1.3. El dominio del clima Mediterráneo.
Un territorio bajo el dominio del clima Mediterráneo.
La mayor parte del territorio andaluz posee las características propias del clima Mediterráneo, si bien es cierto que es posible distinguir en el mismo diferentes zonas con modalidades específicas.
La zona del valle del Guadalquivir y la mayor parte del litoral son, sin embargo, zonas típicamente Mediterráneas. La suavidad de los inviernos, el elevado calor veraniego, las precipitaciones desigualmente repartidas en las estaciones equinocciales y sobre todo, la acusada sequía estival, individualizan nítidamente a este tipo de clima templado.
Por tanto, en este clima existen también unas especies que son propias del mismo. La encina y el alcornoque son sus árboles más representativos. La garriga y el maquis las formaciones herbáceas típicas. Los pinares en las zonas costeras y arenosas representan una alternativa al género quercus de los dos anteriores. El acebuche, modificado desde hace siglos para ser convertido en olivo, es otra especie muy conocida, aunque sea más frecuente encontrarla para su producción aceitera, en los espacios verdes que todavía perduran en la Comunidad andaluza.
Los ríos suelen ser cortos (salvo el Guadalquivir, el "Río grande" de los árabes) e irregulares. En verano sufren un gran estiaje, mientras que ocasionalmente pueden experimentar crecidas impresionantes que inundan temporalmente a las zonas ribereñas.
Los Pinares del Coto de Doñana en Huelva son un buen ejemplo de la vegetación Mediterránea en zonas litorales y arenosas. Imagen de Ángel Luis Vera Aranda. |

Objetivos
La variante semiárida del Sureste.
El extremo más oriental del litoral andaluz tiene una característica climática mucho más acusada que la del resto del territorio de la Comunidad, y es su acentuada sequía. En la costa del levante almeriense y también en la parte más oriental del litoral granadino, las lluvias son muy escasas.
Este hecho está relacionado con la influencia que ejerce sobre estas zonas la proximidad de la gran masa desértica que es el Sahara. Durante buena parte del año, las altas presiones anticiclónicas impiden que penetren las borrascas hasta esa área, y debido a esto, hay puntos en los que la precipitación es mínima.
Así, en la parte conocida como el Cabo de Gata, o el denominado Desierto de Tabernas, la precipitación anual ni siquiera supera unos escasos 200 milímetros a lo largo del año. No llega a ser un verdadero desierto, si nos atenemos a la definición técnica del término (aquel lugar en el que llueve menos de cien litros al año), pero comparándolo con las lluvias que caen en el resto de Andalucía y de la Península, tampoco es ninguna exageración llamarlo así.
Por tanto, su vegetación ha de adaptarse a las duras condiciones de la aridez, y por ese motivo se le denomina xerófila. Los ríos, que casi no llegan a ser tales, se convierten en secas ramblas durante la mayor parte del año, para experimentar en momentos puntuales unas crecidas, que en ocasiones, traen consigo terribles inundaciones.
Interesante reportaje sobre el Cabo de Gata en Almería. Publicado por zaca83 en You Tube. |

Pre-conocimiento
La continentalidad de Sierra Morena y el frío de Sierra Nevada.
Aunque el clima Mediterráneo suele caracterizarse por su suavidad invernal, hay zonas del interior donde esto no es así. La lejanía al mar provoca que ese efecto suavizante desaparezca, y si además se une a él la altitud de determinadas partes del territorio, nos encontramos con unas temperaturas bastante más bajas de lo habitual, sobre todo en los meses invernales.
Sierra Morena es la región andaluza que se halla más alejada del mar. Por ello, es ahí donde su influencia queda más mitigada y, en consecuencia, donde las temperaturas se hacen más extremas. Si a eso se añade los casi mil metros de altitud de algunos sectores y una latitud un poco más septentrional, comprenderemos el por qué se trata de una zona un tanto más fría que el resto del territorio andaluz.
El caso más extremo es el de Sierra Nevada. Aquí no es ni la lejanía al mar, ni la latitud, es la altitud. Los casi tres kilómetros y medio que separan el nivel del mar de sus cumbres más altas, conllevan un descenso térmico que en ocasiones puede ser de hasta veinte grados en relación a las zonas que la rodean. En este caso es posible hablar de clima frío de alta montaña, aunque en verano ese frío sea bastante relativo.
Vídeo sobre Sierra Nevada y sus condiciones climáticas.
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AV - Actividad de Espacios en Blanco
