1.1. Organizaciones y empresas deportivas. Formas jurídicas. Estructura y funciones

El deporte como componente social, político y económico en la era actual, ha sufrido numerosos cambios organizativos, en especial sus estructuras y modos de gestión. A su vez, la gestión y organización de este están en continua evolución, siendo muy novedosas las investigaciones que existen al respecto por su tardía incorporación al estudio. Trevor Slack, junto a otros investigadores canadienses, son los principales teóricos en el ámbito de organización deportiva (Gómez, Opazo y Martí, 2008).

La teoría organizativa o clásica nació como orientación para la mejora del funcionamiento e implantación de procesos para un correcto planteamiento de trabajo, en el que las funciones del gestor eran las de planificación, dirección y control. Autores como Fayol (1925), Mooney y Reiley (1931) y Gulick y Urwick (1937) comenzaron con dicha teoría estableciendo una serie de principios por los que debían regirse las organizaciones. Weber (1947) estableció que para la eficiencia de una organización, esta debía cumplir los siguientes requisitos:

  • Especialización del trabajo: cada puesto tiene unas tareas específicas y delimitadas que harán que el especialista que las desarrolle no pueda interferir en el trabajo de otro compañero.
  • Superposición de funciones jerárquicas: todos los puestos están situados a merced de otro superior, teniendo más poder laboral el que más arriba se encuentre.
  • Sistema impersonal de reglas: toda organización debe adquirir un procedimiento de reglas que sea igual para todos sus integrantes, y que todos se rijan por ellas.
  • Relaciones impersonales: la relación entre trabajadores debe ser impersonal, no influyendo en las relaciones laborales las emociones ni los sentimientos personales.
  • Competencia técnica: cada puesto se caracteriza por la preparación de dicho puesto, dependiendo la subida de categoría de la eficacia, la antigüedad y el mérito del candidato.

 

No obstante, aunque estos aspectos fueron fuertemente criticados por algunos autores, como por ejemplo el impedimento de que un trabajador pudiera ser autónomo y libre (Perrow, 1972), o que no se le permitiera el desarrollo profesional y personal (Bennis, 1966), hoy en día continúa poniéndose de manifiesto mucho de lo que se promulgó en aquella época. En este sentido, en el campo de la gestión deportiva, flexibilidad, adaptabilidad, equilibrio e integración son las palabras clave de la función de organización (Soucie y Rodríguez, 2002, 115). Por esta razón, una organización deportiva debe asumir los aspectos mencionados adaptándose siempre al contexto deportivo.

Organización

Organización.
Imagen de elaboración propia

De igual modo, aunque Kimberly (1980) explica las características de las organizaciones en general, según el momento de vida en el que se encuentren se podría decir que existen diferentes fases en las organizaciones deportivas, evolucionando de estructuras rudimentarias, formales, descentralizadas, vueltas a centralizar y finalmente flexibilizadas. Asimismo, Greiner (1972) establece cinco fases de desarrollo en las organizaciones. La primera, denominada de creatividad, donde se establece una comunicación emprendedora y la organización está en lanzamiento. Una segunda etapa a través de la dirección, en la que el crecimiento es sostenido y la estructura de la organización es funcional. Una tercera de delegación, en la que la estructura está descentralizada y el nivel de responsabilidad está a nivel operacional. La cuarta es la denominada de la coordinación y supervisión, en la que se revisa el planeamiento formal, y finalmente la de colaboración, en la que la organización es matricial y en la que los equipos de trabajo son transfuncionales.

En relación con la clasificación de las organizaciones deportivas, Heinemann (1999) propone una clasificación atendiendo a qué determina la forma y el contenido de la oferta deportiva, así como al grado de participación y de gestión de la misma. Asimismo, cada una tiene un perfil específico de practicante, e incluso se pueden establecer competencias entre ellas. La clasificación que realiza este autor es:

Entidad social que participa en la industria del deporte, está dirigida por un objetivo, con un sistema de actividad estructurado conscientemente y con límites relativamente identificables.

Importante

Organización del deporte no organizado, refiriéndose a aquellos que practican actividad física informal, y en la que cada participante se organiza tal y como le apetece. Es destacable la motivación y el interés específico que muestran los usuarios de estas organizaciones.

La oferta deportiva comercial está relacionada con el objetivo de rentabilidad o con el incremento de beneficios. En esta se incluyen las grandes instalaciones de deporte y ocio, los gimnasios de fitness y culturismo, los modernos estudios de baile y gimnasia, las escuelas de danza, las academias especializadas, los gimnasios de artes marciales y las ofertas de deporte, psique y salud.

París Roche (1998) propone también que las organizaciones deportivas se dividen en cuatro tipos:

  • Organizaciones deportivas públicas, consideradas como unidades administrativas, entidades, organismos o sociedades que las Administraciones públicas han creado para desarrollar las políticas públicas de promoción del deporte y de construcción y gestión de instalaciones deportivas (París Roche, 1998, 33).
  • Organizaciones deportivas privadas sin ánimo de lucro, siendo las organizaciones “base” en casi todos los países europeos. Incluiríamos aquí los clubes deportivos, federaciones deportivas autonómicas, federaciones deportivas españolas, entes de promoción deportiva, agrupaciones de clubes, ligas profesionales, el Comité Olímpico español y otras asociaciones y entidades.
  • Empresas de servicios deportivos, entidades cuyo objeto principal es la obtención de beneficios y, por lo tanto, se rigen por los principios de gestión y mercado propios de la empresa privada (París Roche, 1998, 37).
  • Sociedades anónimas deportivas, clubes profesionales a caballo entre la entidad mercantil pura y el club deportivo tradicional (París Roche, 1998, 37).

 

Para finalizar con la clasificación de las organizaciones deportivas y después de una amplia revisión bibliográfica realizada por Gómez et al. (2008), se podría decir que la mayoría de las organizaciones deportivas se catalogan como dedicadas a la promoción y el desarrollo del deporte, divididas a su vez en organismos de gobierno deportivo, organizaciones productoras de eventos deportivos y organizaciones proveedoras de actividad deportiva (tabla I).

 

Tabla I. Tipología de las organizaciones deportivas dedicadas a la promoción y el desarrollo del deporte (Gómez et al., 2008, 5).

  Organismos de gobierno deportivo Organizaciones proveedoras de actividad deportiva Organizaciones productoras de eventos deportivos

Objetivo principal

Gobernar un deporte asegurando su promoción y desarrollo tanto a nivel aficionado como profesional, gestionando la administración del mismo, organizando competiciones periódicas y asegurando el respeto a las reglas y el juego limpio.

Proveer de actividades deportivas tanto a nivel recreativo como competitivo, tanto a individuos como a equipos, de cara a participar en competiciones oficiales, para conseguir éxitos deportivos e integración social.

Organizar un sistema periódico de competición que asegure los encuentros entre equipos o individuos de una misma modalidad deportiva y bajo un mismo reglamento.

Actividad principal

Gobernar una o más modalidades deportivas.

Proveer de actividades deportivas.

Generar espacios de competición.

Ejemplos

Federaciones, comités olímpicos.

Clubes deportivos, gimnasios, centros de fitness, universidades.

Ligas, asociaciones.

 

Fomentan el deporte a todos los niveles dentro de un ámbito de competencia delimitado territorialmente y según modalidad deportiva.
Satisfacen el interés de una comunidad por realizar actividad física y sociabilizar a través de la participación en actividades deportivas.
Articulan los intereses de los equipos o individuos que participan en las competiciones que la entidad organiza.

Respecto a la estructura organizativa, Slack (1997, 6) la define como “la manera en que se dividen las tareas de una organización deportiva y se asignan a empleados o voluntarios las relaciones de subordinación entre los titulares de estas funciones y los mecanismos de coordinación y control utilizados en la organización deportiva”. En este sentido, Quesada et al. (2002) afirman que la organización deportiva se organiza para definir la estructura organizativa, concretar en quién recaen las responsabilidades de ejecución, el establecimiento de las diferentes funciones a realizar, la definición de los programas a desarrollar y el análisis de la provisión de los medios necesarios para todo ello. A modo de ejemplo, estos autores ilustran en la figura 1 las bases para la organización en centros deportivos.

Bases para la organización en centros deportivos

Figura 1. Bases para la organización en centros deportivos (Quesada et al., 2002, 41).
Imagen de elaboración propia

 

A modo ilustrativo, en el siguiente enlace también se puede observar cómo es la estructura del Consejo Superior de Deportes.

 

Según Acosta (2005), las organizaciones deportivas deben tener una estructura adecuada para su correcto funcionamiento y éxito, diferenciando entre ente legislativo, formado por representantes de los miembros, que reflejan los intereses de la organización y son los que deciden sobre materias para alcanzar los fines de la organización; ente ejecutivo, que actúa como el guardián de los poderes soberanos y la independencia de la organización (Acosta, 2005, 91); ente jurisdiccional, que defiende los derechos legales de los individuos, y finalmente un ente operativo, que es el que ejecuta las acciones dirigidas hacia un fin.

Para finalizar con este apartado, es necesario que toda organización deportiva se estructure mediante un organigrama para establecer las tareas que deben realizar los individuos que formen dicha entidad. En este sentido se destacan dos perfiles, las organizaciones deportivas emergentes y las desarrolladas. Las primeras no tienen gran complejidad de gestión y su acción depende normalmente de voluntarios aficionados al deporte. En el segundo caso, es necesario que existan un buen gerente y empleados comprometidos con la acción. Como ejemplos se ponen en los siguientes enlaces los casos del Consejo Superior de Deportes, el Real Madrid y los Clubes Metropolitan.