4.1. La autofinanciación

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Imagínate una gran empresa que quiere crecer porque ve que la demanda de sus productos ha aumentado al igual que su cuota de mercado ¿De dónde podrá obtener los fondos para llevar a cabo sus nuevas e importantes inversiones? Una opción puede ser buscar fondos a través de entidades bancarias u otras personas que les cedan el dinero necesario a cambio de un interés. Pero existe otra posibilidad si la empresa hubiera generado beneficios durante un tiempo y estos, en lugar de haber sido repartidos entre los socios, se hubieran quedado en la empresa. De esta manera, se habría constituido un fondo que ahora podrían emplear para financiarse, o mejor dicho, autofinanciarse.

La autofinanciación proviene de los beneficios obtenidos por la empresa a lo largo del tiempo y que no se han repartido entre los socios. Teniendo en cuenta el destino de estos fondos podemos hablar de dos tipos de autofinanciación:

• Autofinanciación de enriquecimiento: Su finalidad es incrementar el valor de la empresa. Como ejemplo señalamos las reservas.

• Autofinanciación de mantenimiento: Su finalidad es mantener la capacidad productiva de la empresa. Los principales ejemplos son la amortización y las provisiones.

Por su importancia nos centraremos en las reservas como principal fuente de autofinanciación. Si quieres más información sobre la amortización y las provisiones, consulta el apartado Para saber más.

Existen varios tipos de reservas en función de la causa que las origina:

• Reserva legal: En ocasiones la ley establece para determinados tipos de empresas la obligación de dejar una parte del beneficio sin distribuir entre los socios. Así por ejemplo la Ley de Sociedades Anónimas prescribe que el 10 % del resultado del ejercicio debe integrar las reservas de la sociedad hasta que las reservas alcancen el 20 % del capital. Las reservas legales son especialmente importantes en sectores donde es fundamental garantizar la estabilidad de las empresas (seguros, banca...).

• Reservas estatutarias: Los propios estatutos de la sociedad pueden establecer que todos los años se destine una determinada cantidad a integrar las reservas de la empresa. Se pretende así que parte del beneficio no sea distribuido entre los socios y se quede en la sociedad.

• Reservas voluntarias: Se deciden libremente por los socios cuando reunidos en Junta General establecen qué parte del beneficio se va a distribuir entre los accionistas y qué parte se va a quedar en la empresa.

El hecho de que una empresa cuente con unas reservas importantes asegura el desarrollo y la expansión de la empresa, sobre todo en el caso de las pymes que, como sabes, tienen ciertas dificultades para conseguir financiación ajena debido a sus características.

Cuando una empresa cuenta con financiación ajena soporta un coste muy claro: los intereses que deberá abonar cuando devuelva los fondos recibidos. En la autofinanciación el coste soportado es menos directo, pero igualmente representa una carga para la empresa. Las reservas, como sabes, están formadas por los beneficios no distribuidos entre los socios, luego están privando a los socios de obtener el dividendo que le corresponde por sus acciones. Todo lo que la empresa guarda a modo de reservas disminuye la cantidad a distribuir como dividendo. Una empresa cuya política sea guardar muchos beneficio para reservas, carga a sus socios con una menor rentabilidad por sus acciones, si esta situación se mantiene, las acciones pierden atractivo y por tanto, caerá su cotización.