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San Isidoro y San Leandro en la catedral de Sevilla. Imagen de Pepe Becerra en Wikimedia Commons. Lic. CC. |
Pensad que el flamenco será tratado en un tema posterior. Pensad también que la música andalusí, la de la edad moderna y la ópera cuentan con un subapartado propio en este mismo tema. Por eso no leeréis nada de ellos en estas líneas. Es necesario hacer esta aclaración antes de iniciar el recorrido histórico de las músicas forman parte de nuestro patrimonio musical.
La música lleva presente en nuestro planeta casi desde la aparición del hombre. Antonio Martín Moreno, en su Historia de la música andaluz, indica la existencia de restos del Paleolítico Medio en Andalucía que hacen suponer algún tipo de acompañamiento musical en ritos funerarios o religiosos. Ya en período histórico, los fenicios introducen sus tradiciones musicales en nuestra tierra, siendo esto clave para la aparición de las puellae gaditanae , unas cantantes y bailarinas de Cádiz que llegaron a gozar de gran fama en la Roma imperial. Curiosamente, estas mujeres utilizaban ya una especie de castañuelas muy parecidas a las actuales.
Más adelante, la cristianización de Imperio y la llegada de los visigodos provocaría que la música pagana fuera desapareciendo en favor de la religiosa. La escuela musical sevillana, que floreció en los siglos VI y VII, tuvo a San Leandro y San Isidoro como grandes impulsores. Gracias a la obra de San Isidoro conocemos con detalle cómo era el canto en los templos, los instrumentos de la época, o la teoría y la práctica musical. La personal interpretación de la liturgia católica que hicieron los primeros cristianos andaluces, junto a las tradiciones profanas que subsistieron a pesar de la persecución de la iglesia, supuso un caldo de cultivo para que, con la llegada de los musulmanes, pudiera generarse la música andalusí.
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Miniatura de las Cántigas de Santa María. Imagen de Retruso de Cela en Wikipedia. Lic. CC. |
Metiéndonos ya en la Reconquista, tanto Fernando III como Alfonso X fueron dos grandes amantes de la música. En sus cortes se protegió a músicos y juglares y durante sus reinados se introdujeron los estudios musicales en las universidades. La música cristiana se abre a las tradiciones judías y árabes y, como consecuencia de todo, aparece una de las grandes obras de la música española, las Cantigas de Santa María, algunas de las cuales fueron compuestas en los Alcázares de Sevilla y en las la influencia andalusí resulta evidente.
El siglo XV, por su parte, tendrá dos ámbitos de creación musical fundamentales:
- Las catedrales. Se preocupan por contar con buenos maestros, organistas y cantores. Entre los más destacados podemos citar a Pedro de Escobar o a Francisco de Peñalosa, ambos adscritos a la catedral de Sevilla.
- Los palacios. La música y la danza profana de este siglo se conoce bastante mejor que la religiosa, ya que se conservan diversas recopilaciones de la época, como son el Cancionero Musical de Palacio, en el que aparecen obras de autores tan importante como el malagueño de adopción Juan del Encina o el sevillano Juan de Triana; o el Cancionero Musical de la Biblioteca Colombina, una extensa colección de obras compuestas por autores andaluces (Juan Urrede, J. de León, Madrid, Moxica, Lagarto, etc).
En cuanto a lo teórico, quizás lo más importante es que, en 1410, Juan Ferrand escribiría en Sevilla las Reglas de Canto Plano o de Contrapunto de Canto de Órgano, considerado el primer tratado de teoría musical en castellano. Tampoco podemos olvidar la contribución a la musicología del ubetense Bartolomé Ramos de Pareja, uno de los grandes teóricos del Renacimiento, así como la publicación en Sevilla de Lux Bella (1492), obra de Domingo Marcos Durán que está considerada como el primer libro impreso sobre música.
En este podéis escuchar una muestra de la música religiosa de Francisco de Peñalosa. Vídeo de sh4m69 extraído de Youtube |
Ay qué triste vengo. Pieza Juan del Encina presentes en el Cancionero de Palacio. Vídeo de Emilio Villalba alojado en Youtube |
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Monumento a Eduardo Ocón en Málaga. Imagen de Miwipwdia en Wikipedia. Lic. GNU. |
Si nos saltamos toda la edad moderna llegamos ya al siglo XIX, en el que surgirá el romanticismo musical, una corriente que apuesta por la revalorización del folclore nacional. Será este un siglo, por tanto, en el que se producirán un gran número de zarzuelas. Entre los creadores más importantes podemos encontrarnos a Ventura Sánchez de Madrid en Cádiz, a Eduardo Lucena y Cipriano Martínez Rücker en Córdoba, a la familia Guervós en Granada, a Pedro García Morales en Huelva, a José María Ventura en la provincia de Jaén, o a Luis Leandro Mariani en Sevilla . Sin embargo, la figura de la época que más destaque es la del malagueño Eduardo Ocón y Rivas, un autor de enorme influencia que, con algunas obras suyas como Cantos Españoles, haría de precursor para el nacionalismo que habría de llegar en el siglo XX. En cuanto a intérpretes, por citar algunos, nombraremos a la pianista gaditana Dolores Espadero, y, sobre todo, el guitarrista almeriense Julián Arcas, iniciador de una brillante escuela que devolverá a la guitarra a su antiguo esplendor.
En el siglo XX el romanticismo derivará hacia el nacionalismo musical. No obstante, España, saturada de ópera italiana durante todo el siglo XIX, tardaría en sucumbir a este nacionalismo algo más que el resto de países europeos. Se busca la esencia de lo español y esa esencia se encuentra en Andalucía. El movimiento generaría cuatro compositores de talla internacional: los catalanes Enrique Granados e Isaac Albéniz y los andaluces Joaquín Turina y Manuel de Falla.
- El sevillano Turina fue el más fiel a la cadencia andaluza de estos cuatro. Su dedicación principal fue el piano, aunque también compuso obras escénicas, música cinematográfica, y obras para orquesta. Entre sus creaciones más importantes estarían Danzas Fantásticas o La Procesión del Rocío.
- Manuel de Falla. Quizás sea el músico nacional más importante del siglo XX, llegando a poner a la música española a la cabeza de Europa con una música enraizada (busca mucho en el flamenco) pero a la vez universal. Las obras suyas del tipo andalucista que más se conocen son El Amor Brujo y El sombrero de tres picos.
No adscritos al nacionalismo y dentro de la música culta, otras figuras importantísimas de este siglo son el guitarrista Andrés Segovia, quien hará que la guitarra deje ser un instrumento únicamente presente en la música popular, el compositor Manuel Castillo o el musicólogo Antonio Martín Moreno.
Fragmento de la película El amor brujo, basada en la obra de Manuel de Falla. Vídeo de AlmirCCR alojado en Youtube |
Andrés Segovia interpretando una pieza de Albéniz. Vídeo de Veojam alojado en Youtube |