2. El flamenco

Pocas cosas hay tan genuinamente españolas, castizas y reconocidas a nivel mundial como el flamenco, algo intrínseco y que forma parte de nuestro ADN. Podemos definir el flamenco como un género artístico que incorpora cante, baile y música de origen popular arraigado principalmente en Andalucía, pero también en algunas zonas de Murcia y Extremadura, como resultado del rico crisol de culturas de estas zonas, que dio como resultado esta expresión cultural fruto de la fusión de las culturas judías, árabes, cristianas, afroamericanas y por supuesto, de la cultura gitana.

Es difícil determinar su origen, si bien las primeras manifestaciones documentadas que se refieren al flamenco datan de finales del siglo XVIII y sitúan su origen en tres focos principales: Cádiz, Jerez de la Frontera y el barrio sevillano de Triana. La Edad de Oro del flamenco tuvo lugar entre mediados del siglo XIX y 1920 aproximadamente, cuando se establecen sus principales rasgos y estilos, florecen los espectáculos en los denominados Cafés cantantes, precursores de los actuales tablaos flamencos, y se produce un decisivo impulso de la guitarra y el baile.

Café cantante de Sevilla hacia 1888

Café cantante de Sevilla hacia 1888

Imagen de Carlos Teixidor en Wikipedia bajo Licencia GNU

 Durante la primera mitad del siglo XX el flamenco evoluciona con la denominada Ópera flamenca, con cantes más ligeros como los fandangos y un mayor desarrollo del baile con un estilo más teatral, y se comienza a exportar al flamenco como reclamo turístico y marca España. Desde 1955 se vive una definitiva revalorización del flamenco, surgiendo especialistas que definen sus rasgos con rigor y profesionalidad como hizo Antonio de Mairena, se crean los tablaos flamencos para dar a conocer este arte tan característico y aparecen revistas especializadas, escuelas oficiales y certámenes que premian a los mejores representantes del cante, el baile y la música flamencas.  

Objetivos

Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Desde 2010 el Flamenco es declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, máximo galardón para esta manifestación cultural que pretende salvaguardarlo a la vez que ayudar a su difusión. La definición de Patrimonio Cultural Inmaterial que da este organismo no puede encajar mejor con la definición del arte flamenco, pues para la UNESCO: Este patrimonio cultural inmaterial, transmitido de generación a generación, es constantemente recreado por comunidades y grupos en respuesta a su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, y les proporciona un sentido de identidad y continuidad, promoviendo de este modo el respeto por la diversidad cultural y la creatividad humana.