4.1. El cine de la Transición
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Adolfo Suárez Imagen de Bartbassist en Wikimedia bajo Licencia CC |
En el contexto de las décadas de 1960 y 1970 España tiene unas características políticas, sociales, económicas y culturales bien distintas de los demás países, pues en estos años se produce la llamada Transición, es decir, el paso de una estado dictatorial a uno parlamentario, que se empezó a gestar a finales de los sesenta y culminó a mediados de los setenta.
Sin querer extendernos mucho, aquí te dejamos unas breves pinceladas históricas. El régimen de la dictadura de Franco comenzó en los sesenta a ser más aperturista con una serie de leyes que acercaban a España a los demás países de su entorno: se abren las fronteras facilitando el flujo de emigrantes y las primeras oleadas de turistas, se aprueba la Ley de Educación de 1970 aumentando la escolarización de la población, se mejora la sanidad naciendo la Seguridad Social, se transforma profundamente el papel de la Iglesia y la mujer se incorpora al mercado laboral.
En 1969 se nombra a Don Juan Carlos de Borbón como sucesor en la Jefatura del Estado, y como en el resto de naciones crece una oleada de protestas que pretendían mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y forzar la caída del régimen dictatorial, que llega a su fin con el asesinato en 1973 del número dos de Franco, Carrero Blanco, y la muerte del Caudillo en 1975.
En los siguientes años, se produce la transición hacia la monarquía parlamentaria que disfrutamos hoy, formándose los partidos mayoritarios y legalizándose el hasta la fecha clandestino Partido Comunista, la formación de los sindicatos, las primeras elecciones parlamentarias y los primeros gobiernos, destacando la labor del primer presidente democrático, Adolfo Suárez.
Algunos expertos datan el comienzo del cine de la Transición en 1965 cuando el cineasta Carlos Saura estrena su película La Caza, que fue un claro ejemplo del talento de nuestros cineastas para burlar la censura y mediante un lenguaje indirecto y simbólico y continuas metáforas visuales poder expresar las ideas contrarias a la dictadura. Otros buenos ejemplos de las primeras películas que se estrenaban y que decían mucho más de lo que aparentaba fueron El espíritu de la colmena, de Víctor Erice (1972) y La prima Angélica, de Saura (1973).
Películas que no tenían ningún problema con la censura fueron aquellas que no atacaban al régimen franquista y que se forjaron en un contexto cultural que se ha denominado Landismo, por ser protagonizadas en su mayoría por el actor Alfredo Landa, y por supuesto, las producciones al más puro estilo del Oeste americano rodadas en el desierto de Tabernas de Almería, conocidas como Spaghetti Western.

Conocimiento previo
Aunque la dictadura comenzó a ser menos represora y más aperturista la censura seguía muy presente en los medios de comunicación y en especial vigilaba muy de cerca a las producciones cinematográficas. Películas como Saló o los 120 días de Sodoma, de Passolini (1975), o El Imperio de los sentidos, del japonés Nagisa Oshima (1976) estaban más que prohibidas en España, así que la gente cruzaba la frontera y se iba hasta Perpiñán, al sur de Francia muy cerca de la frontera con nuestro país, para ver los estrenos de las películas que el régimen consideraba poco apropiadas.
La censura también prohibió la exhibición de obras maestras de directores como Buñuel, cuya película Viridiana de 1961 no fue legalizada hasta 1977. Perpiñán tenía por aquel entonces 100.000 habitantes, y la película El último tango en parís, de Bertolucci (1972) fue vista por 110.000 personas. Curioso ¿verdad?
Tras la muerte del dictador son muchos los cineastas que aprovechan el fin de la censura para narrar algunos de los episodios más sangrientos y oscuros de la España franquista, como fue el caso del director Juan Antonio Bardem, tío del actor Javier Bardem. Títulos destacados de su filmografía son Resultado Final o Siete días de enero (1979) en donde se narra el brutal asesinato de cuatro miembros de un despacho de abogados que pertenecían al Partido Comunista a manos de un comando terrorista de ultraderecha. Otros títulos de esta corriente de denuncia de los excesos del régimen son La fuga de Segovia o El proceso de Burgos, ambos de Imanol Uribe.
En estos años cobra una gran importancia un tipo de cine de denuncia social que se centra en las clases marginales de la España de la Transición, cuya figura más destacada será Eloy de la Iglesia. Con una estética realista y un lenguaje visual transgresor y provocador, Eloy de la Iglesia se atreve a denunciar la marginación, el problema del paro y las drogas, de las que él mismo fue víctima también, así como el lado más hipócrita de la nueva sociedad española. En El diputado y Placeres ocultos aborda el tema de la homosexualidad y cómo se alardea de aperturismo y flexibilidad por parte de los políticos más progresistas pero la realidad es otra bien distinta. En La mujer del ministro denuncia los casos de corrupción de la clase política, y en títulos que fueron un bran éxito de taquilla como Navajeros, Colegas y El Pico, denuncia la falta de oportunidad de los jóvenes y el riesgo de las drogas, en especial, de la heroína. Otros títulos de este cine de denuncia social son Perros Callejeros, de José Antonio de Loma, y Deprisa, deprisa, de Saura.
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Fotograma de Tigres de papel Imagen de Maite Blay en Flickr bajo Licencia CC |
En contrapartida a este género, surge un cine de comedia conocido como Comedia madrileña que pondrá de manifiesto la diferencia ideológica entre padres criados en el franquismo y la nueva juventud mucho más moderna pero que también se siente un poco perdida en esa especie de España del todo vale, de la movida madrileña, de la música rock y punk, en definitiva, de todas esas cosas que habían estado prohibidas durante décadas y que ahora parece que había que disfrutarlas todas de golpe y a todas horas. Destacarán títulos como Tigres de papel y ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, de Fernando Colomo, Ópera prima, de Fernando Trueba y el primer largometraje de un jovencísimo Pedro Almodóvar: Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón.
En Barcelona surge un grupo de cineastas que huyen del cine folclórico y amable más afín a la dictadura y promueven un cine más experimental, comprometido con los movimientos de protesta y que se aleja de las producciones oficiales para acercarse a las modestas cintas más independientes. Cineastas pertenecientes a esta denominada Escuela de Barcelona fueron Vicente Aranda, Jorge Grau o Gonzalo Suárez.
Uno de los grandes títulos de la Transición fue Asignatura pendiente, de José Luis Garci (1977). Con José Sacristán y Fiorella Faltoyano en los papeles principales, cuenta la historia de unos antiguos novios que vuelven a encontrarse bastantes años después y tras revivir su romance vuelven a enamorarse y a consumar una cuestión que tenían pendiente y no pudieron llevar a cabo en los años de la década de los cincuenta. El mismo director consiguió el primer Óscar a la mejor película extranjera que se llevó el cine español por Volver a empezar (1982). En La escopeta Nacional, de Luis García Berlanga (1978) se hace una feroz crítica a la clase política de los últimos años del franquismo. Una gran polémica acompañó a Camada Negra, de Manuel Gutiérrez Aragón (1977), acerca de falangistas de extrema derecha durante los años de la Transición, premiada en el festival de Berlín. Y como película de culto está Arrebato, de Iván Zulueta, autor de los carteles de las primeras películas de Almodóvar.
Estatua de Luis García Berlanga Imagen de Zarateman en Wikipedia bajo Licencia CC |
El Kursaal, sede del Festival Internacional de San Sebastián Imagen de Generalpoteito en Wikipedia bajo Licencia GNU |
Las mujeres se van abriendo camino en el cine español, destacando nombres como Josefina Molina y Pilar Miró, quien llegó a ser Directora General de TVE y que realizó títulos imprescindibles como El crimen de Cuenca o Gary Cooper que estás en los cielos.
Y hay que mencionar a un género que aunque no tuvo una gran calidad sí que realizó una función importante en estos años de la Transición al satisfacer los deseos reprimidos de una sociedad que por fin cambiaba de signo. Hablamos del cine del destape, producciones que en clave de comedia mostraban bastante la anatomía de sus personajes, como les ocurrió a Susana Estrada, Ágata Lys, Silvia Tortosa, Nadiusca o Maria José Cantudo, la primera actriz en protagonizar un desnudo integral en la película La Trastienda, de Jorge Grau (1976).

Objetivos
España, escenario rentable de súper producciones
Durante finales de los cincuenta y principios de los sesenta, el régimen colaboró estrechamente con el productor norteamericano Samuel Bronston para crear una sucursal de Hollywood a las afueras de de Madrid, en Las Rozas. Surge así Producciones Bronston, que rueda en nuestro país un buen número de cintas al más alto nivel hollywoodiense, como 55 días en Pekín, El Cid, Alejandro Magno o La caída del imperio romano. Por las calles de Madrid desfilaron Cary Grant, Frank Sinatra, Sophia Loren, John Wayne, Rita Hayworth o Ava Gardner, una verdadera enamorada de España.

Actividad
La Transición supuso el fin de la dictadura franquista y el inicio de la democracia en España. Dos títulos inauguran esta nueva etapa de nuestra filmografía que consiguen burlar la censura: El espíritu de la colmena y La prima Angélica. Surge un cine muy reivindicativo y variado, con películas que abordan episodios violentos del régimen dictatorial dirigidas por Juan Antonio Bardem e Imanol Uribe, que contrastan con un cine más amable como el Landismo y los Spaghetti Western.
Nuevos realizadores impulsan el cine independiente de nuestro país agrupados en la Comedia Madrileña y la Escuela de Barcelona, destacando nombres como los de Fernando Colomo, Gonzalo Suárez, Vicente Aranda y Almodóvar. Eloy de la Iglesia se decanta por el cine de denuncia social y el destape filma los primeros desnudos integrales.

Pregunta Verdadero-Falso
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Se conoció como Landismo
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Fueron dirigidos por su tío Juan Antonio Bardem
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Fue la primera película de Almodóvar
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