LA VACUNA DE LA POLÉMICA

INFORMACIONES CONTRADICTORIAS EN TORNO A LA MENINGITIS - Ana Isabel Hernández.

Esta información está tomada de la revista "Ciudadano".1996

Aunque tanto las autoridades sanitarias como las diferentes asociaciones médicas han dejado claro que en España no existe una epidemia de meningitis a nivel nacional y que, por tanto, no es aconsejable una vacunación masiva de la población infantil, lo cierto es que la alarma ha cundido entre los ciudadanos. El aumento de los casos registrados en lo que va de año y su repercusión en los medios de comunicación ha propiciado este hecho, pero quizá habría que buscar el origen de la alarma en las informaciones y actuaciones contradictorias que se han producido en torno a la vacuna.

A mediados de febrero saltaba la noticia a los periódicos. La alarma social ante el aumento de casos de meningitis se había disparado y miles de personas hacían cola en Madrid ante el Servicio de Medicamentos Extranjeros de la Consejería de Sanidad para conseguir la vacuna de esta enfermedad. Fue tal la avalancha de ciudadanos, que el Insalud tuvo que abrir otros dos centros más para dispensar la vacuna con receta médica.

Todavía nadie puede explicar de una forma clara los motivos de esta alarma, ya que aunque el pasado año se produjo en España un incremento del número de casos de meningitis meningocócica, este aumento ha sido leve -3,52 casos por cada 100.000 habitantes en 1996 frente a los 2,45 de 1995- y lejos estamos de los diez casos por cada 100.000 habitantes que se requieren para decretar una epidemia. Sin embargo, muchas de las voces apuntan como origen del caos las opiniones y actuaciones contradictorias que se han podido observar estos días en torno a la vacuna y que no han hecho otra cosa que crear más confusión en unos padres lógicamente asustados por la salud de sus hijos, y más ante una enfermedad que puede tener consecuencias mortales. Porque, Àcómo se explica que mientras las autoridades sanitarias aconsejaban la vacunación sólo en casos muy concretos, muchos pediatras -incluido el de los hijos del presidente del Congreso de los Diputados, Fe-derico Trillo- la estuvieran prescribiendo a to-dos sus pacientes?, o Àa quién hacer caso, a aquellas opiniones que aseguran que la vacuna es un producto totalmente eficaz o a quienes consideran que su protección es relativa?

Vacunación masiva, no

Todos los expertos consultados por CIUDADANO coinciden en afirmar que, en primer lugar, es necesario calmar a la población, ya que no existe una epidemia de meningitis en España a nivel nacional. Como afirma incluso Francisco Babín, subdirector general de epidemiología e información sanitaria del Instituto de Salud Carlos III, perteneciente al Ministerio de Sanidad y Consumo, "ni ahora ni nunca se ha producido en ningún país europeo una epidemia de meningitis por meningococo y, por lo que respecta al aumento de casos que se ha producido estos últimos meses, habrá que estar atentos a la evolución de la enfermedad, ya no hay que olvidar que son los meses de invierno y principios de primavera en los que la meningitis siempre sufre un re-punte".

Esta situación, por tanto, desaconseja la vacunación masiva de toda la población infantil, actuación que, a juicio de todos los expertos, sólo debe realizarse cuando exista un número significativo de casos y que estos se produzcan por el meningoco C, el único serogrupo junto con el A, para la que es eficaz la vacuna. Lo que ha ocurrido precisamente en Galicia, Cantabria o La Rioja, en las que sí se ha llevado a cabo la vacunación de la población infantil por detectarse un aumento importante de la meningitis meningocócica de tipo C, pero cuya situación no debe extrapolarse al resto de España. "En cada lugar -comenta Juan Jesús Gestal, director general de Salud Pública de la Xunta de Galicia- deben adoptarse las actuaciones que sean necesarias según la situación epidemiológica. La vacuna de la meningitis tiene sus limitaciones y hay que utilizarla con indicaciones, de ahí que la vacunación masiva sólo deba aplicarse cuando exista un aumento significativo de casos del tipo C, lo que había ocurrido en nuestra comunidad: de producirse el 80% de los casos por meningitis meningocócica del tipo B, habíamos pasado a que un 85% de los brotes se produjeran por el serogrupo C y a que el número de casos aumentara de 90 a 306".

Sólo en casos concretos

Las opiniones son también unánimes en cuanto a los casos en los que es necesaria una vacunación a nivel individual, ya que ésta sólo se aconseja a aquellas personas que pertenezcan al entorno de un enfermo. Como comenta Albert Planes, presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), "cuando detectamos un caso de meningitis, se controlan las personas que puedan estar en contacto con el enfermo y entonces se les suministran antibióticos como medida preventiva. Y si la enfermedad ha sido producida por el meningococo C se administra la vacuna. Por tanto, ésta sólo es recomendable para casos concretos y no debe utilizarse como medida preventiva así como así". Algo en lo que también coincide María García-Onieva, tesorera de la Asociación Española de Pediatría, para quien sólo se debería vacunar de forma individual a aquellas personas que estén en una situación de riesgo, bien porque pertenezcan al entorno de un enfermo o bien porque sus características personales -una situación de bajas defensas- así lo aconsejen.

Pero lo cierto es que a pesar de este tipo de opiniones, difundidas ampliamente por todos los medios de comunicación, muchos padres han acudido a las consultas de los pediatras solicitando la receta para la vacuna. Y lo curioso es que, a pesar de las recomendaciones oficiales, muchos de estos profesionales han expedido la receta. Uno de los casos más llamativos ha sido el de los hijos de Federico Trillo, presidente del Congreso de los Diputados, vacunados por prescripción de su pediatra en contra de las indicaciones de las autoridades sanitarias. Para Francisco Babín, la explicación de la actuación general de los pediatras hay que buscarla en la presión que muchos de los padres, asustados, han ejercido sobre los médicos, de forma que éstos se han visto abocados a recetar la vacuna para calmar la ansiedad de los progenitores. "Y por otro lado, no hay que olvidar que existe la libertad de prescripción y no se puede impedir que el médico recete el medicamento que considere más adecuado, aunque en este caso no estemos de acuerdo con ello".

Pero ésta no es la única contradicción que hemos podido observar los ciudadanos, ya que frente a aquellos profesionales que afirman que la vacuna es un medicamento muy reciente sobre el que no existen todavía suficientes estudios que avalen su completa eficacia en caso de que se sea necesaria la revacunación, han surgido los defensores de esta vacuna como garante indiscutible de la protección contra la enfermedad. Es importante aclarar que hay que diferenciar la vacuna de la meningitis meningocócica de la destinada a combatir otra bacteria, el Hemophilus influenzae, -vacuna que se denomina como ACT-HIB-, que ya está comercializada en el mercado desde hace tiempo y que tampoco está exenta de polémica: aunque su eficacia está ampliamente demostrada, unos pediatras la prescriben y otros no.

Que la vacuna de la meningitis A y C es segura y sin efectos secundarios es algo en lo que parecen coincidir todos los expertos consultados por esta revista. En palabras de Francisco Babín, "como todo medicamento autorizado para su uso en España ha sufrido los controles de seguridad pertinentes y no tiene mayores efectos secundarios que cualquier otra vacuna. Estos efectos se limitan, en alrededor de un 40% de los casos, a un dolor y enrojecimiento local y, en un 5% de los individuos, a la posibilidad de aparición de fiebre hasta dos días después de la vacunación". Para Juan Jesús Gestal es incluso una de las más inocuas.

Asimismo, las posturas coinciden en torno a las limitaciones que tiene la vacuna. Este fármaco sólo es eficaz para el meningococo C -también actúa sobre el A, pero la incidencia de esta bacteria es casi nula en España-, por lo que con él no se podrían evitar los casos producidos por el serogrupo B, para la que no hay vacuna y que en España ha sido hasta ahora el germen causante de la mayor parte de los casos de meningitis. Por otro lado, no es eficaz para niños menores de 18 meses -edad en la que se produce entre el 20 y 25% de los brotes-, ya que la inmunidad que les produce es mínima, y su eficacia aumenta a medida que aumenta también la edad. Y no hay que olvidar que cuanto menor es la edad de la persona, mayor es el riesgo que tiene de padecer cualquier tipo de meningitis.

Pero es en la eficacia de la revacunación donde han surgido las verdaderas discrepancias en torno a la vacuna. Según Francisco Babín, "la vacuna tiene una vigencia de tres años - su duración es menor cuanto más pequeño eres- y la dosis de recuerdo habría que ponerla pasados de tres a cinco años y siempre que la persona se hubiera puesto la primera vacuna con menos de cuatro años de edad. Cuando se administra una dosis de recuerdo de otras vacunas -la del tétanos, por ejemplo- se induce en la persona una mayor inmunidad que la primera vez, al contrario de lo que ocurre con la meningitis, donde con la revacunación se consigue como mucho la misma protección e incluso menos. En cualquier caso, al tratarse de un fármaco todavía muy reciente, no existen estudios que certifiquen claramente este aspecto". De forma parecida opina Albert Planes, para quien, al existir todavía poca experiencia en revacunar con este fármaco, no se sabe muy bien cuál puede ser su eficacia. Esto aconsejaría el que los padres no vacunen a sus hijos si no existe una verdadera situación de riesgo y que esperen al momento en que realmente pueda ser necesario.

Protección adecuada

No opinan lo mismo, sin embargo, desde Galicia, una de las comunidades -recordemos- que ha aplicado la vacunación masiva a la población entre 18 meses y 19 años. Según Juan Jesús Gestal, "aunque los padres deben seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias y no vacunar a sus hijos a no ser que exista una situación de riesgo, no existe ningún problema si desean hacerlo, ya que la vacuna de que se dispone es un medio totalmente seguro y eficaz, aunque con las limitaciones ya vistas. En primer lugar, no es cierto que se trate de un fármaco reciente, ya que existe desde los años 60 y a partir de 1967 lleva aplicándose con éxito en los ejércitos de varios países. Si hasta ahora no estaba comercializada aquí es porque hasta ahora no habíamos tenido el problema del predominio del meningococo C. En cuanto a la revacunación -la duración de la primera vacuna dura entre dos y cinco años-, con la dosis de recuerdo se consigue la misma inmunidad que la primera vez, con lo que estaríamos protegidos de nuevo. Además, no hay que olvidar que se está trabajando en una nueva vacuna -se estima que en dos años se podrá disponer de ella- que será efectiva en niños pequeños y aumentará la duración de la inmunidad".

Mientras tanto, y entre posturas enfrentadas sobre la vacuna, ésta se pondrá a la venta en abril en las farmacias. En cualquier caso, si hay un argumento en el que coinciden todos los profesionales es en la necesidad de no alarmarse y seguir siempre la indicaciones de las autoridades sanitarias. Y una cosa hay que tener también clara: en España no existe una epidemia de meningitis.

La enfermedad

La meningitis es una inflamación de las meninges, una de las cubiertas o membranas que envuelven al sistema nervioso central. Esta inflamación puede originarse por muchas causas, pero la más frecuente es la infección producida por bacterias y, dentro de éstas, por el meningococo o Neisseria meningitidis. Existen hasta doce tipos distintos de meningococo, pero son las cepas B y C las que producen un mayor número de casos.

El meningococo vive en la garganta de una de cada diez personas, pero sólo un porcentaje muy pequeño de éstas desarrollará la enfermedad debido a una situación, permanente o temporal, de defensas bajas en el organismo. Es decir, que la bacteria pasa de persona en persona sin producir meningitis hasta que llega a alguien predispuesto para desarrollarla. No obstante, cuanto menor es la edad de la persona, mayor es el riesgo que tiene de padecer cualquier tipo de meningitis.

La única vía de contagio es que el meningococo se transmita de garganta a garganta a través de las gotas de saliva y siempre mediante un contacto personal prolongado y próximo, nunca a través de objetos. Además, la enfermedad no se produce por una o dos bacterias, sino que es necesaria la presencia masiva de los gérmenes durante un tiempo suficiente. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el meningococo circula con mayor facilidad en invierno y principio de la primavera.

Dolor de cabeza intenso que no remite con analgésicos, fiebre alta también rebelde al tratamiento, rigidez de nuca, vómitos, somnolencia, pérdida de atención y pequeñas manchas rosas o violáceas de distribución irregular son los síntomas característicos de la enfermedad, síntomas que pueden darse de forma conjunta o por separado. Aunque en algunos casos estos indicios pudieran confundirse con una gripe, lo cierto es que los padres deben acudir de inmediato al médico cuando adviertan alguno de ellos. La detección precoz es fundamental para esta enfermedad, cuyo tratamiento con antibióticos la elimina en un 90% de los casos y que en caso de no recibir atención acaba en un alto porcentaje en mortalidad.