2.2. El Califato Omeya (661-750)

 

La llegada de los Omeyas supuso el encumbramiento de la rama sunní. La capital del imperio pasó a ser Damasco, la capital de Siria, de donde había sido gobernador el propio Muawiya, y Arabia dejó de ser el centro del poder. La tradición musulmana no tiene muy buen concepto de esta dinastía ya que se le recriminan cuestiones como la conversión en hereditaria de la dignidad califal, acabando con la familia de Mahoma, así como comportamientos en cierta medida libertinos. Sin embargo, tenemos que entender que esta visión es poco fiable, ya que viene bastante dirigida desde la dinastía abbasí, sucesora de la omeya, por lo que simplemente trata de justificar la aniquilación de su dinastía predecesora. Es bien sabido que la historia la escriben los vencedores y la manipulación de la verdad por parte de los poderosos es algo que sigue ocurriendo en nuestros días. Lo que ni la historiografía clásica puede negar es que en los años del Califato Omeya, entre el 661 y el 750, se produjo la máxima expansión y florecimiento del imperio islámico.


Además de Muawiya (661-680), del que ya hemos estudiado como llegó al trono,  hay que decir que los califas omeyas más importantes fueron Abd el Malik (685-705), quien llevó a cabo una política de integración, introdujo unas importantes reformas económicas e impulsó la segunda expansión del imperio; su hijo Walid I (705-715), quien pese a sus gustos por la ostentación tuvo grandes éxitos militares; Umar II (717-720), que destacó por ser un califa justo y por su reforma del sistema fiscal; y Marwan II, al que destacaremos porque fue el último califa omeya antes de que casi toda la dinastía omeya fuera aniquilada por los abbasíes.

Los Omeyas tuvieron muchos enemigos durante este período, pero el principal escollo interno siguió siendo la oposición de los alidas, quienes no cesaron en sus intrigas para devolver el trono a la familia de Alí. El episodio más significativo en este conflicto se produjo tras la muerte de Muawiya, cuando los alidas creyeron ver la oportunidad para que el hijo menor de Alí, Husayn, se hiciera con la dignidad califal. No obstante, las tropas partidarias de la familia de Alí fueron masacradas por las del nuevo califa Yazid (680-683), en la batalla de Kerbala en el 680, siendo en ella cruelmente ajusticiado Husayn (este hecho convirtió a la ciudad de Kerbela en lugar de peregrinaje chií y la fecha en día de duelo para esta rama del islam).

 

En época Omeya el Imperio Musulmán alcanzó su mayor extensión
 En época Omeya el Imperio Musulmán alcanzó su mayor extensión

En época Omeya el Imperio Musulmán alcanzó su mayor extensión
Imagen en Wikimedia Commons de Brian Sz y manski bajo Dominio Público

La Segunda Expansión Musulmana

La segunda expansión, durante el dominio omeya, fue aun más espectacular que la primera. El Islam conseguirá domina la mayor parte del mundo conocido desde el Atlántico al valle del río Indo. Las conquistas se hicieron siguiendo tres direcciones:

  • El avance más difícil se produjo hacia el territorio que pertenecía al Imperio Bizantino. Anatolia era un terreno difícil de atravesar, tanto por su relieve como por la resistencia de su muy helenizada población. No obstante, los musulmanes fueron penetrando en la zona, consiguiendo avanzar hacia la capital, Constantinopla, a la que asediarían en varias ocasiones. Sin embargo, la capital era un reducto casi imposible de tomar por lo que todos los intentos por conquistarla acabaron en fracaso.

  • Respecto al Este, desde el Jurasán se fueron mandando continuamente expediciones hacia esa dirección con el objetivo de ir sometiendo a todos los infieles de la zona, llegándose incluso a penetrar en la India a través de la cuenca del Indo.

  • La última dirección tomada es hacia el norte de África y la Península Ibérica. Los bereberes norteafricanos eran un pueblo muy guerrero y costó más de 30 años poder someterlos y sólo lo consiguieron con cuando lograron islamizarlos e introducirlos en la Guerra Santa. En cuanto a la Península Ibérica, en el 711 Tarik cruzó el estrecho de Gibraltar y los musulmanes rápidamente se hicieron con la mayoría del reino visigodo, naciendo Al-Andalus. En poco más de diez años casi toda la península y parte de las Galias estaban dominadas por los invasores, pero en el 732, los francos, comandados por Carlos Martel, lograron frenar el avance musulmán en Poitiers, evitando que el Islam prosiguiera su expansión por Europa occidental.

Batalla de Poitiers

Recreación en óleo de la Batalla de Poitiers del 732, en la que los musulmanes fueron frenados
Imagen en Wikimedia Commons de Frank Schulenburg bajo Dominio Público

Reformas Omeyas

Muawiya trasladó la capital de Medina a Damasco e hizo hereditaria la sucesión califal. Además, apostó por una forma de gobierno muy centralizado basado en un enorme control sobre los gobernadores de las provincias y en una administración en la que los cristianos bizantinos coparon la mayoría de los cargos. La figura del califa evolucionó de patriarca a jefe absoluto del estado musulmán y aparecieron nuevas figuras como el hayib (chambelán del califa) o el jefe de policía (sahib el surta). Ya con Abd el Malik los cristianos fueron desplazados de la administración por población mawalí o muladí (conversos) y se implantó un sistema monetario bimetalista basado en el dinar, de oro, y el dirham, de plata. El imperio se dividiría en nueve provincias aunque esto estuvo sujeto a variaciones según la época y, pese al control de Damasco, la gran extensión del estado hizo que los gobernadores (emires o walis), con poder civil y militar, se comportaran como verdaderos califas en sus tierras.

Los califas omeyas tendieron a actuar como reyes, dedicándole poca atención a sus funciones como líderes religiosos. Es más, en las ocasiones en las que lo religioso y lo administrativo podían chocar, solían decantarse por el beneficio de la administración. De esta forma, resulta curioso que algunos califas omeyas llegaran incluso a prohibir a los cristianos y judíos la conversión al Islam por cuestiones puramente económicas, ya que los no musulmanes debían pagar más impuestos que los creyentes. Cosas como esta son las que provocaron que desde algunos ámbitos se viera a los omeyas como malos musulmanes. Sin embargo, fue esta una época sin grandes problemas de convivencia entre las diferentes nacionalidades, etnias y creencias del Imperio. 

 

Dinares de oro

Dinares de oro de época de Abd el-Malik
Imagen en Wikimedia Commons de Mike Peel bajo CC

Sociedad

Musulmanes en un mercado de esclavos

Musulmanes en un mercado de esclavos. Obra de Jean-Leon Gerome
Imagen en Wikimedia Commons de Calliopejen bajo Dominio Público

La primitiva sociedad árabe se enriqueció con la llegada de los Omeyas. El Islam solo legalizaba las diferencias de religión, por lo que, en principio, solo distinguía entre fiel e infiel, aunque parece claro que no todos los musulmanes gozaban de la misma consideración social.

Entre los fieles nos encontraríamos en primer lugar a los árabes, quienes se consideraban superiores a los demás por ser depositarios de la revelación del Profeta. Eran los grandes beneficiarios de la expansión, vivían en el lujo y tenían cierta relación de clientelismo y protección con los mawalís (en Al-Andalus maulas) o conversos, los cuales vieron como se les siguió cobrando impuestos pese a su islamización, ya que era tal el volumen de infieles convertidos al Islam, que el Estado se vio obligado a seguir gravándolos para mantener sus ingresos.

En el bando infiel estaban los dimmies, los vencidos, que solían ser cristianos o judíos y a los que se cargaba enormemente a base de impuestos. Eran pocos los que aguantaban sin convertirse e incluso, como acabamos de ver, hubo épocas en las que ni se les permitió abrazar la fe musulmana para lograr una posición más desahogada. También seguía habiendo esclavos, cuyo origen podía estar en el nacimiento o en la guerra fundamentalmente. A decir verdad, estos no se hallaban en una situación demasiado penosa comparada con los esclavos de otras civilizaciones, ya que sus condiciones de vida no eran del todo lamentables y, por ejemplo, el Corán prohibía maltratarlos físicamente.

Importante

La llegada Omeya al poder supone la sustitución de Arabia por Siria como centro del poder islámico. Durante este califato la civilización musulmana llegó a su máxima extensión, expandiéndose por Anatolia, Asia Central, Norte de África y la Península Ibérica. 

Los Omeya se dedicaron mucho más a tareas administrativas que religiosas. Centralizaron enormemente el Imperio y crearon nuevos cargos político-administrativos. La sociedad de este periodo estaba fundamentalmente dividida entre creyentes e infieles.

Ejemplo o ejercicio resuelto

Lee con atención este fragmento de un texto de la época:


"El converso Fulan b. Fulan estando con salud y jurídicamente capaz, en pleno dominio de su inteligencia y razón, invoca la declaración de los testigos de esta acta sobre (el hecho) que abandona la religión cristiana, que rechaza, y entra en la religión del Islam, que prefiere a la (anterior).

Atestigua que no hay más Dios que Allah, el único, el que no tiene copartícipes; que Muhammad es su siervo, su enviado y el sello de sus apóstoles; que el mesías Jesús, hijo de María -que Dios la bendiga y salve- es su enviado, su verbo y su aliento que mandó a María.

Se ha purificado para (recibir) el Islam y ha rezado. Reconoce las normas del Islam: la ablución, la oración, limosna legal, ayuno del mes de Ramadán, la peregrinación a la Casa (santa)-para todo aquel que pueda-conociendo sus límites y su momento".


¿Qué puedes decirnos del texto respecto a lo que llevamos estudiado?