1.1. Redes y regímenes fluviales
Los ríos no solo se componen del cauce principal, que es el que habitualmente resulta más conocido, sino que poseen también un conjunto de afluentes y de otros cursos de agua que los alimentan. Al conjunto de todos estos elementos se le conoce como red fluvial.
Por otra parte, los ríos no siempre muestran un caudal constante, más bien al contrario, lo habitual suele ser que tengan fuertes oscilaciones a lo largo del año. De ahí que en ocasiones experimenten crecidas, lo que sucede cuando llueve mucho (o bien cuando se produce una fuerte fusión de las nieves procedente de las altas montañas), y a veces estiajes, es decir, descensos del caudal a consecuencia de la escasez de precipitaciones, y también debido a la evaporación de las aguas cuando en los meses de verano se alcanzan temperaturas muy elevadas.
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Los ríos de la vertiente Cantábrica suelen tener regímenes de tipo nivo pluvial, como el Nervión, cuyo impresionante salto en su cabecera se muestra en esta imagen.
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En función de sus características existen diferentes tipos de regímenes fluviales. En España los más habituales son:
- El Nival, que se nutre del agua procedente de la fusión de las nieves en las altas montañas.
- El Nivo pluvial, cuando predomina el aporte del agua procedente de las nieves al recibido por las precipitaciones en forma de lluvia.
- El Pluvio nival, cuando el aporte hídrico se basa tanto en la fusión de las nieves como en el agua de lluvia, pero predominan estas últimas sobre las primeras.
- El Pluvial, que es el más habitual en los cursos medios y bajos. Puede tener distintas variantes como el Atlántico, Mediterráneo o Sub tropical.
* En el caso del régimen Pluvial Atlántico, el nivel de las aguas se mantiene bastante constante a lo largo del año, ya que las lluvias son continuas, y en verano no cesan de caer, aunque disminuya su cantidad.
* En el régimen Pluvial Mediterráneo, las oscilaciones son sin embargo mucho más fuertes, ya que se alternan dos épocas de lluvias, en primavera y otoño, con una época seca veraniega, en la que se acusa un tremendo estiaje.
* En el régimen Pluvial Sub Tropical, típico de los cauces esporádicos de las islas Canarias, e incluso de algunos ríos del sudeste de la península, la subida de las aguas obedece a los chubascos de carácter torrencial que en ocasiones azotan a estas zonas, permaneciendo prácticamente secos los cauces el resto del año.
El régimen de un río se representa mediante una figura que se denomina hidrograma. Aquí tienes algunos ejemplos de ellos:
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Régimen nival. |
Regímenes o módulos fluviales en el pantano de Foix y en el río Guadiaro en Colmenar. |

Actividad
Una red hídrica es la forma en la que se dispone el cauce principal de un río junto a todos los afluentes y los cursos de agua que lo configuran. Régimen fluvial es la fluctuación estacional que experimenta el caudal de un río a lo largo de un año. En función de la forma en la que recibe las aportaciones, se puede hablar de régimen nival, nivo pluvial, pluvio nival o pluvial, que es el más frecuente en los cursos medios y bajos. Este último se subdivide en Atlántico, Mediterráneo, Sub tropical.

Objetivos
Inundaciones y riadas.
Los ríos españoles, tanto los cursos peninsulares como los insulares, a pesar en estos últimos de su escaso recorrido, son propicios en ocasiones a experimentar fuertes crecidas en su caudal. Esto se debe a la irregularidad de las precipitaciones, fundamentalmente en el área Mediterránea, pero también incluso en la Atlántica y Cantábrica.
Los fuertes aguaceros puntuales, provocados en muchos casos por la denominada gota fría, son los causantes de este hecho. Las consecuencias suelen ser a veces desastrosas. El nivel del agua experimenta en el curso de muy pocas horas una espectacular subida, lo que hace que los cauces sean incapaces de evacuar el agua con la rapidez necesaria provocando que, de esa forma, esta se salga del cauce del río e inunde las zonas bajas más próximas al mismo.
Raro es el año en el que esto no sucede en varios puntos de España. Con el paso del tiempo, la política hidráulica destinada a regularizar los ríos (embalses, muros de contención, etc.), ha tratado de evitar este problema. Pero la impredecibilidad del clima y la irregularidad de sus precipitaciones, hace que esta cuestión todavía siga azotando a numerosas zonas de España, causando periódicamente grandes daños económicos e incluso humanos.
Para comprobar la fuerza de las aguas de un río cuando crece, puedes observar las siguientes imágenes captadas durante la crecida del Río Seco en Castellón, en el mes de Septiembre de 2009.
Crecida del Río Seco en Castellón durante Septiembre de 2009. Autor: Atd2001. You Tube. |

Pre-conocimiento
Las aguas termales.
Existen determinados lugares en los que las aguas subterráneas son abundantes. Pero sin embargo, no existen demasiados puntos en los que estas aguas afloren a la superficie, ya que para que eso suceda, han de encontrarse a elevadas temperaturas, para que de esta manera, provoquen su ascenso en forma de vapor. También es necesario que exista una falla o grieta bajo la superficie del suelo para que permita salir a las aguas al exterior.
Cuando esto sucede, se las denomina aguas termales, debido a la elevada temperatura que pueden alcanzar cuando afloran a la superficie. Es frecuente que, para aprovechar sus propiedades terapéuticas basadas en el calor y en su composición química, suelan existir en estos lugares balnearios que explotan este excelente fenómeno de la naturaleza.
En España encontramos algunos ejemplos como las Burgas en Orense, Caldas de Montbui (Barcelona), Caldas de Reis (Pontevedra), Alange (Badajoz) o Alhama de Granada, por poner solo algunos.
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Aguas termales del manantial de las Burgas en Orense. |

AV - Reflexión
En una conocida estrofa de una poesía clásica, el poeta reflejaba de esta forma su tristeza al observar un pequeño arroyuelo cuyas aguas pasaban por uno de los arcos (u "ojos") de un gran puente construido hacía muchos siglos:
¡Cuántos ojos, para una sola lágrima¡
Comenta esta breve frase, relacionándola con las variaciones del caudal de los regímenes fluviales de los ríos peninsulares, así como su relación en cuanto a el tamaño de los puentes antiguos, en general de época romana, como forma de prevenir las grandes riadas.
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La irregularidad de los ríos peninsulares se refleja con claridad en la estrofa ¡cuántos ojos para una sola lágrima¡
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