3.2. El final del Romanticismo: de 1850 a 1870
Durante la segunda mitad, los hombres del siglo XIX conservaron el chaleco blanco y negro, el frac y el pantalón de principios del siglo XIX como traje de noche. Para el día, llevaban una levita con pantalones rectos, un chaleco corto y una camisa con un cuello duro y alto. Era habitual el uso de barbas y bigotes.
Los peinados femeninos se convierten en una estructura lisa, con una separación central y bucles en ambos lados de la cara, así como un pequeño moño en la parte posterior o, simplemente, peinado hacia atrás desde la cara (mantenido en su lugar con una red o redecilla).
Sombreros más pequeños aparecieron en la década de 1870, cuando se levantaron los peinados en forma de moños elaborados.
En 1872 el francés Marcel Grateau patentó la plancha enruladora que eran unas tenazas de forma de tubo, uno cóncavo y el otro convexo, que se calentaban y mantenían el cabello ondulado.
Con todos estos ingredientes surge el traje de sociedad, sujeto siempre a la última moda que dictaban Londres y París, y que era una prenda imprescindible entre las damas de la burguesía para asistir a cualquier evento y mostrar las mejores galas con las que ir a la ópera o la zarzuela. Cobraron mucha importancia revistas especializadas como El Correo de las Damas.
El siglo XIX se despide con el famoso vestido Delphos, creación del polifacético artista español Mariano Fortuny, tras un viaje que realizó a Grecia.
Los Delphos son piezas únicas realizadas en telas ligeras con pliegues muy finos que le llevó al propio Fortuny a diseñar una máquina especial para confeccionarlos. El vestido se completa con una cinta a modo de cinturón elaborado en raso de seda estampado con motivos vegetales.
Como anécdota decir que en un principio este vestido solo era usado para estar en casa.
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Vestido Delphos Imagen en Wikipedia de dominio público |
Condé Nast llevando un vestido Delphos Imagen en Wikipedia de dominio público |

Para saber más
Sin salir de casa puedes recorrer las salas del fantástico Museo del Traje y conocer en profundidad las piezas más destacadas de esta centuria tan apasionante.

Importante
Aparecen el traje de sociedad, imprescindible para salir a la calle, y el bigote y la barba no faltan en los rostros masculinos. Las mujeres se peinan de forma más sencilla y no faltan los bucles. Los vestidos se van simplificando y el mejor ejemplo es el vestido Delphos, del pintor español Fortuny.
