2. Registro coloquial y registro formal

Actividad de Lectura
No sabíamos si despertarla o dejarla vivir aquel sueño dorado. Al fin y al cabo, siempre habíamos soñado con un tipo de señorita así, una señorita que pensara en sus cosas mientras nosotros pensábamos en las nuestras. Pero como somos unos niños bastante complicados, decidimos despertarla. Paquito Medina se acercó y dijo bajito:
–Señorita, señorita...
Pero nada, ella a lo suyo. Se echó a reír un poquito, como si alguien le estuviera contando alguna gracia. A nosotros esto ya nos empezó a dar un poco más de miedo. “¡Dios mío, ha perdido la cabeza!”, pensamos todos superalunísono. Entonces Yihad, que tiene métodos más terribles de despertar a las maestras, cogió con todo el morro el pito que la sita lleva colgado de un cordón y pegó un silbido que a nosotros nos hizo correr hacia nuestros sitios como si nos hubiera saltado un resorte, y a la sita la hizo levantarse de su silla y mirarnos como si fuera la primera vez que nos tenía delante de los ojos.
¡Pero qué morro tienes!
En el texto que acabas de leer aparece un lenguaje cercano y familiar, parecido al que utilizamos en la calle o en nuestras casas, con personas con las que tenemos confianza. Como hemos visto, la palabra morro, que designa originalmente el hocico de un animal, pasa a utilizarse con otro sentido, el de 'descaro'.
Pero, ¿a quién le dirías esa expresión?
Puedes imaginarte diciendo esa frase a tu hermano, a un amigo. Pero, ¿dirías a un desconocido que tiene mucho morro?
Seguramente no. La razón es que se trata de una expresión coloquial, que se suele usar sólo con personas de confianza.
Imagen de creación propia.

Actividad
Dependiendo del grado de confianza que tengamos con nuestro interlocutor utilizaremos diferentes variedades del lenguaje llamadas registros.
Si hablamos con alguien de confianza (familia, amigos,...) utilizaremos el registro coloquial.
Si nos comunicamos con desconocidos o personas de autoridad, usamos el registro formal.
