1.1. Antecedentes de la teoría celular

Unido al avance en microscopía aparecen los primeros hallazgos sobre la célula. Los descubrimientos iniciales se hicieron en 1665 gracias a un conjunto de lupas con las que Robert Hooke observó, en láminas muy finas de corcho, pequeñas cavidades poliédricas a las que llamó "cells" (celdillas) por su semejanza con las celdillas de un panal de abejas.

Microfotografía de R. Hooke de células de corcho y hojas de mimosa

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Luis Fernández García de Dominio Público

En esta época, y tras perfeccionar el sistema de lentes, Antoni van Leeuwenhoek descubrió la existencia de células libres al analizar una gota de agua. También consiguió observar glóbulos rojos humanos, espermatozoides...

Ya en el siglo XIX, se mejoraron las técnicas de fijación, inclusión y tinción para poder observar al microscopio, lo que permitió a Brown, en 1831, descubrir en las células vegetales la presencia de un cuerpo esférico y de tono oscuro, al cual denominó núcleo.

En 1839, Schwann observó que las células eran la parte fundamental tanto de plantas como de animales, además prestó atención al funcionamiento interno de la célula, al que llamó metabolismo.

En 1850, Virchow afirma que cada animal es la suma de sus unidades vitales, cada una de las cuales contiene todas las características de la vida; "Todas las células provienen de otras células".

En los años 1838-1839 Schwann y Schleiden recopilaron toda la información relacionada con la célula y postularon la llamada teoría celular.

En 1860, Louis Pasteur, con sus experimentos sobre la multiplicación de los microorganismos unicelulares, confirmó la teoría celular al demostrar que las células vivas se crean siempre a partir de otras preexistentes.

Louis Pasteur

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Albert Edelfelt de Dominio Público

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