3.3. Sistemas de observación de la conducta del deportista y del técnico deportivo
Para abordar este apartado es muy importante comenzar con la definición de “observación”. Para Anguera (1988, p.7):
"Es un procedimiento encaminado a articular una percepción deliberada de la realidad manifiesta con su adecuada interpretación, captando su significado, de forma que mediante el registro objetivo, sistemático y específico de la conducta generada de forma espontánea en un determinado contexto, y una vez que se ha sometido a una adecuada codificación y análisis, nos proporcione resultados válidos dentro de un marco específico de conocimiento".
Ficheros adjuntos
Dada la importancia y amplitud de este apartado relacionado con la observación, este se desarrollará a continuación mediante copia textual de extractos del artículo de Hernández Mendo y Molina Macías (2002), cuya lectura íntegra se recomienda:
En un trabajo posterior (Anguera, 1990) matiza aún más esta definición y la conceptualiza “como una estrategia particular del método científico que busca la cuantificación del comportamiento espontáneo que se produce en situaciones no preparadas. Para conseguir el cumplimiento de este objetivo se han de llevar a cabo una serie ordenada de etapas. Su fin es la resolución de problemas (de descripción, covariación, causación, secuencialidad, etc.) que se plantean acerca de la conducta manifiesta de sujetos que se hallan en un ámbito natural (es decir, no artificial)”.
De esta definición se desprende la repercusión que tendrá, por un lado, en las condiciones necesarias para llevar a cabo una observación y, por otro, en la importancia de la observación tanto en la preparación física y técnico-táctica como en la psicológica en los deportes de equipo.
Respecto a las condiciones necesarias para llevar a cabo una observación, las podemos cifrar en:
- Debe poseer un objetivo y estar planificada para el mismo. Tal y como afirma Anguera (1988a) "constituye la más crucial de las decisiones a adoptar, tanto por la dificultad habitual de su concreción, como por las implicaciones que se derivarán de todo el proceso. Un grave error sumamente frecuente en este punto es la formulación de un objetivo amplio y vago (...). El objetivo debe hallarse perfectamente delimitado; éste es un requisito imprescindible para su correcta enunciación" (p.12).
- Debe ser sistemática. Este punto se refiere a cuestiones de diseño, donde se especifican cómo se llevará a cabo la recogida de datos e incluso el tipo de unidades y de datos.
- Debe ser objetiva, válida y fiable. Hay dos cuestiones fundamentales previas a la codificación del flujo conductual. Una es la utilización de los medios técnicos que van encaminadas a reducir los errores de percepción y codificación. La otra, es la relativa al análisis de calidad de los datos, que van a determinar en qué medida son "fiables".
- Debe estar relacionada en su cometido concreto con un marco de conocimientos o proposiciones más generales. Parece evidente que toda la estrategia científica que se desarrolla en un estudio viene determinada de forma fundamental por el propio problema que se estudia, así como por los objetivos que se pretenden alcanzar.
En cuanto a la importancia de la observación en todo el proceso de preparación en el deporte, podemos argüir que estriba en:
- De forma global, en el afianzamiento y desarrollo del conocimiento en general y en el ámbito deportivo en particular.
- Permite la obtención de datos objetivos, tanto de la acción de juego como de los resultados y acciones de los entrenamientos.
- Nos permite valorar objetivamente la eficacia de nuestros planes de entrenamiento dentro de la situación de competición.
- A través de la observación podemos cotejar la eficacia de los planteamientos tácticos del equipo “per se” y en función del equipo adversario.
- Permite un control cuantitativo y cualitativo de los errores técnicos y tácticos tanto de los jugadores como individuos o de éstos como integrantes de un conjunto.
- En los deportes en los que existe un equipo titular permite valorar la eficacia de éste y compararla con la de los jugadores suplentes.
- Permite la formulación de nuevos modelos funcionales de análisis de los distintos deportes.

Actividad
“Es obligado recordar la distinción entre la observación como técnica y la observación como método. Cuando afirmamos que la observación es una técnica, conceptualmente nos estamos refiriendo a un sistema de recogida de datos, en tanto que, cuando la entendemos como método, nos referimos a la utilización de la observación como una guía de investigación” (Hernández Mendo y Molina Macías, 2002, p.4).
Las fases de una observación, que básicamente coinciden con las de una investigación, las podemos resumir en los siguientes puntos (Sarria y Macía, 1990a):
- Formulación del problema. Distintas fuentes de información y documentación pueden ayudar al planteamiento del problema. El problema debe ser formulado junto con las hipótesis de partida, ya que servirán de guía al asumir las decisiones que se van a tomar en las siguientes fases.
- Planificación de la investigación. Este apartado hace mención a la elección y planteamiento del diseño, la determinación de las condiciones espaciales y temporales del muestreo, la elección de conductas que serán observadas, así como de los instrumentos de observación. A este respecto, las cuestiones fundamentales son las siguientes:
- Condiciones de la situación de observación. Estas situaciones vienen determinadas en cada caso por los objetivos fijados para cada estudio.
- Elección de los parámetros conductuales y de los sistemas de registro. Este apartado se relaciona con el tipo de registro que se haya elegido para llevar a cabo la codificación de la conducta (informes narrativos, categorías, formatos de campo, etc.).
- Molecularidad versus molaridad (relacionada con el tipo de unidades de conducta a analizar).
- Selección de sujetos a observar. Las decisiones en torno al tipo de muestreo que se pretende realizar van a determinar la representatividad de la conducta real del sujeto o del grupo. Siguiendo el trabajo de Anguera (1988a, 1990) podemos distinguir: muestreo "ad libitum", muestreo de eventos, muestreo focal, muestreo de tiempo, y dentro de éste, el muestreo instantáneo o de puntos de tiempo (scan sampling) y el muestreo de intervalos (one-zero sampling).
- Recogida de datos. En este apartado Sarriá y Maciá (1990b) incluyen cuestiones relativas a registro y codificación (teniendo en cuenta si es registro continuo o discontinuo), aparatos de registro (magnetófono, vídeo/película, registradores electrónicos, etc.) y fiabilidad.
- Análisis e interpretación de los datos observacionales. El análisis que se haga en este apartado va a estar en función del tipo de diseño y el tipo de datos.
- Comunicación de resultados. En este sentido, es de vital importancia el que los resultados se hagan públicos y que la comunidad científica tenga acceso a ellos.
Con esta breve aproximación a la observación, y la lectura completa del artículo de lectura recomendado, el técnico deportivo debería ser capaz de reflexionar y plantear un sistema de observación más o menos sistemático, de conductas relacionadas con su deporte, con su categorización y codificación, tipos de muestreo, registro y análisis de datos, etc., según el caso; y en base a ello, plantear propuestas de intervención.

Actividad
Como instrumentos de observación básicos destacar los siguientes: registros anecdóticos, listas de control, escalas de estimación, de apreciación o de evaluación, escalas categoriales descriptivas -conocidas vulgarmente como “rúbricas”-, escalas ordinales o rating scales, que permiten asignar un valor ordinal a lo observado con escalas del tipo 0=nunca, 1=algunas veces, 2=a menudo, 3=casi siempre, 4=siempre, intentando valorar no solo la presencia/ausencia de una conducta sino su intensidad.
Ficheros adjuntos
En cuanto al apartado relacionado con los sistemas de observación de la conducta del técnico deportivo en particular, este se desarrollará a continuación mediante copia textual de extractos del artículo de Sousa, Cruz, Torregrosa, Vilches y Viladrich (2006), cuya lectura completa se recomienda:

Sistema de Evaluación de la Conducta del Entrenador.
Imagen de elaboración propia
El Coaching Behavior Assessment System (CBAS) de Smith, Smoll y Hunt (1977) como Sistema de Evaluación de la Conducta del Entrenador es un instrumento de evaluación que se desarrolló a partir de la observación de la actuación de entrenadores de diferentes deportes: béisbol, baloncesto y fútbol americano, y permite la observación directa y codificada de la conducta del entrenador durante los partidos y durante los entrenamientos.
Con el CBAS se registran dos tipos de conductas: a) conductas reactivas, y b) conductas espontáneas. Las primeras son respuestas del entrenador a actuaciones deseables o aciertos, equivocaciones o errores y conductas disruptivas de alguno de sus jugadores. Las segundas son respuestas iniciadas por el entrenador, que no tienen antecedentes inmediatos o bien definidos en el juego del equipo. Dichas respuestas pueden estar relacionadas con el juego o ser irrelevantes al mismo.
El CBAS se ha utilizado para evaluar la conducta de entrenadores de diferentes deportes, como el baloncesto, el balonmano, el béisbol y el fútbol (Boixadós y Cruz, 1999; Chaumeton y Duda, 1988; Cruz, 1994; Cruz et al., 1987; Horn, 1985; Marí, 1989; Rejeski, Darracott y Hutslar, 1979; Smith, Smoll y Curtis, 1979; Smith et al., 1983; Wandzilak, Ansorge y Potter, 1988, citados por Sousa et al., 2006), demostrando ser un instrumento útil para registrar la mayoría de conductas de los entrenadores, con una alta fiabilidad entre observadores y capaz de detectar diferencias individuales en los patrones conductuales de los entrenadores.
A partir de la lectura de los trabajos realizados por estos autores se ha matizado la definición de alguna de las categorías del CBAS para lograr una mayor operacionalización de las mismas. Así mismo, debe resolverse una cuestión previa: qué se entiende por acierto y por error en el deporte que se estudia y en jugadores de una determinada categoría.
Los resultados de los estudios llevados a cabo han sido positivos en muchos aspectos, pero han mostrado la necesidad de individualizar al máximo el asesoramiento psicológico a los entrenadores, pues la efectividad de la intervención queda siempre modulada por los conocimientos, la experiencia, las ideas, creencias y expectativas profesionales del entrenador. En este sentido, en los últimos trabajos de investigación orientados a la acción, tratamos de elaborar Programas de Asesoramiento Personalizado a Entrenadores (PAPE), a partir de sesiones individualizadas en las que los entrenadores toman conciencia de sus comportamientos y analizan, junto con el psicólogo del deporte, las conductas que deben mantener y aquellas que deben disminuir en su perfil conductual (Sousa et al., 2006).