sido destacado desde comienzos de la filosofía por autores como Anaximandro o Heráclito. En el siglo XVIII se desarrolla la teoría de la dialéctica para caracterizar un proceso característico de la realidad en su despliegue histórico. En su caracterización más común, la dialéctica tendría un primer momento de afirmación o tesis, que vendría seguido de otro de negación o antítesis, que saca a la luz las limitaciones y deficiencias de la primera afirmación. De la confrontación surgiría un tercer momento llamado antítesis, que consistiría en la formulación de un principio superior en el que se integran los dos momentos parciales confrontados. Dicha síntesis sería, a su vez, una nueva tesis que daría lugar a un nuevo momento dialéctico. La teoría dialéctica fue desarrollada por Hegel en el contexto del idealismo y suscrita por Marx, aunque invertida en un esquema materialista.
En el contexto de la filosofía contemporánea, los existencialistas rechazan un modelo esencialista que supone una realidad temporal prefijada por unos patrones previos. Destacan el carácter temporal de la realidad y, en relación con el ser humano, se niegan a aceptar una naturaleza previa determinante de su ser. En este contexto, la verdadera esencia humana sería una indeterminada y la vida una realización concretada en función de circunstancias y las decisiones adoptadas a lo largo del tiempo.
Importante
La explicación filosófica del cambio y del dinamismo de lo real ha ocupado gran parte del quehacer de los filósofos desde los primeros momentos. A través de los conceptos de potencia y acto, Aristóteles procuró una explicación del movimiento en el que se combinaban combinar una explicación racional del cambio con la aceptación del principio de principio de permanencia del ser.
El carácter dinámico de la realidad ha sido destacado desde comienzos de la filosofía por autores como Anaximandro o Heráclito. El modelo dialéctico desarrollado por Hegel, entre otros, describe el carácter procesual de la realidad a través de tres momentos: tesis, antítesis y síntesis.
Comprueba lo aprendido
En relación con el problema metafísico del cambio y la permanencia de lo real, asocia cada una de las siguientes ideas con los autores que tienes en la lista desplegable.