3.3. La escuela de pintura andaluza
Desde aquí puedes acceder a las salas de los pintores de la escuela andaluza más representativos: Zurbarán, Alonso Cano, Murillo y Valdés Leal. En cada sala se presentan sus obras más significativas.
Sevilla era el centro económico de la España del siglo XVII. No solo era la ciudad más poblada, sino también el punto central y principal de la actividad comercial de nuestro país. Esto, como no podía ser menos, la convirtió en el centro de acción artística, especialmente para pintores y escultores.
De ahí que los mejores pintores del momento nacieran o se formaran en la capital andaluza, aunque muchos de ellos partieran a la corte madrileña.
La pintura andaluza se caracteriza por mantener los rasgos de tenebrismo característicos de toda la pintura española a la vez que muestra un tratamiento del color algo más aventurado del que podemos ver en Valencia.
Todos mantienen una necesidad imperiosa por mostrar su religiosidad aunque algunos con más intimismo que otros.
Francisco de Zurbarán
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Probable autorretrato de Zurbarán Imagen en Wikimedia Commons |
Zurbarán nace en Badajoz pero se forma en Sevilla dónde pinta hasta que marcha a Madrid para convertirse en pintor de la corte. Su obra muestra un intenso amor por la sencillez de las formas y de los colores.
Desarrolla, como todos los pintores del momento, una intensa actividad pictórica con temas religiosos, aunque también hace una aportación fundamental a la historia de la pintura con sus naturalezas muertas, bodegones sencillos, austeros (como no podía ser menos en una situación de crisis constante como la que vive el país) y de fondos oscuros, algo que podemos observar en algunas de sus obras, como en la Aparición de San Pedro a San Pedro Nolasco, obra de 1629.
Pero también va a convertirse en pintor de la corte, lo que le permite plantear obras a medio camino entre lo histórico y lo retratístico. También en Madrid, en el Palacio del Buen Retiro, va a componer una serie de pinturas de orden mitológico, algo extraño dentro de la temática española, si no fuera porque, en realidad, los Hércules no era más que una simbolización de del rey Felipe IV (se consideraba a Hércules como ancestro mítico de los Habsburgo españoles, nada menos).
La defensa de Cádiz contra los ingleses
Tipo: Pintura
Estilo: Barroco
Localización: Museo del Prado
Autor: Francisco de Zurbarán
Fecha: 1634
Cuadro histórico en el que Zurbarán narra la defensa de Cádiz del ataque anglo – británico.
Zurbarán no era un maestro de las obras de contenido narrativo, sin embargo aquí logra una obra de gran calidad a través de la disposición de dos planos muy bien diferenciados: un primer plano en el que aparece el gobernador de la ciudad, Don Fernando Girón impartiendo órdenes a sus subordinados y un segundo plano con la escena de dicho ataque.
Zurbarán logra con este cuadro mostrar una doble capacidad, por un lado la retratística, con personajes bien definidos tanto desde el punto de vista físico como del psicológico. Por otro lado, es capaz de mostrar un importante conocimiento de la perspectiva y la acción bélica con ese segundo plano tan importante.
La defensa de Cádiz contra los ingleses. Zurbarán
Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público
Plato con limones, cesta con naranjas y taza con una rosa
Tipo: Pintura
Estilo: Barroco
Localización: Museo Norton Simon. Los Ángeles
Autor: Francisco de Zurbarán
Fecha: 1633
Un magnífico bodegón austero y sencillo compuesto por limones, naranjas y una taza con agua. La realidad llevada a su máxima expresión.
Zurbarán es el gran maestro español de las naturalezas muertas. Su capacidad para mostrar la realidad (hoy diríamos con precisión fotográfica) es inigualable.
Es una composición perfectamente simétrica en el que el detalle se cuida al mínimo (basta con mirar las hojas de azahar de las naranjas, o el reflejo de la cesta de mimbre sobre la mesa de madera) y en el que se muestra, como no, ese espíritu de austeridad propio del momento que lo aleja de esos bodegones ricos y variados de la pintura holandesa.
Bodegón. Zurbarán
Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público
San Hugo en el refectorio de los cartujos
Obra: San Hugo en el refectorio de los cartujos
Tipo: Pintura
Estilo: Barroco
Localización: Museo de Bellas Artes. Sevilla
Autor: Francisco de Zurbarán
Fecha: 1635
San Hugo visita a los monjes cartujos mientras se disponen a comer. La composición aparece centrada por la figura del paje que acompaña al obispo. En un segundo plano aparece un cuadro con una doble temática, por un lado la Virgen María con el niño en brazos y por otro San Juan Bautista vestido con piel de camello.
Zurbarán utiliza el tema de San Hugo en el refectorio de los cartujos, nuevamente para mostrar toda su capacidad pictórica, siendo capaz de incrustar en un mismo cuadro tres temas y formas de pintar diferentes.
El tema principal, San Hugo en el refectorio de los cartujos, es utilizado por el maestro pacense para mostrar su capacidad retratística, así como un interés por la luminosidad que lo alejan de ese tenebrismo tantas veces comentado en nuestro museo.
La mesa en la que los cartujos se disponen a comer son todo un tratado de naturaleza muerta muy dentro de su estilo: austeridad, simetría y profundo realismo.
El cuadro que corona la escena muestra una libertad compositiva muy del barroco pero poco común entre los pintores españoles. La idea de “el cuadro dentro del cuadro” permite cierta ruptura compositiva (aunque se integra perfectamente en la composición simétrica de la obra) desde el momento en el que ofrece al espectador una segunda escena, un segundo foco al que dirigir su mirada. Por si fuera poco, Zurbarán dispone en este “cuadro dentro del cuadro “ una doble temática: la Virgen con el niño a un lado y San Juan Bautista vestido con la piel de camello al otro.
San Hugo en el refectorio de los cartujo.s. Zurbarán
Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público
Alonso Cano
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Retrato de Alonso Cano Imagen en Wikimedia Commons |
Alonso Cano es el artista total. Esta arquitecto, escultor y pintor nacido en Granada, va a intentar siempre ir un paso más allá en sus esquemas compositivos y sobre todo de colorido con respecto a sus coetáneos.
Como pintor llama la atención su gusto por mostrar rostros y aspectos de corte infantil y rasgos algo afeminados, de gusto suave y exquisito y de un colorido notable, aunque también llama la atención por su tono atrevido y a veces algo rompedor, como podemos ver en su obra “El rey de España”.
El milagro del pozo
Tipo: Pintura
Estilo: Barroco
Localización: Museo del Prado
Autor: Alonso Cano
Fecha: 1648
Alonso Cano elige el momento en el que San Isidro, acompañado de tres mujeres, rescata a su hijo del pozo.
Con un toque evidente de tenebrismo, Alonso Cano plantea aquí el milagro de San Isidoro, que rescata a su hijo del pozo en el que cayó. Como decíamos, el toque tenebrista se hace evidente, pero el tratamiento es diferente al de otros pintores. Es un tenebrismo menos académico, menos puro, como podemos constatar con los dos focos de luz que penetran en el cuadro, el que viene desde el espectador que se refleja de forma maestra en la espalda del niño que ve la escena el que penetra por el vano que hay a la espalda de la escena.
La figura del santo, movida hacia un lado de la composición, aparece nimbada con el alo divino de santidad y su rostro mantiene esos rasgos pueriles que le otorgan una belleza de una sensualidad desconocida en nuestra pintura.
El Milagro del Pozo. Alonso Cano
Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público
Bartolomé Esteban Murillo
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Autorretrato de Murillo Imagen en Wikimedia Common |
Murillo desarrolla su pintura a mediados de siglo, es decir, una generación después de Velázquez o Zurbarán, lo que le va a llevar por otros caminos.
Eso sí, comienza, como casi todos, partiendo del tenebrismo más italiano, pero rápidamente va a ir un paso más allá dejando de lado el rigor de Zurbarán para adentrarse en un terreno de imágenes más amables, de personajes más comedidos y más accesibles al gran público por su cercanía y su ternura.
Su paleta es más viva que la de pintores anteriores y su capacidad como dibujante es francamente sorprendente, sobre todo en sus primeros años.
Pinta cuadros de temática religiosa, desde una perspectiva amable al introducir escenas de la vida cotidiana. Aunque también realizará una pintura secular para la burguesía que se encontraba en Sevilla como consecuencia de ser puerto de Indias, como podemos ver en su obra “Abraham y los ángeles”
Sagrada Familia del pajarito
Tipo: Pintura
Estilo: Barroco
Localización: Museo del Prado
Autor: Murillo
Fecha: 1649
Se trata de una escena hogareña en la que aparecen San José, la Virgen María y el niño, que juega con un pájaro en la mano y un perro.
Si antes hablábamos de la amabilidad en la pintura de Murillo aquí tienes, quizá, el mejor ejemplo. Murillo compone una escena hogareña, sencilla y tremendamente cercana en la que un padre juega con su hijo y el perro mientras la mujer cose con su rueca. La temática, según su título, es religiosa, pero podíamos estar hablando de una escena costumbrista en la que el pintor ha decidido recrear la vida diaria de uno de sus vecinos.
La religiosidad del cuadro emana, realmente, de ese espíritu cercano, de esa ternura religiosa que, casi siempre, va a estar más en el ojo del espectador que en lo que el propio cuadro proyecta.
Sagrada Familia del pajarito. Murillo
Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público
Inmaculada de los Venerables
Tipo: Pintura
Estilo: Barroco
Localización: Museo del Prado
Autor: Murillo
Fecha: 1678
Inmaculada Concepción que asciende a los cielos rodeado por su séquito de ángeles, en un ambiente celestial de suaves movimientos.
El tema de la Inmaculada es uno de los preferidos por los pintores barrocos, más aún en los pintores formados en Sevilla, dónde el fervor que se siente hacia la Inmaculada era enorme.
Murillo no va a ser menos y sus Inmaculadas pasan por ser las más conocidas de toda la plástica barroca. Si no las más conocidas, quizá sí las más identificables. Digamos que el pintor sevillano se convirtió en todo un experto en la plasmación de esta temática.
En esta ocasión, Murillo plantea una Inmaculada que centra una composición vertical, acompañada por su séquito de ángeles, mientas asciende a los cielos.
La composición es casi helicoidal. Si te fijas detenidamente, verás tanto el movimiento de los ropajes como la disposición de los ángeles o de las nubes aparecen como una hélice que va subiendo o que, al menos, obliga al espectador a mover su mirada hacia arriba. Esto permite un juego con el espectador tremendo, ya que lo incluye en la simbología del cuadro por cuanto ha de mirar hacia el cielo, siguiendo la ascensión de esta Inmaculada tremendamente serena y bella.
Inmaculada de los Venerables
Imagen de Wikimedia Commons. Dominio público

Conocimiento previo
En el año 2005 se subastó un cuadro de Murillo, Cristo, el varón de los dolores, por más de 3,6 millones de euros, siendo hasta la fecha, el precio más alto que se ha pagado por un cuadro del autor sevillano.
La cuestión no dejaría de ser llamativa si no tenemos en cuenta que Murillo, hasta bien entrado el siglo XX era considerado un artista menor debido, sobre todo a que le faltaba esa pasión desgarrada tan típica de la pintura barroca española.
Como ves, todo es cuestión de modas, hasta el precio que se paga por el arte. En este artículo te lo contamos
Valdés Leal
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Valdés Leal. Finis gloriae mundi Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público |
Valdés Leal, pintor sevillano que desarrolló su pintura dentro, única y exclusivamente, de la temática religiosa. Una temática que afronta muy alejado de los cánones de amabilidad y serenidad que planteaban otros pintores españoles. Valdés Leal habla de la religión desde un punto de vista seco y rudo, sin concesiones a la galería, algo que tuvo mucho éxito entre los clientes de la época.
Su obra más importante es, sin duda, la serie de dos cuadros que hace para la hermandad de la Caridad de Sevilla, para la que muestra el tema de la muerte desde un punto de vista muy en consonancia con la literatura del momento, con composiciones enormemente dramáticas, oscuras y cargadas de simbología.
Peor no se limitó a esta serie, su maestría también la demostró en obras como Ecce Homo, de 1657.
In icto oculi
Tipo: Pintura
Estilo: Barroco
Localización: Hospital de la Caridad. Sevilla
Autor: Valdés Leal
Fecha: 1642
Una temible representación de la Muerte, como un esqueleto que porta en sus brazos un ataúd y una guadaña, centra una composición cargada de símbolos. El mensaje de Valdés Leal (muy en consonancia con las de la hermandad de la Caridad) es sencillo: en un abrir y cerrar de ojos, todo desaparece.
Temible, ese es el primer adjetivo que uno puede decir cuándo observa esta obra y más si lo hace en su contexto, en la Iglesia de la Hermandad de la Caridad.
La Muerte, con su guadaña y su ataúd, pone un pie en la bola del mundo y el otro sobre los ricos ropajes que caen en el suelo, simbolizando que ella lo controla todo, que no importa lo rico o poderoso que hayas sido, ni dónde vivas, porque el final siempre será el mismo. Este final llega con su mano apagando el cirio (símbolo del fin de la vida, frente a la vela encendida del bautismo) sobre el que aparece la terrible frase: “In icto oculi”, es decir: en un abrir y cerrar de ojos tu vida se apaga, como la vela.
A su alrededor, tiaras papales (símbolo del poder religioso), paños púrpuras (símbolo del poder imperial, es decir, terrenal), coronas, armaduras… todo da igual, nada importa porque al final, llegará la Muerte y te llevará con los justos (o con los condenados).
La teatralidad, el dramatismo, la oscuridad, casi el miedo que provoca… todo entra perfectamente dentro de ese lenguaje barroco que precisa tanto de la liturgia y que aún podemos ver en las iglesias y las calles de nuestra comunidad.
In icto oculi. Valdés Leal
Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público

Objetivos
En el vídeo que te dejamos a continuación tienes más información sobre las “postrimerías”, la serie de dos cuadros para la hermandad de la Caridad de Sevilla.
Las postrimerías de Valdés Leal
Vídeo de ARTEHISTORIA alojado en YouTube

Actividad
Actividad
Sevilla es el otro gran foco artístico. Varios pintores lo corroboran:
- Zurbarán, trabaja fundamentalmente para los encargos que le realizan las órdenes religiosas como en San Hugo en el refectorio. Es especialista en bodegones, así como en retratos a lo divino como en Santa Casilda.
- Murillo, fue evolucionando desde su tenebrismo inicial. Aunque sus obras están dentro del naturalismo tienden hacia la idealización. Su temática principal es la religiosa, así tenemos La sagrada familia del pajarito o El Buen Pastor. Pero también fue muy conocido entre los comerciantes extrajeros por su pintura de género que representa a pícaros de la calle, como Los niños comiendo melón y uva o Niño espulgándose.
- Valdés Leal, destaca por su pintura religiosa, en especial sus vánitas expresadas en Las Postrimerias del Hospital de la Caridad: In Ictu Oculi y Finis gloriae mundi

Caso práctico
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Caso práctico
OBRA COMENTADA: BODEGÓN CON CACHARROS DE ZURBARÁN