1. Los orígenes del teatro
¿Cómo comenzaron los griegos a representar obras de teatro?
Antes que el teatro propiamente dicho, que implica la existencia de un área definible como escenario y la representación de una escena con un argumento, existió la teatralidad. De hecho, coexiste. Muchas ceremonias incluyen cierto grado de escenificación, de asunción de personalidades ajenas por parte de los participantes. Probablemente a partir de determinadas ceremonias y ritos han surgido los primeros espectáculos. De hecho, las primeras tragedias se representaron en un espacio abierto, el ágora de Atenas, sobre un carro. Después la representación se haría en un espacio circular, la orchestra, junto a la cual había un estrecho escenario. Detrás, una decoración simple y convencional: el frontispicio de un palacio con una ancha puerta en el centro y entradas o salidas a ambos lados. La representación se hacía al aire libre, y no había telón, aunque sí con el tiempo paneles que se podían girar para variar el decorado e incluso "efectos especiales" para simular, por ejemplo, la bajada de un dios. El antecedente inmediato de los textos corales trágicos es el ditirambo, género de danzas relacionadas con Dioniso, que se ejecutaban acompañadas de cantos, que se ejecutaban en Atenas e igualmente en el resto de Grecia. Se refería un mito y se ilustraba con cierta acción. Este tipo de canto desembocaría en la lírica coral, pero dio también lugar a la tragedia. En algún momento un integrante del coro daría un paso al frente para recitar un monólogo, y a ese primer actor seguirían un segundo y un tercero. De los temas exclusivamente religiosos se pasaría a los profanos (que siempre estuvieron ahí, en la épica, en la lírica coral) y seguramente, en una última fase, a los argumentos inventados. De Homero tomó muchos temas la tragedia, y tomó también su esencia: la destrucción de un héroe o una heroína. Esquilo lo dijo: “Todos estamos comiendo mendrugos de la gran mesa de Homero”.
![]() W.A. Bouguereau: La juventud de Dioniso
No es casualidad. Las representaciones son verdaderos acontecimientos sociales, participativos, organizados por el Estado, que además pagaba su entrada a los ciudadanos más pobres, para que, como en las reuniones de la Asamblea, todos estuvieran allí.Los autores se ven impelidos así a escribir sus obras para un público variado, y han de fijar sus temas y reflexiones en lo universal. La materia que eligen es el mito: ofrece suficiente variedad de personajes y de temas, pero también preguntas y lecciones de interés general. Las historias míticas eran conocidas por todos y no podían ser cambiadas en esencia. pero los autores eran libres de interpretarlas y elegir los momentos culminantes que deseaban desarrollar en sus tragedias. Son ricas en simbología y parcas en anécdotas. La tragedia no buscaba el realismo. Los actores, siempre hombres, llevaban máscaras de expresiones patéticas; tacones para aumentar su estatura; el coro amplificaba toda acción en el escenario. Los hechos que se narraban distaban mucho de ser corrientes: crímenes, sufrimientos extremos, destinos aborrecibles e ineluctables... todo ello sobre seres humanos mortales que resultan engrandecidos por sus terribles experiencias.
En el siglo V la duración en cartel de una pieza se limitaba a una representación única, normalmente en al marco de las grandes Dionisíacas, verdadero festival literario-musical que comprendía un día entero de ditirambos, otro de comedia y tres más de tragedia. |