2. Organización de las ideas en un texto.

Un japonés encuentra a una mujer que vivía dentro de su armario hace meses

Fotografía en Flickr de rachel a.k. bajo licencia CC

TOKIO.- Intrigado por la misteriosa desaparición de alimentos de su frigorífico, un japonés se llevó la sorpresa de descubrir a una mujer que vivía en un armario de su casa desde hacía meses.
El hombre, un soltero de 57 años, había decidido instalar una cámara de seguridad en su casa, en la localidad de Fukuoka (oeste), para descubrir el motivo de la desaparición de comida de su cocina.
Y llamó a la policía cuando vio en las imágenes a una mujer que se paseaba por su domicilio en su ausencia.
"Registramos la vivienda y descubrimos a la mujer instalada en un armario", explicó un portavoz de la policía de Fukuoka.
La mujer, Tatsuko Horikawa de 58 años, vivía escondida en la parte superior de un armario, lo suficientemente grande para albergar a una persona acostada, donde había instalado un colchón y varias botellas de agua.
La mujer explicó a los investigadores que no tenía dónde vivir. "Parece que vivió aquí durante un año, aunque no todo el tiempo", declaró el portavoz.

Cuando abrí el frigorífico, los alimentos amontonados aquí y allá mostraban un gran desorden, como es habitual en un soltero empedernido como yo. Pero, ¿por qué razón los fideos del ramen se habían reducido a la mitad? ¿dónde estaban las bolas de arroz?

La mañana siguiente me dirigí a un gran centro comercial, donde compré algo más de comida, para reponer mis existencias y una cámara de seguridad. Esa misma tarde la instalé, intrigado por las misteriosas desapariciones de mi cocina.

Sentado ante la pantalla de mi ordenador, con mi flamante sistema de vigilancia, me sentía como un verdadero espía. Poco a poco, el entusiasmo se fue convirtiendo en aburrimiento. Llevaba toda la tarde mirando y allí no pasaba nada.
De repente, noté cómo mis músculos se paralizaban de terror, cómo mi respiración se entrecortaba y en mi estómago me pellizcaban un millón de dudas. Mi cabeza no paraba de buscar posibles explicaciones. Mis ojos no me habían engañado. Sí, había visto una sombra atravesar el pasillo. ¿Un ladrón? ¿un fantasma? ¿un asesino?

…1…click…1…click…0…click. Las teclas de mi teléfono sonaban oxidadas. La verdad es que lo usaba muy poco. Al otro lado de la línea una voz mecánica respondía:
- Policía de Fukuoka. ¿En qué podemos ayudarle?

Horas más tarde, los agentes de policía acudieron para registrar mi casa. Cuál sería mi sorpresa cuando, al abrir un armario, descubrieron a una extraña y bella mujer dormida en un colchón y rodeada de algunas botellas de agua.

Una nueva etapa de mi vida había comenzado. Quizás la mujer de mi vida me estaba esperando más cerca de lo que creía.