2. La España de la autarquía (1939-1957)
La dictadura de Franco puede dividirse en dos etapas. La primera de ellas fue la más dura. Durante esta época el franquismo se asemejaba bastante a un régimen fascista. La Falange era la familia política más poderosa. La represión política fue en esta época más fuerte que nunca. Cualquier sospechoso de no simpatizar con el régimen podía ser condenado a la cárcel o a pena de muerte en juicios militares sin ninguna garantía jurídica, o sencillamente podía ser secuestrado y desaparecer. Muchos tuvieron que exiliarse, o perdieron su trabajo o fueron expuestos a la deshonra pública sólo por sus ideas políticas.
España no participó oficialmente en la II Guerra Mundial, pero apoyó claramente a la Alemania nazi e incluso envió tropas de voluntarios falangistas (algunos de los cuales en realidad fueron obligados a ir) a ayudar a los alemanes en el frente ruso: se le llamó la División Azul. Por eso al concluir la II Guerra Mundial España quedó aislada internacionalmente, al ser considerada el último de los regímenes fascistas. A fin de superar el aislamiento Franco trató de maquillar el régimen para hacerlo parecer una democracia y le dio el nombre de "democracia orgánica". Pero no convenció a nadie.
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Un oficial alemán de la Legión Condor, una unidad alemana que luchó con el bando "nacional" durante la Guerra Civil, entrena a soldados de dicho bando en 1939. |
Franco en 1940 junto con Heinrich Himmler (a su derecha), uno de los hombres de confianza de Hitler. A su izquierda, con uniforme de la Falange, aparece Serrano Suñer, cuñado de Franco y figura predominante del régimen en aquel momento. Imagen de Bundesarchiv en Wikimedia Commons. Licencia CC BY-SA |
Cartilla de racionamiento de 1945 Imagen de Falconaumanni en Wikimedia Commons. Licencia CC BY-SA |
Desde el punto de vista económico, la posguerra y el aislamiento internacional de España provocaron una etapa de estancamiento. Este estancamiento fue agravado como consecuencia de una política económica de inspiración fascista, la Autarquía, que pretendía conseguir el crecimiento económico prescindiendo de todas las importaciones y sometiendo a la economía a un estrecho control y dirección por parte del Estado.
Pero el resultado fue un desastre. El hambre y la pobreza se extendieron. Se impuso el racionamiento, es decir, la limitación de la cantidad de alimentos que una familia podía adquirir legalmente, que quedaba registrada en una cartilla de racionamiento. Esta política favoreció, como es habitual, el auge del mercado negro. Tampoco se logró desarrollar adecuadamente la industria. A eso se sumaba una gran deuda pública.
La Autarquía retrasó la apertura internacional y la recuperación de la economía española. Solo en 1955 se recuperaron los niveles más elevados de los felices años 20.
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Juan de Borbón Imagen de Nationaal Archief en Wikimedia Commons. Licencia CC BY-SA |
En esas duras condiciones de persecución política y miseria se lograron poner las bases de la oposición al franquismo. Esta oposición se llevó a cabo en varios frentes.
Por un lado, los representantes políticos de la II República que habían logrado huir de España formaron un gobierno republicano en el exilio y llegaron a celebrar Cortes en México. Confiaban en que los aliados expulsarían a Franco y restablecerían la República, pero se equivocaron. Las fuertes divisiones internas y el creciente alejamiento de la realidad interna de España debilitó con el tiempo a la oposición republicana en el exilio.
En los primeros años del franquismo hubo también una importante oposición armada, dirigida sobre todo por el Partido Comunista y compuesta por combatientes que habían luchado en la Guerra Civil y junto a la resistencia francesa en la II Guerra Mundial. Estos formaron grupos guerrilleros, los llamados maquis, cuya presencia fue especialmente importante en áreas montañosas de Galicia, Asturias, Aragón o Andalucía. Incluso se intentó una invasión de voluntarios comunistas desde Francia en 1944. Pero esta estrategia también fracasó.
A la larga, fue la oposición clandestina dentro de España, especialmente protagonizada por comunistas y anarquistas y organizada en torno a los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, la que puso las bases organizativas de la oposición antifranquista de las décadas siguientes.
También tendría una gran relevancia para el futuro la oposición monárquica, que contaba con la ventaja de ser mucho mejor tolerada por el régimen, ya que una parte de los monárquicos colaboraban con Franco. En 1945 Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, se presentó como candidato de una monarquía constitucional que debería sustituir al régimen franquista. En respuesta, Franco hizo aprobar la Ley de Sucesión (1947), por la cual España era reconocida como Reino, pero el dictador se reservaba la posición de Jefe de Estado permanente y el control sobre la elección del Jefe de Estado que habría de sucederle. Franco dejó claro que no aceptaría a Juan de Borbón como sucesor, pero la colaboración de monárquicos con el régimen siempre continuó.

Importante
Entre 1939 y 1957 se dio la etapa más dura del régimen franquista, que era entonces muy parecido a un régimen fascista.
Como Franco se alineó con los regímenes fascistas durante la II Guerra Mundial, al acabar la guerra quedó aislado internacionalmente .
Los efectos negativos de la posguerra y el aislamiento se agravaron por la Autarquía, una política económica que pretendía desarrollar el país sin importaciones y con una economía dirigida por el Estado. La economía española retrocedió décadas.
Franco rechazó a Juan de Borbón como candidato al trono y se reservó el derecho de nombrar al sucesor del dictador.
