2.3 La felicidad como aceptación.
![]() |
Strudwick: Un hilo dorado |
El estoicismo surge en el marco de la filosofía helenística, uno de sus iniciadores fue Zenón de Citio y fue un movimiento con gran repercusión en el pensamiento romano, con representantes como Séneca o Marco Aurelio.
Los estoicos interpretaban que existe una razón universal que rige todo cuanto acontece, también la vida humana, de modo que todo sujeto está sometido a un destino que es inexorable. Siendo esto así, la actitud más sabia es aceptar el destino y no rebelarse contra el mismo. Es el deseo de que las cosas fueran distintas a como realmente son lo que perturba el alma; para los estoicos la felicidad consistiría en la imperturbabilidad del alma, la superación de las pasiones y la impasibilidad. Esta impasibilidad no significa una renuncia a la acción sino, por el contrario, un compromiso social y político basado en el conocimiento de la razón universal y su aceptación. Frente al hedonismo y su búsqueda del placer, el estoicismo acentúa la noción del deber en el marco de la ética.
Importante
Los estoicos conciben un mundo en el que todos los acontecimientos están determinados de modo inexorable; la consiste en la aceptación del destino y una vida acorde con la razón universal que rige el universo. Deben dominarse las pasiones y asumir los contratiempos mediante el ejercicio del autocontrol, la impasibilidad y la imperturbabilidad del alma.
Actividad de lectura
Y en esto consiste la virtud del hombre feliz y la vida placentera: cuando todas las acciones responden a la armonía entre el espíritu individual y la voluntad del que gobierna el Universo. Con razón dice Diógenes que el fin consiste en "la elección razonable de las cosas que son conforme a la naturaleza". Arquedemo, por su parte, dice que el fin es "vivir en el cumplimiento de todos los deberes". Por "naturaleza" de acuerdo con la cual ha de vivirse, Crisipo entiende tanto la universal como la humana en particular. Cleantes, por su parte, solamente admite que hay que seguir la naturaleza universal, pero no la particular. La virtud, por su parte, es una disposición armoniosa y ha de escogerse por su propio valor y no por miedo o esperanza algunos o por otra cosa cualquiera exterior a ella. La felicidad se encuentra en ella en la medida en que el alma se pone en armonía con la totalidad de la vida. El animal racional puede, por su parte, pervertirse bien por la fuerza persuasiva de los asuntos externos bien por los consejos de sus allegados". Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres. |