3.2. Artistas: Utamaro, Utagawa, Hiroshige, Hokusai

Hay muchos artistas destacados, pero sólo mencionaremos a los más conocidos (algo que no siempre coincide con los mejores). Mencionamos en primer lugar a Utamaro (1753-1806), que se especializó, por decirlo así, en retratar a mujeres hermosas ya fuesen mujeres de la clase alta o cortesanas. Aunque también pintaba paisajes, en su etapa final se concentró en estos retratos en los que alcanzó tanta fama que otros pintores de su época evitaban el tema, posiblemente por temor a ser comparados con Utamaro. El artista capta a las mujeres en momentos íntimos—desde el cuidado de los hijos hasta el sexo—cuidando la expresión, pero con una tendencia a la despersonalización, sobre todo en su última época porque la gran cantidad de obra producida se tradujo una en una falta de atención.La delicadeza, la sensualidad son una de sus características, pero también su manera de perfilar las figuras.

Ahora hablaremos un poco del quizás más conocido de los maestros japoneses de la escuela ukiyo-e, Hokusai, nacido en Endo (Tokio) en 1760 y fallecido en la misma ciudad en 1849. Todos conocemos el grabado La gran ola de Kanagawa, actualmente en el MOMA, cuya belleza es indiscutible. Su larga vida no estuvo exenta de altibajos entre los cuales se puede contar la muerte de su hijo, que le afectó profundamente. Autor de una extensa y variada producción entre la que se encuentran numerosas ilustraciones para libros (movido, tal vez, por la búsqueda de rendimiento económico de su arte). Sus grabados se caracterizan por una gran soltura y por la presencia continua de líneas curvas e incluso espirales manifestando una gran libertad, que influirá notablemente en otros artistas japoneses (entre los que cabe destacar a Hiroshige). El azul está casi absolutamente presente en sus grabados y no sólo en las escenas marinas; con él consigue dotar de una gran profundidad a su obra y, aunque la línea sigue siendo el elemento predominante a primera vista, el color no es sólo relleno, sino que a veces parece imponerse a la forma. Esto quizás se deba, sobre todo en la última época, al estilo de pincelada, muy suelta, que consigue dar a sus composiciones una gran vivacidad. La delicadeza se aprecia sobre todo en sus pinturas de árboles y flores (algo que influirá notablemente en los impresionistas europeos), en las que la naturaleza parece mostrarnos su vida secreta. Los seres humanos aparecen casi siempre en plena faena, muchas veces de espaldas o con los rostros apenas visibles, formando parte de un paisaje, a veces idílico, que posiblemente estaba desapareciendo por el crecimiento urbano de Japón. Hay, pues, en un su obra un ingrediente nostálgico (literalmente dolor del hogar) que apunta a las transformaciones que el País del Sol Naciente experimentó debido al colonialismo de EEUU y de algunos países europeos.

 La gran ola de Kanagawa, Hokusai.

 La gran ola de Kanagawa, Hokusai.

Imagen de Katsushika Hokusai (葛飾北斎) - Restored version of File:Great Wave off Kanagawa.jpg en Wikipedia. Licencia, Dominio público

Utagawa Hiroshige  (1797-1858) fue quizás el más prolífico de los grabadores japoneses de su época, pues realizó unos cinco mil ochocientos grabados. Sin embargo, lo primero que debemos aclarar es que Utagawa es el nombre de una escuela de pintura de la época Edo (1603-1868) por lo que varios grabadores anteponen ese nombre. De hecho, Hiroshige es el pseudónimo de Andô Tokuratô, cuya importancia no reside en la cantidad de su producción (recuérdese que en Europa por la misma época los medios mecánicos de reproducción, la fotografía fundamentalmente, hacían a la pintura plantearse su sentido), sino en su calidad. La trayectoria vital de Utagawa estuvo sin duda ligada a la ciudad de Endo (actual Tokio), que era la ciudad más populosa del mundo y alcanzó en el siglo XIX los dos millones de habitantes. Quizás sus pequeñas figuras humanas, perdidas entre los paisajes, pero verdadero centro de su obra, reflejen los cambios sociales experimentados en el Japón de su tiempo—como queda patente en la época Meiji, tras la muerte del emperador Kômei Tennô. Los grabados de Utagawa, casi siempre de formato vertical y en los que los verdes y los azules tienen una gran importancia, son delicados y prestan una gran atención al detalle. La presencia de los seres humanos es constante, pero, como hemos dicho, parecen perdidos en una inmensidad que los sobrepasa. Véase, por ejemplo, En el santuario Akiba en Ukeji (vista de Edo) o El puente de Ohashi en Atake bajo una lluvia repentina. Algunas de sus obras pueden recordarnos intensamente a las de Hukosai.

En el santuario Akiba en Ukeji (vista de Edo), Hiroshige.

 En el santuario Akiba en Ukeji (vista de Edo), Hiroshige.

Imagen de Utagawa Hiroshige - Online Collection of Brooklyn Museumen Wikipedia. Licencia, Dominio público

Por último, Utagawa Kuniyoshi (1797- 1861) perteneció también a la escuela ukiyo-e y, a diferencia de Hiroshige, alcanzó el éxito un poco tardíamente. En su obra podemos contemplar, sobre todo, guerreros y héroes representados con una estética que puede recordarnos a la del cómic. Con esto señalamos la importancia del dibujo perfilado y el relleno de color. Sus obras causan un gran impacto visual y tienen mucha fuerza, pero parecen haber perdido espontaneidad.

Combate a la luz de la luna, Kuniyoshi.

 Combate a la luz de la luna, Kuniyoshi.

Imagen de Petrusbarbygere (talk | contribs) en Wikipedia. Licencia, Dominio público

Importante

  • Hay muchos artistas conocidos, el primero Utamaro.
  • El más "famoso" es Hokusai y su obra más popular La gran ola de Kanagawa.
  • Hokusai destaca por su azul y el ingrediente nostálgico.
  • Hiroshige es el más prolífico.
  • Lo reconocemos por sus pequeñas figuras perdidas en el paisaje como en  El santuario Akiba en Ukeji .
  • Kunyyoshi es llamativo por su color y perfilado. 

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Todos conocemos el grabado La gran ola de Kanagawa, actualmente en el MOMA, cuya belleza es indiscutible. fue autor de una extensa y variada producción entre la que se encuentran numerosas ilustraciones para libros (movido, tal vez, por la búsqueda de rendimiento económico de su arte). Sus grabados se caracterizan por una gran y por la presencia continua de líneas e incluso manifestando una gran libertad, que influirá notablemente en otros artistas japoneses (entre los que cabe destacar a  ). El   está casi absolutamente presente en sus grabados y no sólo en las escenas marinas; con él consigue dotar de una gran profundidad a su obra y, aunque la línea sigue siendo el elemento predominante a primera vista, el color no es sólo relleno, sino que a veces parece imponerse a la forma. 

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