Cruz Roja y Media Luna Roja

Esta organización está hoy implantada en 164 países y cuenta con cerca de 300 millones de afiliados en los cinco continentes. Uno de sus lemas: "Con todos y en todas partes" es una fructífera realidad al servicio del género humano y de la paz entre las naciones. Es, al decir del doctor Marcel Junod, "el tercer combatiente".

Origen de la Cruz Roja

SOLFERINO, 24 DE JUNIO DE 1859 . Jean Henry Dunant era un joven ginebrino, hijo de una familia acomodada que, por su iniciativa, llegó a sembrar la semilla que al cabo de los años se convertiría en una de las instituciones humanitarias más importante del mundo: la Cruz Roja.

Todo empezó a finales de la primavera de 1859, Henry Dunant tenía 31 años cuando un viaje de negocios le situó en la región italiana de Lombardía, que por aquel entonces era el teatro de la guerra, corta pero sangrienta, que oponía a los ejércitos francés y sardo de Napoleón III al austriaco del emperador Francisco José. El sol castigaba duramente aquel 24 de junio de 1859 en que se libró la famosa batalla de Solferino.

Batalla de Solferino

Henry Dunant entre los muertos y heridos abandonados

Por la noche, Dunant se dio cuenta que los heridos habían quedado abandonados y que iban muriendo sin remisión alguna, ya que los servicios sanitarios militares eran casi inexistentes. Entre el dolor y las explosiones, Henry Dunant buscó desesperadamente un puesto de vanguardia donde localizar a Napoleón III y mantener con él una entrevista. En su recorrido, el joven ginebrino se apercibió de la carencia de toda acción organizada de socorro. Da de beber a unos, refresca con agua las heridas de otros y consuela a los agonizantes, a los que sus propios compañeros empujan con el pie porque estorbaban el paso. Ayudado por algunas mujeres del pueblo de Castiglione, trata de atenuar los sufrimientos, recoge telas viejas para vendas, compra camisas y envía su coche a Brescia, de donde vuelve cargado de tisanas, naranjas, azúcar y tabaco. Le auxilian cuatro médicos austriacos, que iban de un jergón a otro, junto a otros italiano y alemán, así como un par de estudiantes italianos. Consigue contactar con el general Mac Mahon y solicita su intervención cerca del emperador francés, que acoge sus peticiones y concede las garantías para organizar los socorros.

La oferta de Henry Dunant fue recogida por esta entidad suiza, que constituyó, el 9 de febrero de 1863, un pequeño comité de cinco miembros (imagen de la izquierda), integrado por su presidente, Gustave Moynier; el ex-comandante en jefe del ejército suizo, general Dufour; los doctores Luis Appia y Teodore Maunoir, y el propio Dunant

Este comité, conocido más adelante como el Comité de los Cinco, se reunió por vez primera el 17 de febrero de 1863. Ocho meses más tarde enviarían un comunicado a los gobiernos de dieciséis países, convocándoles en Ginebra a una Conferencia Internacional con una idea motriz: sentar las bases para el auxilio de los heridos de la guerra en aquellos casos en los que el servicio de sanidad militar fuese insuficiente.

 

Los Convenios de Ginebra y el emblema

Las resoluciones de esta Conferencia Internacional, que propiciaban la constitución de comités nacionales, neutrales en tiempo de guerra, para los servicios de sanidad, tuvieron un eco favorable y el apoyo de numerosos países. Un año más tarde se celebraba en Ginebra una nueva Conferencia, esta vez con carácter diplomático -es decir, con asistencia de representantes de los gobiernos de los países adheridos- a la que concurrieron ya el primer grupo de comités, de los cuales nueve eran nacionales y uno local.

El resultado de este encuentro, del 21 de agosto de 1864, fue la materialización de un marco jurídico, dentro del cual se podría desarrollar una acción efectiva de socorro a los heridos; a la par que las instalaciones médicas militares, los vehículos y el personal sanitario debían ser considerados neutrales y, por lo tanto, protegidos: había nacido el primer Convenio de Ginebra.

Los actuales cuatro Convenios, vigentes desde el 12 de agosto de 1949,así como los dos Protocolos Adicionales de 1977 fueron firmados en principio por sesenta y un Estados, adhiriéndose a los mismos después un total de ciento ochenta y cinco países que hoy son los Estados Partes de los mismos.

El Departamento Político del Consejo Federal Suizo, con sede en Berna, es el depositario de los Convenios de Ginebra. A él se dirigen los gobiernos que desean adherirse o ratificarlos. Los gobiernos que son Parte se han comprometido a: cuidar a amigos y enemigos de manera similar; respetar al ser humano, su honor, los derechos de la familia, las costumbres, las convicciones religiosas y la dignidad de la mujer; autorizar a los delegados para que visiten los campos de prisioneros de guerra, a los internados civiles y para que se entrevisten sin testigos con los detenidos; prohibir el trato inhumano o degradante, las tomas de rehenes, las exterminaciones, las torturas, las ejecuciones sumarias, las deportaciones, el saqueo, los actos de violencia y la destrucción injustificada de los bienes particulares.

El documento de esta Conferencia contemplaba además, una cruz roja sobre fondo blanco, -el signo y los colores de la bandera suiza, pero invertidos-, como emblema oficial del Movimiento que nacía y que confería la neutralidad e inmunidad al personal y equipos médicos en el campo de batalla. Este emblema dio nombre a todo el movimiento humanitario.

Bases filosóficas de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja: Los Principios Fundamentales

En 1921, la Cruz Roja adoptó cuatro principios: Imparcialidad; Independencia política, religiosa y económica; Universalidad de la Cruz Roja e Igualdad de las Sociedades Nacionales. En 1946, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, adoptó estos Principios a los que sumó otros tres: Humanidad, Neutralidad y Carácter Voluntario.

Esta doctrina contenida en lo que más tarde se denominarían Principios Fundamentales, es la síntesis de la esencia de la Cruz Roja. Como ya hemos visto, apareció en sus inicios y está en el origen mismo de la Institución, aunque no se hizo realidad, desde un punto de vista jurídico formal, hasta que no fueron adoptados unánimemente en la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, celebrada en Viena en el año 1965.

Los Principios Fundamentales son la expresión de la filosofía de la Institución y los que conforman los objetivos, la conducta y las tareas del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, debiendo ser las normas de comportamiento de las mujeres y los hombres que son sus miembros.

 Los siete Principios Fundamentales que están en vigor son los siguientes:

  1. HUMANIDAD. El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, al que ha dado nacimiento la preocupación de prestar auxilio, sin discriminación, a todos los heridos en los campos de batalla, se esfuerza, bajo su aspecto internacional y nacional, en prevenir y aliviar el sufrimiento de los hombres en todas las circunstancias. Tiende a proteger la vida y la salud, así como hacer respetar a la persona humana. Favorece la compresión mutua, la amistad, la cooperación y una paz duradera entre todos los pueblos.
  2. IMPARCIALIDAD. No hace ninguna distinción de nacionalidad, raza, religión, condición social o credo político. Se dedica únicamente a socorrer a los individuos en proporción con los sufrimientos, remediando sus necesidades y dando prioridad a las más urgentes.
  3. NEUTRALIDAD. Con el fin de conservar la confianza de todos, el Movimiento se abstiene de tomar parte en las hostilidades y, en todo tiempo, en las controversias de orden político, racial, religioso e ideológico.
  4. INDEPENDENCIA. El Movimiento es independiente. Auxiliar de los poderes públicos en sus actividades humanitarias y sometidas a las leyes que rigen los países respectivos, las Sociedades Nacionales deben, sin embargo, conservar una autonomía que les permita actuar siempre de acuerdo con los Principios del Movimiento.
  5. CARACTER VOLUNTARIO. Es una institución de socorro voluntario y de carácter desinteresado.
  6. UNIDAD. En cada país sólo puede existir una Sociedad de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, que debe ser accesible a todos y extender su acción humanitaria a la totalidad del territorio.
  7. UNIVERSALIDAD. El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en cuyo seno todas las Sociedades tienen los mismos derechos y el deber de ayudarse mutuamente, es universal.

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