1. La poesía lírica

Alceo canta sus poemas ante Safo y un grupo de jóvenes

Sir Lawrence Alma-Tadema: Safo y Alceo
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Los griegos llamaron lírica a toda composición que se cantaba acompañada de una lira. No significa, como en nuestra literatura actual, que un poema sea breve, melodioso y probablemente personal. Era lírico el canto que se creaba para acompañar la danza de un coro en una celebración, el que se escribía con tono burlón o mordaz contra algo o contra alguien, la exhortación al combate, las ideas políticas... y también, claro está, el poema amoroso y los cantos de banquete.

Terpandro de Lesbos, Safo y Alceo compusieron lírica monódica (llamada así porque era un solo poeta el que la interpretaba). Cantaban para sí y para sus amigos, y sus temas giraban en torno a sus sentimientos y emociones. Escribieron en su dialecto de Lesbos, y su lenguaje es sencillo y natural.

Safo cantó su amor a las mujeres, por lo que la censura ha filtrado sus obras a lo largo de los siglos, dejando solo unas escasísimas muestras. Se cree que nació alrededor de 650 a.n.e. Apenas se sabe nada de su vida y, sobre lo que se sabe, no es fácil distinguir la realidad de la leyenda. Intervino en las luchas políticas de la isla contra el tirano Pítaco, por lo que fue desterrada a Sicilia alrededor de 593 a.n.e. Se cuenta que cuando regresó a su tierra fundó una escuela para educar a las muchachas de la aristocracia. Allí permanecían las jóvenes hasta la fecha de su casamiento. Aprendían a recitar poesía, a cantar, a confeccionar ramos y guirnaldas... De sus poemas se deduce que Safo se enamoraba de sus discípulas y mantenía relaciones con algunas de ellas.

Sus poemas son tan apasionados como simples y dejan clara constancia de su atracción por otras mujeres. En total escribió unos nueve libros de odas, canciones nupciales (epitalamios) e himnos, aunque se conservan muy pocos fragmentos. La Oda a Afrodita es su obra más destacada.

Alceo fue amigo y contemporáneo de Safo. Su poesía es un reflejo de su vida turbulenta: pertenecía, como Safo, a la aristocracia y se enfrentó a la tiranía. Fue desterrado dos veces. Sus temas recuerdan los viejos ideales heroicos: la lucha, la camaradería, la muerte, pero también el vino y el amor. Es vehemente y apasionado, y lo refleja en un lenguaje vigoroso, directo y sincero.

Otros poetas escribieron poesía coral. Este tipo de composición es muy diferente, puesto que está creada para una celebración y para un colectivo. La interpreta un coro, y va acompañada de danza. El tema va obligatoriamente ligado a la fiesta a que se dedica, e incluye un mito relacionado con ella. No tiene la espontaneidad de la lírica monódica, puesto que ha de ser más formal, y además se trata de poesía hecha por encargo. Son composiciones mucho más largas. Hay diferentes tipos de lírica coral, según la celebración a que estén destinadas: por ejemplo partenios, para fiestas de muchachas, o epinicios, para festejar un triunfo en una competición deportiva. En este último género fue un maestro Píndaro, el más famoso de los poetas corales.

Píndaro nació en Beocia alrededor del año 518 a.n.e. Escribió numerosos cantos de victoria, que le fueron encargados en todas partes de Grecia. Los cantos llevan los nombres de las competiciones en las que el protagonista ha vencido: 

  • Olímpicas, si es en los juegos Olímpicos.
  • Píticas, en los juegos Píticos (Delfos).
  • Ístmicas, en los juegos Ístmicos (Corinto).
  • Nemeas, en los juegos Nemeos (Argos).

Otros géneros de poesía lírica son: la yámbica, mucho más popular, de tono burlón, mordaz o crítico y la elegíaca, mucho más seria, dedicada a temas diversos como las exhortaciones guerreras, las luchas sociales e incluso las leyes.

Para saber más

Las nueves musas bailan en coro

Robert Sanderson, Apolo y las Musas
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Safo no fue la única poeta en los tiempos misteriosos y románticos del amanecer de la lírica. Hubo otras, pero murieron jóvenes, demasiado jóvenes. Leónidas de Tarento dijo de Erina que era como una abeja que directamente libaba las flores de las Musas, pero que Hades la raptó para que fuera su desposada. Como ella misma dice en este bello fragmento, la muerte es envidiosa:

Para una muchacha recién casada

Yo soy la prometida de Baucis;
y al pasar por mis umbrales,
bajo los que tanto he llorado,
tu majestad dijo esto a la Muerte,
la que tiene bajo tierra su morada:
“Tienes envidia, muerte”,
y la estatua polícroma
le dice cuando él la mira
que su suerte es la más amarga,
le cuenta como su padre
encendió las antorchas
en la pira de la joven,
esas antorchas que deberían haber iluminado
el camino
de la nupcial comitiva.
Y tú, himeneo, tuviste que cambiar
el dulce epitalamio
en fúnebres lamentos.

Corina, poeta de Beocia, vivió brevemente en el siglo VI a.n.e. Murió a los dieciocho años, pero tuvo tiempo enseñar al gran Píndaro a componer sus poemas y de ser incluida por algunos en el catálogo de las musas. Famosa fue su composición “La rueca”, pero prácticamente nada queda de ella, ni de su voz, “clara como la de las golondrinas”:

Terpsícore me contó
adorables historias para cantar
a las mujeres de blancos peplos de Tanagra,
y disfrutó grandemente la ciudad
con mi voz, clara como la de las golondrinas.

Traducciones de Meli San Martín

Curiosidad

Escultura con el grupo de Cupido e Himeneo con antorchas en sus manos

George Rennie
Cupido reavivando la antorcha de Himeneo
Imagen de ketrin1407 en Wikimedia. Licencia CC

Himeneo era el dios del matrimonio, el alma de las fiestas y las canciones. El himeneo es también un subgénero de poesía lírica que se cantaba durante la procesión de la novia a la casa del novio. Himeneo debía invocarse en todas las bodas: si no asistía, el matrimonio resultaría un fracaso.

Dice así un poema de Safo:

Alta debe ser la cámara
¡Himeneo!
¡Hacedla alta, constructores!
Un novio viene —
¡Himeneo!

¡Como el propio dios de la guerra, el más alto de los altos!