2.2. Termorregulación

El agua es un buen regulador de la temperatura, porque se calienta y se enfría lentamente, lo que contribuye a regular el clima y a que no existan temperaturas extremas.

Esto es debido a que el agua necesita una mayor cantidad de calor para elevar su temperatura en comparación con otras sustancias semejantes, ya que se requiere una mayor energía para romper los puentes de hidrógeno.

Como consecuencia, el agua almacena el calor, atenúa las variaciones de temperatura  y, cuando el agua se desplaza, redistribuye el calor. Un ejemplo lo tenemos en las corrientes oceánicas.

En el siguiente video se puede ver la circulación del agua en los océanos. El calor se redistribuye al desplazarse:

Video realizado por NASA/Goddard Space Flight Center en Wikimedia Commons. Dominio público

De esta forma, influye en el clima terrestre ya que las aguas cálidas atenúan los climas fríos y en las costas las temperaturas son más suaves que en las zonas del interior de los continentes.

La termorregulación también está presente en los seres vivos. 

Los líquidos internos como la sangre de los vertebrados tienden a mantener constante el equilibrio de temperaturas en el interior del cuerpo, calentando las partes más frías (piel) y enfriando aquellas más calientes (hígado,músculos).

También el sudor nos ayuda a refrigerarnos en verano o cuando hacemos ejercicio , al evaporarse refrigerando la superficie corporal.  El sudor es un líquido fabricado en unas glándulas de la piel que lleva fundamentalmente agua, algunas sales y alguna sustancia de desecho.

Imagen de Minghong en Wikimedia Commons. Licencia CC

Sudamos para refrescarnos: el sudor sale por la piel y se evapora, para lo que necesita calor que toma de la propia piel, y por lo tanto, la refresca.